Hoy os acercamos al acta de toma de posesión de la villa de Albacete por parte el doctor Garcés en nombre de la emperatriz Isabel (1) . Esta tuvo lugar el día 7 de junio de 1526, cuando Isabel todavía se encontraba en Granada disfrutando de su luna de miel junto al emperador.
Introducción
La Feria de Albacete como todas las de Europa occidental surge en la Edad Media y está ligada al origen de la ciudad. El primer lugar donde se celebró la feria fue la calle de su nombre. Por distintas circunstancias el acontecimiento no se consolidó hasta que, a partir del año 1672, y como consecuencia de la instalación de los franciscanos descalzos en el paraje de Los Llanos (situado a unos 7 km. de distancia) la feria resurgió al calor de los peregrinos que acudían a la ermita, principalmente, el día 8 de septiembre.
Son días en los que un irremediable deseo de celebración, pautado por el ritmo del reloj, es capaz de contenerse por unos instantes, los últimos. Como el árbol caduco del tiempo que pierde sus postreras hojas. Este sentimiento de finitud actúa como punto de conexión con el patrimonio inmaterial del sentido celebrativo, que desde tiempos inmemoriales nos concita el 31 de diciembre. ¿Cuál es la imagen que ha llegado a nosotros de aquellos bailes y reuniones de Fin de Año? ¿Qué pervive de estas lúdicas tradiciones en nuestro presente?
Rescatando y exhibiendo el saber transmitido por los libros de medicina
“Al aunar investigación e imaginación, a veces consigo introducirme mentalmente en las cabezas de los que fabricaron el libro” (Geraldine Brooks, Los guardianes del libro, p. 20).
El Archivo Histórico Provincial conserva unos pliegos de cromos con 72 imágenes de pequeño tamaño (3,5x 4.5 mm) sobre la Feria. La autoría corresponde a los fotógrafos Belda, pero la impresión por medio del huecograbado corrió por cuenta de la prestigiosa casa Fournier-Vitoria, conocida por su especialidad en la fabricación de naipes. Este pliego es la colección más completa que se conserva, es, por tanto, un documento único.
Este artículo presenta una historia razonada de la evolución de los derechos de la mujer, vista desde su exclusión de ámbitos de la vida tan importantes como trabajar, recibir educación, intervenir en negocios jurídicos o elegir su destino. Aspectos que hoy en día asumimos como naturales tienen tras de una larga lucha de aceptación. Tanta, que aún perduran estereotipos. Por eso, aprovechando la documentación del Archivo Histórico hemos preaprado este artículo que abarca desde el siglo XVI (porque es cuando la documentación del archivo comienza a ser abundante) hasta el siglo XIX.
Cada 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, recorre las calles de El Ballestero (Albacete), un singular personaje: «El Blanco» con su característica vestimenta blanca, alforjas y campañilla. Su misión es recolectar dinero -también alimentos en épocas pasadas- con el fin de celebrar misas para sufragio de las ánimas benditas del Purgatorio. El Blanco o Ánima Muda responde a una promesa, quien la cumple debe observar el más estricto anonimato. Nadie lo puede reconocer, ni siquiera si es hombre o mujer.
La Feria de Albacete como todas las de Europa occidental surge en la Edad Media. La primera noticia documental data del 21 de marzo de 1325. Se trata de una carta en la que se daba cuenta del traslado de la feria de Albacete a Chinchilla mientras que aquella se repoblase.
La ciudad, como las personas que la habitan, se transforma continuamente, por eso retrotraernos al pasado y trazar una cronología de ubicaciones es difícil. Es difícil saber cuándo se formó una plaza -salvo que obedezca a un proyecto- y qué nombre le dieron los habitantes antes de que se colocaran los rótulos de las calles y existiera el nomenclátor. Su regulación comenzó en Albacete a finales del siglo XIX.
Los Archivos Históricos Provinciales se crearon en noviembre de 1931, a los pocos meses de proclamada la II República, aunque es verdad que ya desde varias décadas atrás había habido intentos de crear estos centros que recogiesen la documentación histórica, de la misma manera que se habían ido creando los museos o las bibliotecas provinciales. Por un lado, urgía ocuparse de la documentación procedente de las instituciones eclesiásticas desamortizadas, que debía depositarse en el Archivo Histórico Nacional pero que, por diversas razones, no siempre se enviaba a ese destino.
Este artículo pretende difundir y resaltar el valor patrimonial de una serie de documentos y planos originales, que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real, relacionados con el Catastro del Marqués de la Ensenada realizado en España a mediados del siglo XVIII, cuando todavía no existía la actual división provincial. Por aquel entonces, lo que hoy conocemos como Ciudad Real formaba parte de la provincia de La Mancha. Esta documentación muestra la representación gráfica de varias localidades y paisajes de la antigua demarcación administrativa.
Como no podía ser de otra manera, la enseñanza femenina parte y evoluciona supeditada a la masculina. En su origen fueron los municipios los encargados de la educación como una competencia más bajo su control y compartida en muchas ocasiones con la Iglesia y con maestros privados. Como cualquier gasto contraído por el ayuntamiento era necesaria la licencia real que lo autorizara, por ello las primeras noticias sobre los docentes aparecen en los libros de actas y de cuentas.