El municipio de Fuencaliente, enclavado en el corazón de Sierra Madrona y rodeado de un paisaje de excepcional valor natural, es mucho más que un rincón atractivo de la provincia de Ciudad Real, pues sus montañas guardan un legado único y excepcional: las primeras pinturas rupestres prehistóricas documentadas en España – Peña Escrita y La Batanera-. Desde el momento de su descubrimiento en 1783 hasta la actualidad, este patrimonio ha fascinado a investigadores y visitantes, convirtiendo a esta localidad en un referente internacional para el estudio del arte prehistórico.

Cada 9 de octubre, con motivo del Día Europeo del Arte Rupestre, se recuerda el valor de estas manifestaciones culturales, una de las más singulares del continente, consideradas Bien de Interés Cultural (BIC) por la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985. En este contexto, Fuencaliente se erige como un enclave privilegiado, pues desde el descubrimiento de Peña Escrita y La Batanera esta localidad del suroeste manchego no ha dejado de revelar nuevos tesoros gráficos que testimonian la vida, las creencias y la complejidad social de las comunidades que habitaron Sierra Madrona durante el Calcolítico y la Edad del Bronce.
Breve historia de la investigación
El hallazgo de las pinturas de Peña Escrita y La Batanera en 1783 por el párroco de Montoro, Francisco José López de Cárdenas, marcó un hito en la historia de la investigación arqueológica española. Inicialmente atribuidas a fenicios y egipcios, no fue hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando investigadores como Manuel de Góngora y Henri Breuil reconocieron su auténtica antigüedad y relevancia.
Henri Breuil, acompañado de Juan Cabré, realizó entre 1911 y 1933 una de las primeras catalogaciones sistemáticas, dando a conocer internacionalmente los yacimientos de Fuencaliente. A lo largo de los siglos XX y XXI, estudiosos como Alfonso Caballero, Macarena Fernández, Francisco Javier López y David Oliver han ido ampliado el corpus de yacimientos con nuevos descubrimientos, por lo que en la actualidad se contabilizan 21 estaciones rupestres en el municipio, 6 de ellas- protegidas y visitables, otras de difícil acceso y varias en proceso de estudio.

Características del arte rupestre de Fuencaliente
Las pinturas de Fuencaliente se engloban dentro del “arte esquemático”, el más moderno de los estilos de arte prehistórico, cuya característica principal es el uso de trazos simplificados y simbólicos que no pretenden copiar la realidad.
Se localizan en abrigos, covachas, paredes verticales y peñones aislados de roca cuarcítica. Son pinturas monocromas de tonos rojos y ocres aplicadas en tintas planas, que representan figuras humanas aisladas o en grupo de dos y ocasionalmente formando escenas colectivas. También aparecen animales -ciervos, cabras, aves, serpientes…- y motivos geométricos -círculos, puntos, barras, triángulos, rectángulos- algunos de los cuales han sido interpretados como ídolos.
Estos yacimientos no eran lugares de hábitat, hecho que pudo constarse a principios del s. XX con la realización de sondeos arqueológicos en 6 de los yacimientos de titularidad pública, como paso previo a su protección y puesta en valor por parte de la Mancomunidad del Valle de Alcudia y Sierra Madrona (Peña Escrita, La Batanera, Cueva de las Sierpes, El Escorialejo, Morrón del Pino y La Serrezuela).
Las gentes que realizaron las pinturas vivían en poblados próximos, generalmente situados en cotas más altas de la sierra. Pertenecían al horizonte cultural del Calcolítico-Edad del Bronce; eran sociedades que conocedoras del metal, vivían de la agricultura y la ganadería, pero todavía practicaban la caza y estaban abiertas a intercambios comerciales, así como a los contactos con pueblos interesados en los metales de Sierra Morena (cobre, plomo y plata).

El significado de estas manifestaciones artísticas sigue siendo objeto de debate. Existen diversas teorías, entre las que destacan la consideración como lugares sagrados donde se llevarían a cabo rituales religiosos, narraciones gráficas y simbólicas de la vida cotidiana, marcadores territoriales e incluso un sistema de protoescritura que utilizaba símbolos ideográficos. Si bien es cierto que su verdadero significado está aún por descifrar, la mayoría de investigadores coinciden en su dimensión simbólico-religiosa, vinculada a prácticas rituales en lugares de paso y de recursos naturales abundantes.
Yacimientos de Fuencaliente
El inventario de estaciones con arte rupestre en el término municipal de Fuencaliente pone de manifiesto la riqueza y diversidad de estas manifestaciones artísticas en el área de Sierra Madrona. Si bien es cierto que los yacimientos tienen unas características comunes y utilizan un “lenguaje” similar, todos ellos son diferentes entre sí, ya sea por su localización o por el número y tipo de representaciones que utilizan.
A continuación, procederemos a una breve descripción de cada uno de los yacimientos, organizada por orden alfabético:
Cortijo de los Arnulfos
Descubierto en 2006 por David Oliver y Marta Chordá mientras se realizaba la “carta arqueológica”. Se trata de un afloramiento cuarcítico de 6 m de alto. Sus pinturas, muy deterioradas, se distribuyen en pequeños paneles. Actualmente en encuentra en fase de estudio.
Criadero de los Lobos
Mencionado por Henri Breuil en 1933, ha sido redescubierto recientemente. Se sitúa a la entrada de una covacha junto al arroyo de La Chorrerilla, cerca de la aldea de Ventillas. Consta de cinco barras verticales.

Cueva de las Sierpes
Cavidad de 12 m de profundidad localizada junto al arroyo de las Sierpes. Fue descubierta por Henri Breuil, quien documentó 35 figuras de las que apenas se aprecian 6, pues el resto se hallan bajo una capa negra que cubre la pared. Varias figuras fueron sustraídas por el propio investigador francés, hallándose actualmente en un museo de Francia.

El Escorialejo
Abrigo con una pequeña covacha, que alberga 61 motivos, entre los que predominan los bitriangulares. muchos de los cuales son poco visibles en la actualidad. En el año 2000 fue protegido por una reja, lo que motivó la realización de una excavación arqueológica de urgencia, siendo el único caso en el que se documentó material arqueológico.

El Madroñalejo
Pequeño abrigo situado junto a un arroyo en la ladera sur de La Serrezuela. Fue descubierto en los años ochenta por Arnulfo Muñoz, Julián Barreda y Macarena Fernández. Consta de una única figura, identificada como un antropomorfo.

El Melitón
Localizado junto al río Valmayor, en el paraje de “Las Calderas” en el límite con la provincia de Jaén. Conserva 14 motivos constituidos por puntos, líneas, un ciervo y otros de difícil interpretación.
El Piruetanal
Publicado por Henri Breuil en 1933, que documentó 7 figuras formando una escena de danza, su ubicación exacta era desconocida hasta que en el año 1998 fue redescubierto por David Oliver. Las pinturas se localizan sobre una gran pared vertical situada a los pies del cerro del mismo nombre. En la actualidad sólo se ha podido documentar un antropomorfo.

La Batanera
Fue descubierta en 1783 por el Cura de Montoro, Francisco José López de Cárdenas. Situada en la margen izquierda del río Cereceda, a escasos metros de la “Chorrera de Los Batanes”, está compuesta por 3 paneles separados por varios metros de distancia. Entre las figuras cabe destacar antropomorfos, serpentiformes, geométricos, varios círculos concéntricos, así como la representación de un ave.
Este yacimiento fue declarado Monumento Arquitectónico-Artístico en 1924 y a partir de 1985 con la Ley de Patrimonio Histórico se considera Bien de Interés Cultural.

La Golondrina
Se trata de un peñón aislado situado en el “Rincón de la Golondrina”, en la finca de Valmayor. Presenta un conjunto de motivos antropomorfos, barras, soleiforme y tectiformes bastante bien conservados, entre los que destaca la figura central de un “brujo”.

La Serrezuela
Abrigo con amplia visibilidad situado en la vertiente norte de la sierra homónima, a 1050 m de altitud. Fue documentado por primera vez por Henri Breuil, quien describió dos paneles con un total de 17 figuras. En el año 2000 José Ramón Muñoz descubrió un pequeño abrigo situado a unos 20 metros al este del anterior. Los motivos predominantes son figuras antropomorfas, posiblemente femeninas, de tipo halteriforme (formadas por dos círculos unidos por una barra vertical) en lo que parecen representar escenas de danza.

Los Gavilanes
Está situado en el extremo final de la sierra de Hornilleros, sobre un enorme murallón cuarcítico a 1000 m de altitud. Fue publicado en 1933 por Henri Breuil, que documentó 19 motivos, de los que sólo se conservan 15. Sus figuras, de gran tamaño y de coloración más clara que en el resto de abrigos, destacan por su singularidad. Entre ellas sobresale una figura bitriangular conocida como “La hechicera”.

Morrón del Pino
Abrigo inclinado situado en la Sierra de Quintana, en el valle de Navalmanzano, a 1200 m de altitud. Presenta 18 motivos agrupados en 2 paneles con motivos antropomorfos, zoomorfos, geométricos… entre los que destacan por su originalidad, un gran círculo incompleto y lo que parece una persona en el interior de una estructura.

Peña Escrita
Es, sin duda, uno de los yacimientos más importantes a nivel europeo debido a que fueron las primeras pinturas descubiertas (año 1783), tienen un excelente estado de conservación y cuentan con una gran concentración y variedad motivos.
Se localiza a 920 m de altitud, en la ladera sur de la Sierra de Hornilleros, sobre un murallón cuarcítico de paredes quebradas. Consta de 104 figuras distribuidas en 8 paneles, entre las que destacan las representaciones humanas -generalmente agrupadas por parejas hombre-mujer-, motivos zoomorfos, soleiformes y ramiformes, entre los que destaca el conocido como “panel de las parideras” (panel 1).
En 1924 fue declarado Monumento Arquitectónico-Artístico, pasando a ser considerado Bien de Interés Cultural en la Ley de Patrimonio Histórico de 1985. Este yacimiento está integrado en La Red de Caminos de Arte Prehistórico Europeo y en el programa Art Point.


Peñón del arroyo de la Huerta (Navalmanzano)
Es el yacimiento más recientemente conocido. Fue descubierto en 2024 por Miguel Ángel Fernández y comunicado por José Ramón Muñoz. Se trata de un peñón aislado, que conserva 5 motivos, entre los que destaca un antropomorfo. Actualmente está en fase de estudio.

Peñón del Escorialejo II
Descubierto por Gabriel Peralta en el año 2022 mientras se efectuaban labores de limpieza y desbroce en la zona. Las pinturas se sitúan en la parte inferior de un peñón aislado. Tiene 6 figuras, entre ellas un ciervo y un antropomorfo.
Peñón del Escorialejo III
También descubierto por Gabriel Peralta en el año 2022, mientras se realizaban las mismas labores de limpieza y desbroce. Presenta un panel con 3 figuras apenas perceptibles.
Peñón de la Higuera I
Identificado en 2006 durante la realización de la carta arqueológica municipal por David Oliver y Marta Chordá, se trata de una oquedad con motivos serpentiformes de trazos finos de color rojo-anaranjado.
Peñón de la Higuera I I
Al igual que el anterior, fue descubierto en 2006 por David Oliver y Marta Chordá durante la realización de la carta arqueológica. Consta de un panel situado en una oquedad de escasa profundidad con motivos serpentiformes de trazo fino y color rojo-anaranjado.
Peñón del Tesorillo
También identificado durante la realización de la carta arqueológica municipal consta de dos motivos de color rojo.
Solana del Navajo
Se encuentra situada en una finca privada, en la vertiente sur del cerro de Cervigón, en el límite entre los términos municipales de Fuencaliente, Cabezarrubias del Puerto e Hinojosa de Calatrava.
Las pinturas se sitúan sobre una gran pared vertical en la que aparecen 25 figuras, casi todas ellas ramiformes, destacando del conjunto una figura realizada a base de puntos.
Solana de Peña Escrita
Descubierta en 2022 por Fernando Santos de Gregorio mientras hacía senderismo en la zona, esta estación aún en fase de estudio, se localiza entre los abrigos de Peña Escrita y El Escorialejo. Destacan los motivos bitriangulares con brazos en alto, en actitud de danza.

Puesta en valor y divulgación
El Ayuntamiento de Fuencaliente ha asumido el reto de conservar y difundir este importante legado histórico-artístico. En los últimos años se ha creado un Centro de Interpretación del Arte Rupestre (CIARF) y una página web donde se recoge información sobre las pinturas (www.ciarf.es); además, se han colocado esculturas inspiradas en el arte rupestre en distintos puntos de la localidad y, coincidiendo con el Día Europeo del Arte Rupestre (9 de octubre), desde hace tres años se celebran unas Jornadas de Arte Rupestre, que reúnen a investigadores, vecinos y entidades turísticas, y se ha creado una Asociación de Amigos/as del Arte Rupestre de Fuencaliente.
A nivel europeo, Peña Escrita y La Batanera forman parte de la red Art Point, que en breve ofrecerá información libre y accesible en los propios yacimientos.


Consideraciones finales
Fuencaliente no solo fue el lugar donde se descubrieron las primeras pinturas rupestres, sino que casi doscientos cincuenta años más tarde esta parte de Sierra Morena continúa siendo un escenario de sucesivos descubrimientos, un territorio vivo para la investigación arqueológica, que aún guarda grandes secretos. Su arte esquemático forma parte de nuestra herencia cultural y nos remite a sociedades pasadas que, entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, habitaron este territorio, lo humanizaron y, en cierto modo sacralizaron, dejando en la roca el testimonio de sus ritos, creencias y modos de vida.
La conservación de este importante legado depende, en gran medida, de la implicación de instituciones públicas y privadas, así como de los propios ciudadanos a título individual, pues las pinturas rupestres forman parte de nuestro patrimonio y son una seña de nuestra identidad. Preservarlas es también rendir culto y proteger la memoria de nuestros antepasados.
Bibliografía
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Autores:
Macarena Fernández Rodríguez. Doctora en Prehistoria y Etnología
F. Javier López Fernández. Licenciado en Arqueología