Desde mediados del siglo XIX, y una vez que eran nombradas para su puesto mediante el título correspondiente, las maestras de niñas afrontaron diversas dificultades en su trabajo. Por un lado, el cobro de sueldos, siempre tardío; por otro, el hecho de que muchos edificios destinados a escuelas no reunieron las condiciones apropiadas para su desempeño educativo, y, en otros casos, se demoraba la puesta en funcionamiento de las escuelas, eran circunstacias comunes a los maestros de niños, pero en este artículo nos centramos en las maestras de niñas con motivo del día de la celebración de la mujer.
En estas líneas planteamos los inconvenientes a los que debieron enfrentarse las maestras de niñas desde mitad del siglo XIX, apoyándonos en la documentación conservada en el Archivo Histórico Provincial de Cuenca.
A través de esta aportación pretendemos profundizar en la dura realidad educativa de nuestros pueblos y ciudades durante más de siglo y medio.
En primer lugar, veamos cómo era el nombramiento de maestras.
Para el ejercicio de la profesión necesitaban su acreditación mediante el título correspondiente. A través de este caso, vemos cómo era el trámite de recepción del título:
El 21 de septiembre de 1848 se envió desde la Dirección General de Instrucción Pública (Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras públicas) el Título de maestra de niñas a favor de María Dolores Martínez.
En el recibo de título, la maestra escribió esto:
‘He recibido del Señor Secretario del Gobierno político de esta Provincia un título de Maestra de Niñas, espedido a mi favor por el Ministerio de Comercio, Ynstrucción y Obras públicas, con fecha de 15 de septiembre último y una colección de Reales Órdenes sobre la materia…’.
En estos documentos podemos comprobar cómo era el procedimiento de envío de Títulos de maestras y maestros. Desde Madrid se enviaban a los Jefes Políticos (Gobernadores civiles) para su entrega, en este caso, a las interesadas.
Algo muy importante es que, además, se les proporcionaba una colección legislativa sobre Instrucción pública, con el fin de que estuviesen informados de todo lo concerniente a su trabajo. Debían firmar el recibí de dicho título, que se adjuntaba al expediente de nombramiento.
Una vez resuelto el trámite administrativo llegaba el momento de optar al puesto de trabajo. Para conocer este aspecto contamos con el testimonio de Clementa Herreros, natural de Castillo de Garcimuñoz, quien, el 2 de abril de 1848, solicitó que se la nombrase maestra de escuela de niñas de este modo:
‘Que noticiosa de hallarse vacante el magisterio de instrucción primaria de la misma, según el anuncio hecho en el Boletín Oficial de la Provincia, y combiniéndole a sus intereses el egercer dicho profesorado, ha determinado acudir a vuestras señorías para obtener el correspondiente nombramiento puesto que se halla adornada de las cualidades apetecidas para su desempeño, como consta de la certificación de buena conducta, y del título de que se halla autorizada, que acompañan.
Para que tenga efecto hace la presente solicitud y suplica a vuestras señorías se sirvan tenerla en consideración y darle el curso que marca la Real Orden de 28 de febrero de 1846, para que se la que espone merece la elección del mencionado magisterio, se digne, también, aprovarle el Señor Jefe Político de la Provincia…’.
Es muy interesante saber cómo se dotaban y cubrían las plazas de maestros y maestras en las escuelas, según consta en este caso, y con este documento acreditamos el procedimiento de elección en casi todos los lugares.
Así, y tras publicarse el anuncio de la plaza vacante de la escuela del pueblo, la maestra, que es vecina de dicho lugar, se dirige al Ayuntamiento para ser nombrada, puesto que ella considera que cumple los requisitos necesarios. Todo ello teniendo en cuenta que ser natural o vecino del lugar era muy ventajoso para quien aspiraba a ser maestro o maestra.
Ellas desempeñaban su tarea educativa, pero fueron muchas las dificultades económicas que tuvieron que soportar durante todo el siglo XIX y gran parte del XX: la tardanza en el pago de sus sueldos, que fue una constante, además de los problemas en conseguir locales dignos para sus escuelas, que no perturbasen la continuada labor que debían realizar.
Los problemas económicos de maestras y maestros están documentados en casos como el de la maestra María Ortiz, que ejerció en San Clemente, y reclamó el pago de su sueldo por 8 meses en los que ejerció interinamente la enseñanza de niñas, habiendo sido nombrada el 21 de octubre de 1847 por la Junta Superior de Instrucción Primaria de aquel ayuntamiento:
‘Cuyo magisterio ha desempeñado, según previene el Reglamento, sin que se le haya pagado la asignación competente a la que se juzga muy acreedora…’.
Edificios para las escuelas de niñas
Los ayuntamientos tenían la obligación de proporcionar un espacio para las escuelas, algo que no siempre se hacía, y que cuando se designaba un edificio no siempre era el más adecuado.
Se conservan muchos ejemplos de uso de locales impropios e indecorosos para la educación, tanto de niños como de niñas.
En este caso, la maestra de Buenache de Alarcón expone la grave situación de la ubicación de la escuela de niñas en una ruidosa posada.
Se deduce del texto que sí se ocuparon de instalar mejor la escuela de niños, en el edificio del Pósito, que era un lugar más tranquilo y lo suficientemente amplio, mientras que la escuela de niñas se ubicó en una posada en las afueras, muy concurrida y, por tanto, ruidosa, además de que las niñas podían presenciar situaciones bastante inconvenientes para su edad.
La maestra de niñas quería un lugar sosegado para educar a sus alumnas. Ella plantea el problema que sufren y la solución que considera mejor, de este modo:
‘Que la escuela se halla situada en una posada de las más concurridas de la población, por hallarse a sus afueras, lo que es un inconveniente y hasta perjudicial para la educación de las niñas.
Mas esto puede remediarse trasladándose la escuela al edificio en que está la de niños, que es el Pósito, pues por su situación y capacidad se presta a contener las dos escuelas y queda todavía local para su primordial objeto…’.
Otras dificultades en las que se vieron envueltas fueron la demora en la puesta en marcha de las escuelas. Así, el 5 de julio de 1848, Balbina Álvaro, vecina de Cuenca y maestra de Instrucción pública superior, expone que al establecerse en Cuenca la Escuela Superior de Instrucción primaria de niñas obtuvo plaza en ella, pero tras catorce meses de haberse presupuestado por el Ayuntamiento el gasto de esta Escuela, no se ha puesto en funcionamiento y tampoco se le ha expedido su título de maestra de esta Escuela:
‘Se sirvan remover las causas de esta dilación, puesto que estando señalado el local donde aquella ha de constituirse, que no necesita de gastos para su habilitación, o caso de algunos serán poco importantes y previstos, sin duda, en los presupuestos, que estando también éste aprobado no debe ofrecer ninguna dificultad, ni aun la falta de fondos para cubrirle…’.
El caso que expone esta maestra en su solicitud no es el único, por supuesto. Los conflictos con los ayuntamientos a la hora de que se llevasen a cabo los proyectos educativos aprobados se dieron con relativa frecuencia, bien porque no se habilitaba el espacio idóneo para las escuelas, bien porque no se las dotaba de los medios ni se pagaba los sueldos en tiempo y forma.
Conclusiones
Los casos que hemos presentado son una pequeña muestra de la realidad que vivieron las maestras de niñas (también los maestros) desde mitad del siglo XIX. En estos documentos vemos cómo ellas querían ejercer su profesión de la mejor manera y en condiciones de decoro apropiadas para educar a sus alumnas. Muchas fueron las dificultades, pero, desde luego, mucho su empeño por resolverlas y hacer de aquellas niñas mujeres con educación y cultura.
Autora: María de la Almudena Serrano Mota
Directora – Archivo Histórico Provincial de Cuenca
Alicia Herrero Saiz el Mié, 10/03/2021 - 14:44
Muy interesante este artículo a través del cual podemos ver cómo afortunadamente la situación es más favorable aunque esto no nos debe hacer pensar que todo está ya hecho. Hay que seguir mejorando en el aspecto de igualdad entre niñas y niños.
Pilar Palomo el Dom, 14/03/2021 - 19:19
Me ha encantado el artículo. Es muy interesante. Es casi inconcebible que se dieran esas circunstancias. Menos mal que quedan ya muy lejanas.
Muchas gracias por tenernos en cuenta al enviarnos tu trabajo.
Me alegro de que sigas disfrutando con tus legajos.
Espero que sigáis bien tú y tu familia.
Un fuerte abrazo
Jose Romero el Mar, 16/03/2021 - 20:58
Muy curioso Almudena. Los lugares elegidos como escuela, sean pósitos o posadas, no deja de sorprender. Un saludo
María del Pila… el Dom, 21/03/2021 - 17:59
Me ha encantado encontrarme este artículo sobre la Historia de la Educación en la provincia de Cuenca. Sin duda, este campo de la Historia, tan poco valorado hasta hoy, comienza a ser reconocido, gracias a las aportaciones de historiadores como Almudena.