El Área arqueológica de Oreto – Zuqueca, se localiza en el extremo meridional del término municipal de Granátula de Calatrava (Ciudad Real), junto a la margen izquierda del río Jabalón. Su vega limita al sur con el Embalse de la Vega del Jabalón, a unos 4’4 km al sureste del núcleo urbano. En esta zona llana destacan las alturas del cerro del Obispo (748 m) al este y los de Domínguez (691 m) y Lomario (751m) al oeste, separados entre sí por una vaguada en sentido sur-norte, como reliquia paisajística de un antiguo arroyo. En su entorno más cercano se halla la Cañada del Puerto de las Fuentes o Vereda de los Frailes al este, confluyendo en su interior los caminos del Puerto de las Fuentes o de las Rochas, el de los Bastecos y el de Zuqueca, que se unen en dirección al antiguo puente romano de Baebio antes de su encuentro con el río.
La construcción del Embalse Vega del Jabalón en 1991 situó el nivel de la ermita por debajo de la cota de llenado del embalse en esa margen meridional del río Jabalón. Esta circunstancia hizo necesaria la realización de obras hidráulicas que posibilitaron el descubrimiento de una necrópolis romano-goda, con el consiguiente inicio de las excavaciones en un área total de 6.034 m2 distribuidos en:
1. Necrópolis hispanorromana, villa romana periurbana, edificio paleocristiano, necrópolis visigoda, iglesia visigoda.
2. Edificios de la etapa andalusí emiral y califal.
3. Fortaleza altomedieval e iglesia-priorato de Calatrava de Oreto-Zuqueca.
Es por ello que tanto la categoría, como el área de declaración del BIC y su zona de protección han quedado ampliamente superadas por los restos arqueológicos exhumados, consolidados, restaurados y musealizados. Por lo que deviene necesario convertir todo el yacimiento en una figura de protección más acorde con la realidad que presenta en la actualidad el Área Arqueológica de Oreto-Zuqueca.
Esta Resolución justifica la ampliación de alcance de la declaración BIC a todo el conjunto de parcelas, en las que se ha constatado la existencia de restos arqueológicos, que se encuentran en el llano entre los cerros del Castillo o Domínguez (Oretum) y de los Obispos. En todas ellas se han encontrado restos arqueológicos interrelacionados con la romanización, el obispado visigodo de Oretum, la ciudad de Urit, y el Priorato calatravo de Ntra. Sra. de Oreto y Zuqueca.
El bien principal lo constituyen los yacimientos arqueológicos de:
a) El Cerro Domínguez, con ocupación protohistórica y un asentamiento defensivo de ápoca medieval.
b) La ermita de Nuestra Señora de Zuqueca.
La secuencia de todo el trabajo de investigación se puede describir como sigue:
En el s. XVI ya se produjeron algunos incipientes hallazgos al este de la ermita, en el Cerro de los Obispos, como la tumba del obispo godo Amador, con una lápida con inscripción del s. VII.
Sin embargo, las excavaciones arqueológicas propiamente dichas comenzaron en el Cerro de Oreto o Cerro Domínguez, al oeste de la ermita. En esta área se desarrollaron cuatro campañas arqueológicas, desde 1975 hasta el 1978, cuyo director fue el arqueólogo Gratiniano Nieto Gallo. Sus intervenciones se centraron entre la zona elevada y la vertiente septentrional, documentando un gran número de estructuras arquitectónicas superpuestas, que ofrecieron una cultura material que abarca desde el s. V a. C. hasta el s. XII d.C. Es destacable la excepcional aparición en un nivel de relleno de la zona más elevada de dos objetos cerámicos del tipo campaniforme y una punta de flecha de sílex, que informa de la posible existencia de algún tipo de asentamiento de Pleno III milenio a. C.
Esta primera fase de intervenciones contribuyó con un interesante registro arqueológico, aunque se hacía preciso insistir en las intervenciones en este cerro con el fin de aportar un discurso histórico-arqueológico que arrojara suficiente luz sobre la realidad histórica del lugar.
La siguiente fase de excavaciones tuvo lugar en los años 1996-1997en la zona más llana próxima al lecho del río Jabalón, que alberga a la misma ermita y áreas circundantes. Fue una excavación de urgencia ante la necesidad de un sistema de drenaje que salvaguardase al templo de las crecidas procedentes del cercano río Jabalón y su embalse. Salieron a la luz restos tardo-romanos y sobre todo parte de una importante necrópolis visigoda.
En el año 2000 dio comienzo un proyecto de investigación con intervenciones programadas, si bien siempre condicionadas por obras de consolidación, adecuación y musealización de la ermita y los restos arqueológicos hallados en ella y sus inmediaciones. Es entonces cuando se producen los primeros hallazgos de materiales musulmanes.
En el año 2001 entre los hallazgos de materiales y estructuras destaca la identificación de un hammam. En la campaña del año siguiente acontece la ampliación de los hallazgos de tumbas de la necrópolis, que no sólo ofreció sepulturas visigodas, sino también de época romana e ibero-romana. La campaña del 2003 continuó la excavación de la estructura balnearia musulmana, al tiempo que posibilitó, en cambio, la adecuación de zonas para su posible puesta en valor. Al año siguiente se exhumaron algunas estructuras tardorromanas y un conjunto de estancias de época visigoda. Por último, la campaña del 2005 se acometieron trabajos de acondicionamiento del yacimiento para crear itinerarios con vistas a su musealización y puesta en valor en el marco del turismo cultural. Las intervenciones arqueológicas hasta 2010 han sido muy puntuales y centradas en el sector islámico y la zona de los baños islámicos, localizando junto a ellos una lauda sepulcral goda, con un excepcional mosaico con elementos iconográficos y epigráficos, que fue consolidado y se cubrió para su conservación in situ hasta que se pudiese realizar su extracción.
Desde el año 2018, un nuevo equipo científico, por encargo del propio ayuntamiento de Granátula de Calatrava, titular de las propiedades, es el responsable técnico del Proyecto Oretum - Zuqueca, con permisos y autorizaciones del gobierno de Castilla La Mancha para realizar investigaciones. Aunque las excavaciones arqueológicas han sido muy puntuales. Como resultado de las mismas, se han detectado nuevas estructuras bajo, junto y alrededor del edificio de la ermita. De modo que, en la actualidad las estructuras eclesiásticas y funerarias, han ampliado su número.
Con financiación del Gobierno autonómico de Castilla - La Mancha se efectuaron también los estudios estructurales y paramentales del Área l, que relata en VIII fases constructivas los cuatro espacios de culto documentados en la actualidad en el yacimiento de Oreto - Zuqueca:
1. Edificio paleocristiano con pila bautismal
2. Iglesia de tres naves, amortizando al primitivo templo
3. Iglesia goda con cabecera con forma absidial
4. Iglesia prioral calatrava de Oreto - Zuqueca.
En 2019 se excavó un monumento funerario del que se extrajo el mosaico sepulcral o lauda. Los análisis radiocarbónicos que se realizaron a los restos del diácono en 2022 establecieron el momento de muerte aproximadamente entre 390 y 410 d. C., lo que evidenciaría la existencia de un miembro destacado de la iglesia oretana ya en fechas muy anteriores al III Concilio de Toledo.
Fruto de esas actividades, se ha demostrado que existe un amplio complejo arqueológico, al que se podría incluir un interesante puente romano frente a la vertiente septentrional del Cerro de Oreto o Domínguez, que cruza el río Jabalón. Esta colina, al suroeste de la ermita y el Cerro de los Obispos, al sureste de la misma son dos zonas arqueológicas que han sido objeto de estudio en publicaciones desde 1975. Entre ambos cerros se extiende una vaguada en la que se erige la ermita, en conexión con la arquitectura que se extiende bajo su edificio y espacio circundante. La ermita es resultado de la reutilización y evolución de las estructuras romanas, godas, islámicas y cristianas medievales.
Es posible, por tanto, constatar un importante conjunto arquitectónico correspondiente a las diversas fases culturales superpuestas. La riqueza de elementos constructivos y su superposición, requiere todavía de una profunda investigación que interprete de forma individualizada las diversas estructuras documentadas en estas intervenciones. Así, en el denominado Cerro de Oreto o de los Domínguez, la información arquitectónica es compleja y confusa. Se conocen numerosos muros superpuestos, pero no se ha realizado aún una individualización cronológica, aunque se deduce la existencia de construcciones ibéricas, romanas y medievales, incluso un castillo. Por lo que la actividad humana en el lugar quedaría datada entre los siglos V- IV a. C. y el XII d. C.
Entre las estructuras halladas junto a la ermita se ha documentado una posible estancia del periodo tardo ibérico oretano del s. I a. C., asociada con el desarrollo efectivo de la romanización. El asentamiento en la zona de grupos que descendieron del vecino Cerro de Oreto o Domínguez se produciría en el último tercio de ese siglo, en época de Augusto.
En el área suroeste de la actual ermita, bajo la misma, se ha documentado la existencia de un gran edificio rectangular, con dos largos muros paralelos muy separados, a modo de un potente zócalo de mampuesto con enlucido blanco y un pavimento de opus signinum. En su extremo meridional se exhumó parte de un recinto más reducido, con un canal que ha sido considerado como un lagar, así como un pequeño basurero donde aparecieron cerámicas de terra sigillata hispánica y paredes finas junto a otros materiales que han datado estas estructuras en un momento de la época julioclaudia o preflavia.
De una fase posterior son los enterramientos tardorromanos y visigodos, que cortan y desmontan las estructuras anteriores. A esta nueva fase corresponde una piscina bautismal de planta cuadrilobulada y fondo cuadrado que aparece al sur de las estructuras de la fase anterior y se data en el s. IV. Sin embargo, pronto quedó dentro del ángulo noroeste de un nuevo edificio rectangular con sus muros elevados sobre un zócalo del s. V - VI, pues las estructuras van asociadas a cerámica africana clara D y ánforas africanas. El nuevo edificio que amortiza la piscina se data a finales del VI o ya en el VII.
La siguiente fase constructiva testimonia cómo sobre el edificio anterior se levanta otro también rectangular, aunque de menores dimensiones, que no lo desmonta, sino que ocupa parte de su interior y modifica la organización interior al configurar tres naves. Muy notable es la aparición sobre los muros del nuevo recinto de unos grandes sillares, auténticos soportes para columnas, que no se conservan. Estas estructuras amortizan el baptisterio existente. Con esta reforma viene a conformarse una gran construcción funeraria, a la que se debe asociar el conjunto de enterramientos de la necrópolis circundante. Estas nuevas construcciones han sido datadas en pleno siglo VI o ya en el VII.
Muy interesante es el hallazgo en la zona suroeste del yacimiento del sepulcro de un personaje relevante. Nos encontramos ante la lauda sepulcral con mosaico polícromo con una inscripción epigráfica en su cubierta: AVR VINC (Aurelius Vincentius) diácono. Si se le asociase con la sede episcopal oretana, habría que datarla a finales del s. VI. Su localización, en el ángulo sureste de una construcción prácticamente desaparecida, permite pensar en un mausoleo o estructura funeraria eclesiástica de plena época visigoda.
Es destacable la abundancia de enterramientos que, con gran diversidad de formatos, tanto en fosas múltiples, como en sepulturas dispersas o auténticas necrópolis, se documentan en toda el área excavada, junto y bajo la estructura arquitectónica de la ermita. La cronología del conjunto total de tumbas se establece en las épocas romana, visigoda y musulmana. Se trata de una gran necrópolis de culturas consecutivas que se superponen. En la actualidad se han registrado más de 456 sepulturas, que muestran una gran diversidad de materiales empleados en su construcción, con un buen número de ajuares que permiten datar la mayoría de ellas en época visigoda.
En una nueva fase se construye otro edificio rectangular de planta basilical con cabecera en ábside de herradura, inscrito en una estructura cuadrada en su lado oriental. Presenta pavimento de mortero rústico, que parece corresponder a un momento muy tardío, quizá porque estuvo en uso a lo largo del periodo medieval. Bajo esta edificación aparecieron tres tumbas, una de mampostería. Esta construcción amortiza sepulturas de época visigoda y se superpone a edificios anteriores, por ello su cronología estaría entre los siglos VII y VIII.
Posteriormente, se observa una etapa en la que se destruyen o reutilizan todos los edificios anteriores, además el absidado aparece compartimentado con nuevos muros. Las estancias fruto de la reestructuración muestran gran actividad humana, aportando gran cantidad de material islámico. Es, por tanto, un momento musulmán de época emiral y califal. A esta fase pertenecería una estructura excepcional. Se trata de un complejo arquitectónico completo localizado en el sector suroeste, que ha sido identificado como un hammam, posiblemente el más antiguo de todo Al-Andalus.
De fases posteriores son el gran número de paramentos de mampostería reutilizada, con ornamentación visigoda, que se superponen a las estructuras musulmanas, conformándose una construcción potente que ofrece la imagen de fortaleza medieval de época cristiana inmediata a la conquista castellana tras la batalla de las Navas de Tolosa. Otros muros aislados parecen abrir la posibilidad de que el edificio, que podemos fechar a partir del s. XIII, hubiera podido sufrir reformas hasta el mismo siglo XVIII, indicando una larga secuencia cronológica.
En 2021 tuvo lugar una importante intervención de limpieza de escombros, con excavación arqueológica, en la casa de labor adyacente al santuario, la denominada “Casaquemada”. Con financiación del Gobierno de Castilla-La Mancha y del Ayuntamiento, se descubrieron los lienzos septentrional y meridional de la parte de la nave colapsada del santuario calatravo en el siglo XVII y que fue abandonada. Estos muros fueron aprovechados, tiempo después, en la fábrica de parte de la casa de labor que construyó Juan López Carretero en la primera mitad del siglo XVIII. La intervención arqueológica constató la existencia de una parte importante de la nave de poniente, que, junto a las excavaciones del siglo pasado, permiten el reconocimiento del cuerpo occidental del edificio de la Iglesia del Priorato de Santa María de Zuqueca de la Orden de Calatrava.
Todo ello ha hecho que el 1 de agosto de 2024 se declare como Bien de Interés, con la categoría de Zona Arqueológica el Área arqueológica de Oreto – Zuqueca, en Granátula de Calatrava (Ciudad Real).
Texto basado en la declaración como Bien de Interés Cultural.
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