Palacete de los Condes de Casa Valiente

El Palacete de los Condes de Casa Valiente es una gran casona hidalga del siglo XVII, situada en el centro del casco urbano de La Solana (C. Real), en la Plaza de D. Diego, frente a la iglesia parroquial de Santa Catalina.

El edificio, de planta renacentista (cuadrada), se cubre a dos aguas, tiene dos alturas y consta de un patio central porticado alrededor del cual se articulaban las distintas dependencias. Sus dos fachadas dan a dos calles (Plaza de D. Diego y calle Monjas), teniendo éstas una composición simétrica y guardando la misma estética.

La fachada principal da a la plaza antes citada y en ella se sitúa la puerta de acceso al edificio. Ésta se encuentra centrada con respecto al eje de la misma, es de piedra, adintelada y con jambas formadas por pilastras cajeadas. Encima de la puerta apare un balcón con verja, coronado por un gran escudo de armas de los antiguos propietarios, los Condes de Casa Valiente, circunscrito a su vez por un frontón curvo que rompe la cornisa de la fachada. A ambos lados de la puerta aparecen ocho ventanales, cuatro enrejados en el piso inferior y otros cuatro con balcones en el superior, con una misma decoración clásica (grutescos) en sus dinteles, que le confieren a la fachada un gran equilibrio y armonía.

Una marquesina a modo de ancha imposta separa los dos pisos de la fachada.

En la parte superior de la fachada principal aparecen unas molduras en forma de medallones de yeso, situados en los paños dejados por los vanos abiertos, y un friso de inspiración clásica, con triglifos y metopas que recorre la parte inferior del alero del tejado.

Destaca asimismo el gran portón de entrada, anexo a la fachada principal, de arco carpanel (vaído), que daba acceso a las estancias del servicio y a los corrales de la casa y que son típicos de este tipo de viviendas en la Mancha.

Su elemento más singular y bello es el patio central circundado por galerías altas sostenidas por columnas dóricas de piedra tallada, con un suelo pavimentado de canto o guijarro; está rematado con una cristalera. Las cubiertas de las galerías constan de techumbres de factura manchega, compuestas de vigas de madera transversales (jácenas) unidas por bovedillas realizadas en ladrillo o adobe, pintadas de blanco (cal).