La Paleontología es la ciencia que pretende reconstruir los ecosistemas del pasado a partir del estudio de los fósiles. En el contexto de las Ciencias Naturales, la disciplina tiene bases metodológicas y procedimientos propios y otros compartidos tanto con la geología como con la biología, con las que mantiene una estrecha relación.
Los objetivos generales de la paleontología son la reconstrucción de la biología de los seres vivos del pasado; el establecimiento del origen de las distintas especies, sus relaciones de parentesco y las causas de su extinción; la relación de estos seres con su entorno y su distribución geográfica y temporal; y también el estudio de los procesos de fosilización.
Los fósiles
Los objetos documentales de la paleontología son los fósiles. Cada fósil representa la evidencia de un organismo del pasado que se encuentra contenida en el registro geológico. Estas evidencias pueden fósiles directos, que proceden directamente de partes corporales (hojas de plantas, semillas, caparazones, conchas, dientes o huesos), o restos indirectos (icnofósiles), que se produjeron como resultado de la actividad de los organismos (galerías de invertebrados, huellas de vertebrados o marcas de alimentación). A partir del proceso que los origina, los fósiles pasan por una historia compleja que constituye su proceso de fosilización. Los procesos de fosilización pueden ser muy diferentes dando lugar a una enorme disparidad de fósiles.
Atendiendo al elemento que los produce, los fósiles pueden documentar la hoja de una planta, un grano de polen, la concha de un molusco, el hueso de un mastodonte, un insecto incluido en ámbar o la huella, los huevos o los excrementos de un dinosaurio. Además, el proceso de fosilización hace que estos elementos sean preservados en formatos diferentes, ya sean improntas, momificaciones, carbonizaciones, mineralizaciones o incluso únicamente trazas de elementos químicos de origen orgánico que además pueden desarrollar su historia en tipos de rocas diferentes. Además, los procesos geológicos que afectan a cada fósil a lo largo de su proceso de fosilización (habitualmente millones de años) pueden ser diferentes y variar a lo largo del tiempo.
La labor de los paleontólogos
Detrás de los fósiles en los museos existe una extensa labor de paleontólogos, restauradores-conservadores, gestores de colecciones, estudiantes, paleoartistas y otros colaboradores que se encargan de su excavación, su documentación, de la aplicación de técnicas de conservación-restauración, de su estudio y de la transmisión del conocimiento adquirido a la sociedad.
Los paleontólogos analizan sistemáticamente el territorio a la búsqueda de rocas generadas en el momento y bajo las condiciones ambientales en las que habitaron los organismos que pretenden estudiarse en cada caso. Así, el paleontólogo que estudia los ecosistemas en los que vivieron los dinosaurios buscará sus indicios en rocas originadas en zonas continentales durante el Mesozoico (hace entre 252 y 66 millones de años), mientras que el que estudia amonites buscará la información en rocas originadas en medios marinos desde hace 400 hasta hace 66 millones de años. En otras ocasiones, los paleontólogos intervienen en un territorio concreto como respuesta al hallazgo ocasional de un fósil de interés o, de forma preventiva, antes de intervenciones destructivas (obras públicas o privadas) en zonas susceptibles de contener un registro paleontológico relevante.
El registro paleontológico de Castilla-La Mancha
El registro paleontológico de Castilla-La Mancha permite documentar aspectos de los últimos 500 millones de años de la historia del planeta. La secuencia cronológica representados abarca hitos desde los ecosistemas marinos ordovícicos (hace más de 400 millones de años) del Parque Nacional de Cabañeros y los Montes de Toledo hasta la actualidad, pasando por bosques carboníferos (hace unos 300 ma) en Puertollano (Ciudad Real); mares triásicos, jurásicos y cretácicos (desde hace más de 200 ma hasta hace 70 ma) en Guadalajara, Cuenca y Albacete; ecosistemas con dinosaurios en Cuenca (Las Hoyas o Lo Hueco) y Guadalajara (como Poyos) hace entre 125 y 70 ma; o las faunas de mamíferos que en los últimos millones de años han conformado la diversidad actual representados abundantemente en Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara o Albacete.
La excavación paleontológica
Una vez establecido el objetivo y el lugar en el que intervenir, los paleontólogos ponen en marcha una rutina de trabajo específica para cada tipo de fósil a muestrear. Esta rutina de muestreo abarca desde la toma de datos sin recogida de restos, la obtención de sedimento susceptible de contener microfósiles, el muestreo de fósiles en la superficie o el desarrollo de excavaciones complejas con control estratigráfico.
Cualquier intervención paleontológica puede estar regulada por la normativa patrimonial que corresponda, por lo que uno de pasos previos a cualquier intervención consiste en solicitar los permisos pertinentes mediante la declaración de los objetivos, la metodología que va a utilizarse, el perfil de los técnicos intervinientes y, generalmente, el compromiso del depósito de los fósiles obtenidos en el repositorio indicado por la normativa.
Los tipos de excavación son tan dispares como los posibles tipos de fósiles y de yacimientos. En general, los fósiles (desde unos gramos de sedimento con pólen a un bloque de varias toneladas que contiene parte del esqueleto de un dinosaurio) se estabilizan en durante su extracción en el yacimiento y se documenta de forma exhaustiva el contexto del que son extraídos. Una vez estabilizados, los fósiles se envían al laboratorio para finalizar las tareas de restauración-conservación. Estas tareas consisten en la aplicación de técnicas que faciliten el acceso a la información que contiene el fósil y que aseguren su perdurabilidad durante los procesos de estudio, almacenamiento y, en ocasiones, exposición al público.
La investigación en paleontología
Los métodos de investigación incluyen la descripción y caracterización de los fósiles, y su análisis comparativo ya sea cualitativo o cuantitativo. En los últimos años, la utilización de nuevas tecnologías analíticas, de procesado de imagen, la posibilidad de trabajar con modelos 3D o la utilización de métodos matemáticos facilitados por la mejora en las condiciones de computación ha ampliado enormemente la capacidad de análisis del registro fósil. La información obtenida sobre cada ejemplar se integra en sistemas cada vez más complejos que nos permiten obtener conclusiones sobre la historia evolutiva de cada especie, su relación con los seres vivos con los que comparten ecosistemas y su distribución geográfica y temporal. Toda esta información, puesta en conjunto, permite establecer la historia de la vida en el planeta.
El conocimiento del pasado para entender el presente…. y el futuro
Sabemos que toda la biodiversidad, pasada, presente y futura, es y será, el resultado de un proceso evolutivo que durante millones de años ha trasformado las poblaciones de seres vivos hasta llegar a la complejidad actual del planeta. Una de las fuentes de información más ricas sobre la estructura el ritmo y los condicionantes de este proceso nos la facilita el registro fósil que, por lo tanto, contribuye de forma definitiva a explicarnos la estructura actual de la vida en la Tierra y a predecir lo que nos espera en el futuro
Autores:
Francisco Ortega: Profesor Titular en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e IP del Grupo de Biología Evolutiva-UNED.
Fernando Escaso: Profesor Contratado Doctor en la Facultad de Ciencias de Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Fátima Marcos-Fernández: Profesora Contratada Doctora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.
Adán Pérez-García: Profesor Contratado Doctor en la Facultad de Ciencias de Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
La actividad utilizada como ejemplo gráfico ha sido financiada por los proyectos PID2019-111488RB-I00 del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación y los proyectos SBPLY/21/180801/000045 y SBPLY/22/180801/000027 de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. En estos proyectos están implicados de distinta forma los miembros del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED. El material fósil obtenido y analizado hasta la fecha en estos proyectos está depositado en el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA).