Los ingenios de aire y agua destinados a la obtención de la harina a partir de los cereales son uno de los primeros mecanismos que se han construido en el territorio de Castilla-La Mancha. Os acercamos a ellos a través de este artículo.
Los molinos hidráulicos y su regulación.
Los molinos harineros son una de las primeras instalaciones construidas por el hombre que utilizan mecanismos para la molienda del grano. Necesitan la fuerza del agua y por ello se sitúan junto a los cauces con una estructura que permite la llegada de esta y el control de su fuerza. La aparición de numerosas estructuras en los cauces lleva por un lado a una regulación legal de su uso y por otro a una cualificación del territorio con su presencia que crea infraestructuras con una continuidad unida a la de los cauces fluviales. La sencillez de sus instalaciones y sus condiciones de producción hacen que permanezcan activos hasta el siglo XX.
Los molinos harineros movidos por agua tienen una larga tradición y un control exhaustivo, recogido en diversas normas y fueros. El principio de funcionamiento en los molinos harineros se basa en la transmisión del movimiento del agua, mediante un eje y un engranaje, a la muela volandera que realizará la molienda en su deslizamiento sobre la muela solera. El producto resultante será la harina, mezclada con el salvado; ambos saldrán por la apertura delantera en la tarima y pasarán por el cedazo para separarse y quedar listos para el consumo. En los molinos de agua se muele trigo, maíz, haba, panizo… para alimento de las personas y animales.
El Fuero de Cuenca, el más importante por la amplitud de su legislación molinera, concede libertad total a los molinos siempre que se cumplan ciertos criterios en su emplazamiento. El Fuero de Cuenca exige para que un molino sea válido “que tenga entrada y salida propias”, siendo la anchura mínima del camino por el que se accede al molino de tres pasos, disponiendo además al menos de nueve pasos de terreno a su alrededor. También establece, como otros muchos fueros, los derechos del molino antiguo sobre el más reciente.
Almoceda es una palabra de tradición árabe, derivada quizá de Al–musda, “lo que se deja fluir o correr libremente”. El derecho de almoceda regula los usos de las aguas en actividades distintas, y a menudo antagónica. Una realidad social extendida en todo el territorio que requiere normativas y regulaciones para evitar conflictos y determinar los procedimientos adecuados de un bien común como es el agua de los cauces fluviales.
La construcción del molino.
Los molinos de los que nos hablan los fueros eran movidos por una corriente de agua. Las muelas del molino eran de piedra de gran dureza, ya que estaban sometidas a un fuerte desgaste, siendo además preciso tallar en ellas cada cierto tiempo unos canales llamados arroyos para permitir la salida del grano molido. Las canteras de piedra dura, apta para fabricar muelas de molino, eran llamadas molares.
El funcionamiento hidráulico consiste simplemente en utilizar las aguas que llegan por un canal más o menos al nivel del terreno para mover los rodeznos que se alojan en el cárcava. El canal o caz de llegada a veces se ensancha en su tramo final, haciendo la función de un pequeño embalse; de su fondo arrancaban las tomas que alimentaban a los rodeznos, y el agua, después de hacerlos girar, abandonaba el cárcava por un nuevo canal, el socaz, a través de uno o varios arcos, que suelen dar a estos molinos su aspecto más característico.
Los edificios de los molinos harineros son de gran sencillez constructiva. Son construcciones integradas en un paisaje natural con el recurso del agua como base de su funcionamiento y un entorno definido por la presencia del agua y una abundante vegetación. A mediados del siglo XIX había 1265 molinos en Castilla-La Mancha, 265 en Albacete, 106 en Ciudad Real, 299 en Cuenca, 320 en Guadalajara y 275 en Toledo. En España había en ese momento 20.119 molinos.
Una distribución que habla de la pequeña escala de estas instalaciones, en muchos casos con pequeñas producciones durante las temporadas en que los ríos tienen mayor caudal. Pero por ello, una infraestructura que cualifica prácticamente el conjunto de la zona con acentos puntuales en los ríos.
Conjuntos molineros se conservan en diferentes localidades: Corral de Calatrava, el de Molemocho en Daimiel junto a las Tablas de Daimiel y el de Santa Cruz de Moya en Cuenca. El plano de los molinos de Daimiel que se conserva en el Archivo Histórico Nacional dibuja los molinos relacionados con la población de Daimiel a la que deberían dar servicio. Igual ocurre con algunos de los planos del Catastro de la Ensenada que señalan los molinos en los cauces de los ríos como elementos importantes para la población.
Algunos han sido restaurados como el Molemocho o el molino del parque de Cabañeros. Otros muchos, pequeñas construcciones que demandan reparaciones menores y que podían ser puntos de parada en rutas de senderistas y de recorrido de la naturaleza.
3. Los molinos de viento.
El molino de viento representa una maquinaria capaz de producir una importante potencia aprovechando la energía del viento que se trasforma en energía mecánica. El molino de viento totalmente desarrollado –capaz de producir hasta 50 caballos de potencia- fue la máquina a gran escala más completa antes de que apareciera la máquina de vapor, y el molinero fue el maestro mecánico de su tiempo.
Los molinos de viento de Castilla-La Mancha son edificaciones de forma cilíndrica, de mampostería muy desigual que termina en una cubierta cónica, construida en un principio de paja, más tarde de madera y luego de zinc. Por un lado, de la caperuza, el opuesto al palo de gobierno, se abre una especie de tronera por donde asoma el eje, generalmente de álamo negro, en el que se sujetan las aspas. Las maderas utilizadas para la elaboración de las piezas de la maquinaria son encina, roble, pino y álamo.
El molino manchego se organiza en su interior en tres plantas llamadas: silo, en el que se encuentra la escalera de caracol de acceso a otras plantas y en el que antiguamente los molineros dejaban las mulas; camareta, estancia media donde se efectúa la limpieza del grano y en la que se guardan los lienzos de las aspas y los utensilios de la molienda; y la planta superior o moledero. En la planta superior se sitúan las dos piedras de moler y los mecanismos que accionan la piedra superior por la transmisión de la fuerza del viento. Los vientos son conocidos con diferentes nombres: solano alto, solano fijo, solano hondo, moriscote, ábrego hondo, ábrego alto, toledano, cierzo, matacabras y mediodía, para el que se reservan tres ventanillos.
Para que el molino aproveche al máximo la energía eólica, toda la cubierta cónica se mueve apoyándose sobre unos peraltes puestos en la mampostería del cilindro exterior. El giro se realiza utilizando el palo de gobierno situado en el lado contrario donde están las aspas y accionado con la ayuda del borriquillo, un torno con el cilindro dispuesto verticalmente. Para fijar el palo de gobierno al suelo, se colocan alrededor del molino doce mojones o hitos de amarre que permiten su anclaje en función de la dirección del viento. Estos hitos se corresponden con las pequeñas ventanas que se sitúan en la parte superior del cilindro del molino dividiendo así la circunferencia de 360º en espacios de 30º cada uno de ellos.
La maquinaria tiene dos elementos fundamentales: el eje hecho de madera al igual que las aspas y de unos 70 cms de diámetro y se apoya sobre el muro exterior en dos piedras acanaladas llamadas piedra bollega y piedra rebote. El trigo molido cae desde la planta superior a la planta primera, camareta, por medio de una canaleta. En esta zona se recoge la harina de “titos” y a veces se realiza una labor de limpieza para retirar los elementos de mayor tamaño que puedan afectar a la harina resultante. En otros casos se realiza un cernido para separar diferentes harinas según el nivel de molido.
La torre suele estar realizada en mampostería que exterior e interiormente se revisten y pintan en blanco y rematada en una cubierta de forma cónica con armazón de madera. La forma exterior de la torre es cilíndrica que da un carácter peculiar a los molinos manchegos. El gran cilindro de unos cinco metros de diámetro y ocho de altura se perfora ligeramente en el punto de acceso en la ventana de la planta intermedia y en los pequeños ventanos de la parte superior. La imagen del molino de viento es la de un cuerpo opaco, macizo, del que sobresalen sus aspas con unos siete metros de altura, que se levanta en el paisaje manchego en posiciones elevadas definiendo el perfil del territorio próximo y caracterizando el paisaje de La Mancha.
4. Los conjuntos de molinos de Castilla-la Mancha.
En Castilla-La Mancha existen numerosos molinos situados en las provincias de Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Toledo, siendo de menor presencia en Guadalajara debido, probablemente, a la configuración orográfica del terreno y a la abundancia de recursos hídricos.
En documentos como el Catastro de la Ensenada o en las Relaciones Topográficas de Felipe II se documentan numerosos molinos en las cinco provincias castellano-manchegas. En la actualidad quedan molinos o restos de estos en numerosas ciudades de nuestra región. En Albacete se conservan molinos o restos de estos en: Munera, Barrax, Chinchilla de Montearagón y Villarrobledo. En Ciudad Real en: Alcázar de San Juan, Almagro, Calzada de Calatrava, Campo de Criptana, Castellar de Santiago, Herencia, Moral de Calatrava, Puerto Lápice, Pedro Muñoz, Puerto Lápice y Tomelloso. En Cuenca en: Belmonte, Henarejos, Las Pedroñeras, Mota del Cuervo, Osa de la Vega, Villaescusa de Haro, Villamayor de Santiago y Villares del Saz. En Toledo en: Camuñas, Corral de Almaguer, Consuegra, Madridejos, Mora, La Puebla de Almoradiel, Quintanar de la Orden, El Toboso, Tembleque, Los Yébenes y Villacañas.
En la provincia de Guadalajara son pocos los molinos de estas características conservados, no obstante, destacamos el interesante molino de torre con dos cuerpos de Alustante, en la comarca de Molina de Aragón, y los ya desaparecidos de Tartanedo y La Yunta, en la misma zona, de cuya existencia queda alguna referencia histórica.
Campo de Criptana, conserva en el Cerro de la Paz un conjunto molinero de especial interés que se dejaron de usar a finales del XIX, fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio Histórico, el 30 de abril de 2002. En Alcázar de San Juan (Ciudad Real), coronando el cerro de San Antón, encontramos cuatro de ellos, actualmente de propiedad municipal. En la localidad de Consuegra (Toledo), los molinos se sitúan en zona elevada ocupando el Cerro Calderico junto al castillo de la Hermandad de San Juan de Jerusalén, o Castillo de la Muela. Este conjunto de molinos también fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de "Sitio Histórico" el 19 de febrero de 2008, convirtiéndose en importante polo de atracción turística para la zona.
Los molinos de viento son grandes ingenios mecánicos que representan una elaborada tecnología para el momento en que fueron concebidos y realizados. A partir de maderas de diferentes durezas y con un estudio cuidadoso de secciones y mecanismos de gran sencillez logran potencias de trabajo elevadas que permiten la realización de un trabajo esencial como es la molienda del grano. Las grandes agrupaciones como la de Campo de Criptana debieron constituir en su época una instalación fabril que en los periodos de recolección presentarían una intensa actividad de trabajo.
Y junto a ello constituyen un ejemplo singular de definición del paisaje. Una realidad definida siempre por la presencia del hombre con sus cultivos, con el tratamiento del terreno y con la introducción de elementos construidos que definen la imagen de cada territorio. El paisaje de la Mancha tiene en estos hitos un referente de su producción fabril de otras épocas que hay que mantener con la fuerza de su sentido productivo como valor esencial de los mismos.
Esta realidad singular ha sido recogida en representaciones de dibujos y grabados como los de Wyngaerden y en numerosas imágenes fotográficas de los viajeros románticos. Un paisaje asociado a su referencia literaria del Quijote en el que se describe su presencia en diversos lugares. Construcciones que se han convertido en referentes literarios y simbólicos de nuestro territorio.
Autor: Diego Peris Sánchez. Doctor Arquitecto.
Para saber más:
Paisajes industriales de Castilla-La Mancha. 2020
Declaración de Bien de Interés Cultural Campo de Criptana
Declaración Bien de Interés Cultural Consuegra
Molinos Harineros de Guadalajara- Eulalia Castellote
Gloria el Dom, 25/04/2021 - 10:59
En Manzanares se ha rehabilitado y abierto al público el Molino Grande, un molino harinero hidráulico de dos piedras.
Germán el Mar, 28/12/2021 - 12:47
Fuimos a Campo de Criptana ayer con la familia, totalmente recomendable, pero no pudimos acceder por aforo a la visita guiada, la próxima vez que vayamos lo intentaremos… Así hemos de volver…
Me surgió una pregunta y no consigo encontrar la respuesta por internet:
1- Que fuerza es necesaria para girar el palo de gobierno. (Me gustaría saber la ecuación matemática en que sustenta la respuesta, no la encuentro por ninguna pagina de la red)
Muchísimas gracias
Ramón Muñoz Dí… el Mié, 10/04/2024 - 19:47
Hola Germán, buenas tardes: Busca en internet "Principios físicos y tecnología del Molino de Viento", de Francisco Valera Martínez- Santos; Rev. 2 Madrid Noviembre 2018.
Habla de los Molinos de Campo de Criptana, que como sabes en las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575 ya eran citados o del Catastro de la Ensenada de 1742 donde habla que en Campo de Criptana y existían 34 artefactos
Mary el Lun, 22/08/2022 - 10:44
En Miguel Esteban, Toledo, también hay molinos de viento. Se encuentran en la pradera de San Isidro, justo en frente del humedal "Los Charcones". Pradera de San Isidro, CM-3162, 2, 45830 Miguel Esteban, Toledo.