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15 Abril 2022

El 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte, debido a que este es el natalicio de uno de los mayores artistas de la humanidad, “el hombre del renacimiento” Leonardo Da Vinci, pintor, escultor, diseñador, arquitecto, poeta, biólogo y un largo etcétera…

La proclamación del Día Mundial del Arte, una celebración para promover el desarrollo, la difusión y la promoción del arte, tuvo lugar en la 40ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO en 2019.

A través de este artículo queremos acercarte a  diez piezas de arte destacadas de algunos Museos de Castilla-La Mancha

Una escultura ibérica excepcional: El caballero de los Villares (Hoya Gonzalo, Albacete)

La sala 3 del Museo de Albacete muestra una escultura que es el eje de cuantas miradas visitan las salas de arqueología. Sobre un pedestal se eleva un caballero montado sobre su caballo. Su historia nos es desconocida, pero por su postura, su atuendo, su gesto y el lugar de procedencia podemos acercarnos al personaje. 
A finales del siglo VI a.C. los territorios del sureste de la península Ibérica estaban plenamente inmersos en las corrientes culturales que, desde hace un tiempo, les eran llegadas a través del comercio: primero las aportaciones de los fenicios, entre otras las telas preciosas, los adornos personales con esmerados trabajos en el oro y la plata, el desarrollo del pensamiento simbólico con una nueva presencia de dioses que figuraban como los humanos, el alfabeto, etc. Y también los griegos que, una vez fundada la colonia de Empúries (Gerona) en el siglo VI a.C., comenzaron a inundar el mercado con sus productos, sobre todo bronces pequeños y cerámicas ricamente ornadas con escenas de la vida cotidiana o pasajes e dioses y héroes. 

 

Detalle de la escultura en la Sala 3 del Museo de Albacete
El caballero de los Villares (Hoya Gonzalo, Albacete)


En los años de ese siglo VI a.C. ya estaba formada una gran vía peninsular que desde Empúries a Gadir (Cádiz) recorría la Península Ibérica de NE a SW atravesando la actual provincia de Albacete. A unos kilómetros, pocos, más al norte una comunidad ibérica de seguro se había enriquecido gracias al comercio: a los transeúntes venderían un saco de harina de sus cosechas y de sus pozos el agua necesaria para beber y cocinar, así era más llevadero un largo trayecto. Esa comunidad era sensible a los modelos griegos, y así, cuando uno de sus miembros importantes falleció lo ornaron construyendo una magnífica tumba sobre la que dispusieron su estatua ecuestre. Era el año 490 a.C.


La tumba seguramente fue el origen de una necrópolis monumental dotada con construcciones realizadas con piedra y adobes, de planta cuadrada o rectangular, y a veces escalonadas, sobre las que se dispusieron esculturas. Debajo de esas estructuras arquitectónicas, que conocemos bajo el nombre de túmulos, se depositaban las cenizas de la persona fallecida, lavadas y recogidas en el interior de vasijas. A su alrededor en las tumbas más ricas eran colocados los ajuares: armas, objetos de adorno, cerámicas, objetos relacionados con el tejido, etc. Las tumbas más humildes carecían de monumentos y de ricos ajuares. 

 

Detalle de la excavación del monumento
Detalle de la excavación del monumento


De nuestro personaje desconocemos el nombre, pero sin duda era importante, un aristós o aristócrata con capacidad económica para encargar a un escultor su estatua, a un albañil el monumento, para adquirir vasos importados de Grecia con los que evidenciar su posición social y su cultura. Sin duda un personaje helenizado vestido como los griegos. En su cabeza largos tirabuzones que caen por delante de los hombros, en su rostro la leve sonrisa características de las esculturas griegas arcaicas, su indumentaria un faldellín corto que le permitía montar ligero a caballo, en sus hombros anchas hombreras de protección, como también en su torso los correajes que indican su condición militar, y en su cintura un ancho cinturón con una gran hebilla denotando también su poder y privilegio, pues los cinturones anchos en el mundo antiguo gozaban de propiedades benefactoras para sus poseedores (recordemos que Heracles roba a Hipólita su cinturón, que Afrodita presta el suyo a Hera para recobrar el amor de Zeus, o que el Santo Job los entrega a sus hijas como signo para las buenas cosas). Finalmente, nuestro caballero calza unas altas botas de cuero.

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Detalle del jinete 

 

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Detalle del caballo 

 
Monta directamente sobre la manta, gualdrapa, que queda fija sobre el lomo del caballo a través de una ancha cinta decorada que la sujeta por el vientre y una cinta atada por delante del pecho. La cabeza del animal es soberbia, como la del dueño. Muestra la boca abierta dejando entrever los dientes, pues tiene dentro un freno de lados curvos, con correas y anillas que derivan en las bridas. En la frente del equino una frontalera con doble disco completa un adorno del que, por encima, deja ver las crines que caen a modo de flequillo y por todo el cuello formando una hermosa cabellera. 

El caballero está erguido, pero su cabeza está ligeramente inclinada y su sonrisa indica benevolencia, no porta armas por tanto es una imagen serena y amable de una persona tal vez bondadosa y generosa, ese es su gesto. Así lo presentaron en un monumento rectangular. En el acabado final la escultura estaba pintada, se parecía a las que los griegos levantaban en Atenas.

Detalle de la manta y el calzado
Detalle de la manta y el calzado


Pero a finales del siglo V a.C., o inicios del siglo IV a.C. hubo un gran conflicto social que abatió las esculturas, en este y en otros lugares peninsulares. El rostro de nuestro caballero fue roto con una lanza, la escultura abatida, el tiempo se encargó de ocultarla bajo la tierra. 
Pasaron más de 24 siglos, en los años 80 del siglo XX el profesor Juan Blánquez excavó la necrópolis ibérica y recuperó las partes diseminadas de tan hermoso conjunto monumental. Una laboriosa labor lo restituyó en su estado original. Algunos fragmentos faltan, pero en conjunto nos hallamos entre una espléndida escultura del siglo V a.C., realizada siguiendo modelos griegos para un alto personaje de un grupo familiar íbero que vivió en los parajes del Corredor de Almansa. 


Retrato de la Virgen del Convento de la Merced (Ciudad Real) 

Esta pintura de autor anónimo, realizada sobre cobre y fechada en el siglo XVI (?), entró a formar parte de los fondos del museo en el año 1983, procedente de la Fiscalía de la Audiencia Provincial donde había sido depositada en 1942 por la Diputación Provincial junto con otras obras que procedían del Servicio de Recuperación de la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Desde 2013 se encuentra expuesta en el Convento de La Merced, edificio en el que se ubica la Sección de Bellas Artes del Museo de Ciudad Real.

 Las pinturas sobre cobre con formato de caballete se realizaron en Italia a partir de 1530, desde aquí y también desde los Países Bajos, se extendió el uso de este material como soporte pictórico por toda Europa. El cobre presentaba varias ventajas con respecto a otros soportes como su bajo coste y una mejor conservación ya que no se agrieta o cuartea. 

Retrato de la Virgen. Convento de la Merced de Ciudad Real
Retrato de la Virgen. Autor anónimo, realizada sobre cobre y fechada en el siglo XVI (?). Convento de la Merced de Ciudad Real. 


Las obras realizadas en cobre se consideraban menores por lo que no solían firmarse, siendo escasa la documentación que existe sobre ellas, como sucede con nuestro retrato.

Un buen número de estas obras se crearon como conjuntos o series, siendo por ello posible que la pintura que aquí presentamos formase pareja con un retrato de Cristo que en la actualidad se encuentra en la Catedral de Ciudad Real. Estilísticamente el parecido entre ambas obras es evidente. Los dos aparecen representados con una aureola radiada, expresión dulce y serena del rostro que presenta en ambos casos cejas arqueadas de mediano grosor, ojos almendrados, nariz pequeña y afilada y una diminuta boca carnosa. La paleta de colores es idéntica en los dos retratos: piel blanquecina, mantos azulados, túnicas encarnadas y ribetes dorados de gran preciosismo.

En el caso de la Virgen su indumentaria responde al modelo representado en los iconos ortodoxos, sobre todo la forma en la que la cabeza es cubierta por el manto y la cruz de Malta situada en la frente, aunque su postura, su expresión dulce y serena y su cercanía la sitúan más próxima al arte occidental del Renacimiento que al hieratismo oriental. 

 

La máquina del tiempo del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha (Cuenca)

La Máquina del Tiempo es un elemento de gran capacidad emblemática que marca los ritmos vitales del Museo. Ciencia, espacio y tiempo en perfecta armonía. Es el corazón del Museo. La duración del tiempo parece no haber sido siempre igual.

Se trata de un reloj especial de 7x21 metros, que mezcla lo clásico y lo moderno, la era mecánica y la electrónica. Consta de un motor de movimiento continuo que impulsa el reloj gracias a una serie de bolas que recorre un circuito formado por un elevado de tornillo de Arquímedes, por el cual ascienden las bolas a una noria motriz, una rampa descendente y una rampa receptora y conductora al elevador.

 

Máquina del tiempo en la exposición permanente del Museo de las Ciencias
Máquina del tiempo en la exposición permanente. Museo de las Ciencias


Diseñada por el gran creador de efectos especiales cinematográficos Reyes Abades Tejedor, es un soberbio trabajo de diseño y construcción, pero sobre todo una hermosa demostración física y materia del avance imparable del tiempo. 

 

Un reptil marino de hace 230 millones de años del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha. (Cuenca) 

El Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha destaca  Paludidraco multidentatus  que era un reptil marino que habitó los fondos marinos costeros y poco profundos hace unos 230 millones de años, en el Triásico Superior.


Su nombre significa dragón de pantano (del latín «paludes», pantano, y «draco», dragón) debido a que fue encontrado en el pantano de El Atance, Guadalajara. 
Tenía unas costillas robustas y una mandíbula frágil y delgada, con un gran número de dientes curvos y comprimidos, lo que hace pensar que no era un depredador activo, sino parcialmente filtrador, usando sus dientes como un tamiz.

 

                    Paludidraco multidentatus del MUPA (Cuenca)
  Paludidraco multidentatus del MUPA (Cuenca)


Su esqueleto es paquiostótico como el de algunos cetáceos actuales. Esta condición consiste en un engrosamiento de los huesos, reduciéndose el espacio para la médula ósea. Esta adaptación hace que, al tener huesos más densos, hagan de lastre para sumergirse más eficientemente.

El fósil está formado por el esqueleto prácticamente completo y articulado, incluyendo la mayoría de vértebras dorsales y costillas, algunas vértebras sacras y caudales, además de huesos de las cinturas y de las extremidades. 


Retrato de Edgar Degas del Museo de Arte Contemporáneo (Cuenca) 

El Museo de Arte Contemporáneo de Cuenca nos acerca a un retrato (supuesto) de Madame Bellelli, c. 1867.

Edgar Degas(1834-1917), nace en París en una familia dedicada a la banca y a los negocios; es uno de los mejores dibujantes del arte occidental, un maestro en la figura humana en movimiento y un gran colorista; prefería el pastel a las demás técnicas. Estudió con Louis Lamothe, un discípulo de Ingres; visitó Italia y copió muchas obras en Roma, Florencia o Nápoles, pero abandonó su ambición de convertirse en un pintor de historia académico y pronto se centró en asuntos contemporáneos; sus bailarinas de ballet, jinetes y grupos teatrales son sus obras más famosas. Expuso con los impresionistas, pero se mantuvo al margen del grupo. Sirvió en artillería durante la guerra franco-prusiana de 1870. En la década de 1880 empezó a utilizar el pastel; sus interiores con mujeres bañándose o trabajando combinan plasticidad y tratamiento de la superficie. Desde esos mismos años cultiva la escultura, de nuevo creando bailarinas y caballos. En el asunto Dreyfus, que dividió a Francia, adoptó una postura antisemita. Veía a sus modelos humanos y animales con ojos desapasionados y ajenos a todo romanticismo; no es de sorprender que se interesara por la fotografía. Pero la vista le falla cada vez más y al final se quedó totalmente ciego de un ojo y casi del otro.

Supuesto retrato de Madame Bellelli, Autor: Edgar DegaA.  c. 1867. Óleo sobre lienzo.
Supuesto retrato de Madame Bellelli, Autor: Edgar DegaA.  c. 1867. Óleo sobre lienzo.


Es el único cuadro de este artista que hay en un museo español. No sólo en los géneros referidos dejó Degas su impronta; es un excelente retratista que prefiere poses y entornos sencillos y cotidianos y que por lo general representa a miembros de la burguesía e incluso toma como modelos a trabajadores como sus famosas planchadoras. La mayoría son de mujeres; esto, unido a su obsesión por representar la vida moderna, lleva a preguntarse cómo mostró a la ”mujer moderna”. En éste, como en la mayoría de sus retratos burgueses y a diferencia de sus escenas con personajes populares y más aún de visiones tristes y negativas como La absenta, se atiene a las convenciones del género; el perfil remite a los modelos renacentistas y el atavío, sobrio y elegante, nos habla de un medio social acomodado.


Boceto en escayola de Nuestra Señora de las Angustias del Museo de Cuenca 

El Museo Arqueológico de Cuenca nos acerca a un boceto cuyo autor es Luis Marco Pérez, 1942.
 Este boceto representa el tema de la Piedad: María sentada al pie de la Cruz, con el cuerpo de su Hijo muerto sobre el regazo, en una representación piramidal con claras reminiscencias de la obra de Miguel Ángel Buonarroti. Se aprecian los puntos a partir de los cuales se realizaron las mediciones para pasar la obra al tamaño natural en que posteriormente se realizó la talla.

Boceto en escayola de Nuestra Señora de las Angustias. Autor Luis Marco Pérez, 1942.
Boceto en escayola de Nuestra Señora de las Angustias. Autor Luis Marco Pérez, 1942. Museo de Cuenca 


La pieza fue donada al Museo de Cuenca en 1983 junto a otras 60 obras del escultor por el albacea testamentario de Luis Marco Pérez, D. José Rincón García. Ese mismo año el Ministerio de Cultura le concedió al escultor la medalla al Mérito en Bellas Artes a título póstumo.
La talla en madera que realizó el escultor a partir de este boceto, recibe culto en la iglesia del barrio de San Antón, en la ermita de la Virgen de la Luz, patrona de Cuenca. Esta talla sale en la Procesión del Camino del Calvario, el Viernes Santo, en la Semana Santa de Cuenca, sobre unas andas de ebanistería y plata elaboradas en 1958.

San Francisco recibiendo los Privilegios en el Museo de Guadalajara 

El cuadro de San Francisco recibiendo los Privilegios, de José de Ribera es un óleo sobre lienzo del siglo XVII

Se representa la escena en un interior donde el santo arrodillado recibe de un ángel los cuatro privilegios que el Señor otorgó a la Religión, aunque tradicionalmente se ha identificado como San Francisco recibiendo los siete privilegios.

Con la misma temática y composición se conocen al menos seis cuadros, entre originales, obras de taller y réplicas. Baquerizo (1902), en su catálogo identificó este San Francisco como San Pedro de Alcántara, de Ribera, y Tormo (1917) también lo atribuyó al mismo pintor, calificándolo como el original del que es réplica el Murillo del Palacio Blanco de Génova. Sin embargo, como obra de Ribera figuró en la Exposición Franciscana de Madrid en 1927 y en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, representando a Castilla La Nueva en su Pabellón. Con posterioridad Pérez Sánchez, antiguo director del Museo del Prado y experto en pintura barroca española, lo recogió como obra de Ribera, calificándolo como soberbio, y además opinaba que es el original indudable de otras versiones más conocidas, como la que aún se atribuye a Murillo en el Palacio Blanco de Génova, considerando así que se trata del original perdido citado por algún autor, a partir del cual se realizaron el resto de los cuadros.

San Francisco recibiendo los Privilegios. José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Siglo XVII Museo de Guadalajara
San Francisco recibiendo los Privilegios.José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Siglo XVII .Museo de Guadalajara

 


Los estudios más recientes vuelven a insistir en la calidad técnica del cuadro, que sobresale respecto a las demás versiones conocidas y lo considera original de Ribera, aunque con amplia colaboración del taller, igual que el de Génova.


Ingresó en el Museo de Guadalajara, como la mayor parte de las obras, como fondo de Desamortización. Tras el cierre del Centro, no se almacenó en las dependencias de la Diputación Provincial como el resto de los fondos, sino que tuvo un lugar preeminente en distintos despachos, hasta la nueva apertura en 1973 en su actual sede, el Palacio del Infantado. Según una Crónica conservada cercana al día de la inauguración del Museo en 1838, procedía del Convento de la Concepción de la ciudad de Guadalajara.

Niña, altorrelieve en cerámica en el Museo Ruiz de Luna (Talavera de la Reina) 


La obra que presentamos es una de las piezas que componen la conocida como “Fuente de Talavera” en la ciudad de Gijón. Pensada en un principio para decorar los proyectados –y no llevados a cabo- jardines del Instituto de Puericultura “Gota de Leche”, no llegaría nunca a instalarse completamente, siendo en 2007 instalada parte del conjunto, entre los que destaca el relieve de niños jugando del que forma parte la pieza que hoy traemos.

 Se trata de la figura de una niña que sujeta de la cuerda a una cabra sobre la que monta otro niño, en bucólica escena de juegos infantiles. Tanto las formas como la temática y los colores pastel empleados nos remiten al modernismo, estilo que, partiendo de una producción tradicional de la cerámica de Talavera de la Reina, la Fábrica de los Ruiz de Luna aplicaron a sus obras, conscientes de la importancia de la utilización de las artes decorativas y de la adaptabilidad de la materia cerámica a los más diversos usos y formas.

 

Niña. Juan Ruiz de Luna Arroyo y Restituto Martín Gamo. 1942. Fábrica “Ntra. Sra. del Prado” (Talavera de la Reina). Museo de Cerámica “Ruiz de Luna”. Talavera de la Reina.
Niña. Juan Ruiz de Luna Arroyo y Restituto Martín Gamo. 1942. Fábrica “Ntra. Sra. del Prado” (Talavera de la Reina). Museo de Cerámica “Ruiz de Luna”. Talavera de la Reina.

 

 Irremediablemente este tipo de obras nos remiten a la famosa colaboración que mantuvieron durante un tiempo el insigne escultor Mariano Benlliure con Juan Ruiz de Luna y Rojas, materializado en la monumental fuente que el escultor creó para su casa en Madrid, y que el ceramista supo llevar a cabo, dentro de los movimientos intelectuales de recuperación de las artesanías nacionales de principios del siglo XX.

 En esa estela de colaboración de diferentes artistas con la Fábrica, Restituto Martín Gamo (Condemios de Arriba, Guadalajara, 1914 - Madrid, 2006) destacaría por la importante producción realizada y que poco a poco va saliendo a la luz, pues en la mayoría de las ocasiones, debido a la entidad o a la exclusividad de las obras, no se harían en serie, permaneciendo hasta hoy en día en gran parte en propiedad particular o desconocida.

 

Fuente de Talavera (relieve de Juegos infantiles). Juan Ruiz de Luna Arroyo y Restituto Martín Gamo. 1942. Fábrica “Ntra. Sra. del Prado” (Talavera de la Reina). Jardín Botánico Atlántico. Gijón. Fuente: “La Fuente de Talavera”, de Noval García (2007).
Fuente de Talavera (relieve de Juegos infantiles). Juan Ruiz de Luna Arroyo y Restituto Martín Gamo. 1942. Fábrica “Ntra. Sra. del Prado” (Talavera de la Reina). Jardín Botánico Atlántico. Gijón. Fuente: “La Fuente de Talavera”, de Noval García (2007).


Resulta de gran interés, tanto desde el punto de vista de la escultura como de las artes aplicadas en cerámica, y por la indudable calidad del escultor (con gran cantidad y diversidad de obras por toda España) y del ceramista, Juan Ruiz de Luna Arroyo, quien continuaría con el negocio iniciado por su padre hasta 1961, año en que definitivamente serán apagados sus hornos. 


Con obras como esta se demuestra tanto la versatilidad de la técnica como la monumentalidad y, a la vez, la delicadeza de las formas y colores, no carentes de arte y calidad: ejemplo de la importancia que desde la Fábrica de Cerámica “Nuestra Señora del Prado” se les imprimió a sus producciones, entendidas desde la excelencia a través del oficio del barro.

San Jacinto de Polonia / San Jacinto de Ucrania en el Museo de Santa Cruz (Toledo) 

Esta pintura al óleo de 1620-1624, procede del exconvento dominico de San Pedro Mártir, en Toledo. Se desconoce su procedencia concreta dentro de ese antiguo convento. Tal vez pudo adornar alguna capilla consagrada a este Santo o quizás pudo formar parte de alguna serie de pinturas dedicada a santos dominicos.

Nos muestra en primer plano una imponente figura de San Jacinto de Polonia (también conocido cono San Jacinto de Ucrania), santo dominico muerto en 1257, en uno de los episodios más significativos de su hagiografía.

Está efigiado de cuerpo entero y de mediana edad, con cabellos cortos y ensortijados,vestido con el hábito de su Orden, consistente en túnica blanca, de amplios pliegues, y manto negro. El personaje va caminando, sin mojarse, sobre las aguas del río Dniéper, en la ciudad ucraniana de Kiev, cargado con una custodia de estilo herreriano en su mano derecha y una escultura gótica de la Virgen con el Niño en la izquierda, dejando tras sí las huellas de sus pies sobre el lecho del río y poniéndose a salvo del ataque de los tártaros, que cercaban la mencionada población ucraniana de Kiev; al fondo, representación de la ciudad en llamas y del asedio infligido por los invasores, que escalan por las murallas.San Jacinto está considerado uno de los grandes evangelizadores de la Europaoriental, por lo que se le conoce como el Apóstol del Norte, el misionero de Europa y también el Apóstol de Polonia.

 

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San Jacinto de Polonia / San Jacinto de Ucrania. 1620-1624. Autor el dominico fray Juan Bautista Maíno. Museo de Santa Cruz 

 

Nació a finales del siglo XII en la ciudad polaca de Kámien, en el seno de una familia noble e influyente, recibió una buena educación y en 1217 se ordenó sacerdote. En1220 profesó en la Orden de Predicadores, recién fundada por Santo Domingo de Guzmán, a quien conoció en Roma, y tuvo la honra de tomar los hábitos de manos del propio fundador. De él recibió el encargo de propagar la Orden dominica en Polonia y allí fundó diversas comunidades de Predicadores.

Dentro de su amplia labor evangelizadora por numerosos países, en 1230 llegó a Kiev (Ucrania), ciudad en la que fundó también un convento, del que fue prior, y donde, según la tradición, vivió la invasión tártara y sucedió el milagro que narra esta pintura, ya que San Jacinto, a pesar de ir cargado con una custodia de asiento y una escultura de la Virgen de considerables proporciones, pudo escapar de la invasión que sufría la ciudad cruzando el río, sin hundirse y sin mojarse, consiguiendo de este modo, no sólo salvarse a sí mismo y a todos los que huían con él, sino también la salvación de los pilares de la fe católica, simbolizados en las dos obras de arte que porta en sus brazos.

El autor de esta pintura es el pintor dominico fray Juan Bautista Maíno, uno de los pintores más originales, y aún no bien conocido, de la primera mitad del siglo XVII, en
cuya obra se aúnan las dos corrientes pictóricas más importantes surgidas a comienzos del siglo XVII, el caravaggismo y el clasicismo, y que está considerado como uno de los máximos representantes del naturalismo español de esa época.

El conjunto más notable de su producción lo constituyen las pinturas realizadas para el convento de San Pedro Mártir, en Toledo, donde el pintor ingresó como dominico en 1613 y permaneció hasta 1620, en que se trasladó a Madrid, atendiendo la llamada del rey Felipe III, para ser maestro de dibujo del futuro Felipe IV
.
Amigo de Velázquez, a quien protegió al llegar a la Corte, su pintura está impregnada de las corrientes italianas más innovadoras de su tiempo, fruto de su estancia de varios años en Roma, con influencias de Annibale Carracci, Caravaggio, Orazio Gentileschi, Guido Reni y otros maestros; y, como podemos observar en esta representación de San Jacinto de Polonia, se caracteriza por un dibujo vigoroso y la monumentalidad escultórica de sus figuras, trazadas con una iluminación contrastada y un vivo colorido.

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Oskar Schlemmer, Grotesco III en el Museo de Arte Contemporáneo (Toledo) 

Oskar Schlemmer (alemán, 1888-1943) fue el primer artista interdisciplinario de la historia. Maestro de la Bauhaus, la revolucionaria escuela alemana de arte, fue un miembro eminente de las vanguardias históricas internacionales. Su interés primordial se centraba en la problemática de la figura humana en el espacio. La obra de Schlemmer está en muchos de los principales museos del mundo, incluidos el Solomon R. Guggenheim Museum y The Museum of Modern Art (Nueva York), The Art Institute of Chicago, el Kröller-Müller Museum (Otterlo), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (Madrid), así como en el Centre Pompidou (París).

 

                                                        Grotesco III, 1923-32. Oskar Schelmmer
  Grotesco III, 1923-32. Oskar Schelmmer. Museo de Arte Contemporáneo. Toledo 


Esta obra maestra escultórica fue ideada hacia 1916-1923 y realizada en 1923-1932; es la excepcional muestra de su progresiva simplificación de las formas. Procede de la colección de la baronesa Hélène Revilliod de Mandrot, una de las mujeres que fueron auténticos puntales del arte moderno, como Katherine Dreier; Gertrude Stein; las hermanas Claribel y Etta Cone; Peggy Guggenheim; Abby Aldrich Rockefeller, Lillie P. Bliss y Mary Quinn Sullivan. Al igual que Serguéi Eisenstein, Max Ernst, Walter Gropius, Pierre-Louis Flouquet, Victor Servranckx y otros, Schlemmer era un invitado habitual a su Maison des Artistes en el Château de La Sarraz, cerca de Lausana.


Es una de las tres únicas esculturas originales que existen de Schlemmer y un autorretrato del artista, vestido con una chaqueta de rayas verticales evocadas por las incrustaciones en marfil, que no tienen las otras dos variantes en la Nationalgalerie (Berlín) y la Staatsgalerie (Stuttgart), dotadas de menos plasticidad. Muchos artistas, como el mismo Picasso, se han autorretratado como una imagen grotesca.

Grotesco III presenta un ser antropomorfo, completado por un pedestal cuya forma alude a un pie humano de gran tamaño, y que puede girar sobre su eje metálico; de este modo, el pie puede dirigirse hacia el ángulo de visión, dando así a la figura un aspecto más humano y humorístico. Su carácter grotesco es consecuencia de la deformación creativa de la figura humana, sometida a un proceso de simplificación, eliminación y concentración. Tiene algo de humano y algo de pájaro, y su postura erguida le da un aire de tótem y al mismo tiempo un punto humorístico: no falta desde luego el elemento surrealista. La obra muestra a la perfección el gusto del artista por representar los cuerpos como formas biomórficas.

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