El 12 de julio de 2021 se cumplen 158 años del nacimiento de Juan Ruiz de Luna, el ceramista español más destacado del siglo XX, cuya pasión por la alfarería de Talavera, que tanta fama alcanzó entre los siglos XVI al XVIII, supuso el resurgir nacional e internacional de esta industria. María Ruiz de Luna nos da a conocer, a través de la recreación de una conversación mantenida con su propio hijo y nieto de Juan Ruiz de Luna, aspectos relevantes y poco conocidos de la vida de nuestro alfarero universal. Recuerdos de familia que humanizan al mito.
DESCRIBIENDO A JUAN RUIZ DE LUNA
¿Cómo le recuerdas en su trato personal, qué carácter tenía?
En mi memoria aparece un hombre de un gran carácter, sin que te intimidara por ello, al contrario, era muy humano y un infatigable trabajador. Siempre le recuerdo metido en su pequeño laboratorio «mufla» donde hacía sus pruebas de esmalte y color que mandaba al horno y comprobaba el resultado, lo que le faltaba o sobraba de cocción y también los haces de leña que tenían que echar.
INFANCIA Y JUVENTUD EN NOÉZ (1863-1880)
¿Qué os contaba el abuelo de su infancia en su pueblo de Noéz?
Él nos hablaba a menudo de su pueblo, de sus padres Alfonso Ruiz Rojas y Catalina de Luna García, que se dedicaban a la fabricación de castañuelas, oficio humilde que desde antiguo tenían la mayoría de sus vecinos.
Sus hermanos de madre, Jerónimo y Emilio, habían heredado el temperamento artístico de su madre, mujer dotada de una sensibilidad artística fuera de lo común. Se dedicaron a la pintura decorativa y restauración.
¿Por qué no me cuentas, otra vez, su encuentro con el bandolero?
¿Con el tío Zamarra (1)? Pues, con apenas diez años, su padre le mandó a Toledo para hacerle unos encargos. Marchó antes de salir el sol en su borriquilla.
Al pasar la Venta del Piojo vio a lo lejos un bulto en el camino, como de un hombre tumbado, y la borrica puso enseguida las orejas tiesas y se paró antes de llegar a él, no quería andar. Muerto de miedo, se apeó y cogiéndola del ramal, pasó con cuidado para que no le sintiera. No había dado ni cien pasos cuando el hombre empezó a rebullirse y echó a andar muy deprisa, les atajó enseguida y le gritó:
-¡Para!... ¿A dónde vas muchacho?
-¡A Toledo!, le dijo muerto de miedo.
-¿Y a qué vas a Toledo?
-A comprar avíos para las castañuelas.
-¿Y qué avíos son esos?
-Espíritu de vino, goma laca, grasilla para el barniz y estambre para los cordones.
-Bueno. ¿Cuánto dinero llevas?, le preguntó.
-Unos cincuenta reales, le dijo.
-¡Dámelos!
-Se los dio temblando y le dijo:
-Bueno, … ¡vete!
Cuando ya llevaba andando un ratito le ordenó parar de nuevo y cuando llegó a él, ya se había orinado de miedo.
-¿De quién eres tú, chico?
-¿Yo? …Del señor Alfonso de Noéz.
-¡Bueno!, …pues toma tus cuartos y le dices a tu padre que has visto al tío “Zamarra”.
Un recuerdo imborrable ¿Cuándo se despertó en él su afición por la pintura?
Debió de ser por aquella época, en estos viajes a Toledo, una vez hecho los encarguillos, se iba a las puertas de la catedral. Siempre había algún pintor en la calle dibujándola. Se quedaba embelesado contemplándolos, sin reparar lo tarde que se le hacía para regresar al pueblo.
Luego, conoció a Fernando López Sagredo, hijo de un famoso abogado de Madrid, que habían adquirido una casa-palacio en Noéz que, aunque tenía las facultades algo trastornadas, era un gran aficionado a la música y un buen pintor.
A él le enseñaba los dibujos que hacía para su hermano Jerónimo y se sorprendía mucho con el sentido de la perspectiva que ya tenía, siendo aún un niño.
Un día le preguntó:
—¿Sabes guisar?
— Algo sé.
—¡Ah, muy bien! pues mira, voy a preparar el tílburi (2) y la tienda de campaña y nos vamos por ahí a pintar, los castillos de Cervatos, Guadamur y Montalbán que tenemos tan cerca.
CON SUS HERMANOS EN TALAVERA DE LA REINA (1880-1885)
¿Cómo y por qué motivo vino el abuelo Juan a Talavera?
Vino a Talavera reclamado por sus hermanos, que estando en Madrid, vinieron a pintar la farmacia de la familia de un íntimo amigo de Jerónimo, en Belvis de la Jara. Después, les salió mucho trabajo en Talavera y pidieron a mi padre que viniera a ayudarlos.
Mucho le costó a Juan conseguir la conformidad de su padre para marchar a Talavera.
Cuando al fin lo logró, emprendió a lomos de mula, el camino a Torrijos. Cruzó el Tajo en la barca de Portusa y ya en Torrijos tomó el tren que le conduciría a Talavera.
¿Y en Talavera cómo fue su vida con sus hermanos?
Muy feliz, te puedes imaginar, tenía 17 años y el sueño de ser pintor, su verdadera vocación, en compañía de sus hermanos y en especial de Jerónimo, por el que sentía especial admiración, por su carácter alegre, su don de gentes y como afrontaba las dificultades cotidianas de la vida.
Talavera fue para mi padre algo celestial, su campiña, su gran río cuajado de rincones maravillosos y sus lejanías, ¡le llenaban de júbilo! Al poco tiempo de llegar, sus hermanos comprobaron los progresos de Juan en el oficio, propias de un primer oficial, especialmente bien preparado para la restauración o encarnación de imágenes.
Dibujaba y pintaba en el taller, todos los ratos que tenía libres. Los domingos y días festivos, tan pronto amanecía, salía con su caja de colores, su bastidor y caballete.
Los primeros trabajos como pintor, fueron en un palacio(3) que el Marqués de Comillas construía en Extremadura, cuya pintura de puertas y ventanas tenía contratada Jerónimo. Relación que, pasando el tiempo, había de resultarle muy satisfactoria.
En cambio, 1885 fue un año trágico en la vida del abuelo. Comenzó con la muerte de su madre en el mes de enero. En agosto muere su hermano Emilio del cólera y Jerónimo, dos meses más tarde.
La muerte de un colérico suponía, en aquella época de terror, la ausencia completa de amigos y hasta de familiares que les auxiliaran. Se huía de la casa apestada como del diablo, por lo que tuvo que cuidarlos y enterrarlos sin ayuda de nadie. Su vida sufriría un cambio definitivo.
Tuvo que olvidarse de sus sueños de ser pintor y trabajar sin descanso para liquidar las deudas que había dejado su hermano.
El trabajo disminuía por ser forastero, preferían dárselo antes a un hijo del pueblo.
UN NUEVO PROYECTO DE VIDA (1887-1907)
Dos años más tarde contrajo matrimonio con Francisca Pérez Arroyo en Talavera. Ya casado y con una hija de siete meses, realizó su primera obra importante, la reconstrucción de imágenes y retablos de la Iglesia de Torrecilla de la Jara. Le pagaron 10 reales diarios y la manutención, en los 96 días que duró la obra.
Tuvo que luchar en muchas ocasiones, contra el trato injusto y discriminatorio que las clases altas de la época, los caciques, ejercían sobre él. Esta lucha fue una constante en su vida, tal y como queda recogido en sus memorias:
«En aquellos tiempos, el merecimiento de los hombres no tenía ningún valor, toda su defensa era la recomendación y el padrinazgo, que a veces era ejercido en humillante forma de caridad, de aquí, que el que se preciaba de poder vivir con dignidad y por su propio esfuerzo, sufriera una postergación vergonzosa, la dignidad la tomaban por orgullo y la prudencia como cobardía y apocamiento»(4).
¿Cuál fue el primer éxito de Juan, el que le dio el reconocimiento entre sus paisanos?
Por aquel entonces 1888, una sociedad recreativa pensó habilitar el Convento de la Trinidad, cerrado al culto hacía bastantes años, para dedicarle a Teatro y sala de baile.
Mi padre propuso a la junta directiva pintar gratuitamente el local y hacer todas las decoraciones. Aceptaron la propuesta, ofreciéndose ellos a pagar un peón para que le ayudara y los colores que fueran precisos. La obra duró unos tres meses, siendo inaugurado como teatro con las funciones de “Cádiz” y “La Gran Vía”, en las que el abuelo tuvo un triunfo clamoroso con varias salidas a escena. No faltando el agasajo a vista del público, consistente en seis pollos y un estuche de plata de Meneses para pescado. Como es de suponer con esta exigua retribución no mejoró en nada su precaria situación, pero se dio a conocer públicamente, que era lo que pretendía.
¿Entonces, su primera mujer era prima hermana de tu madre?
La primera mujer Francisca Pérez Arroyo y mi madre Francisca Arroyo Pinilla, eran primas hermanas, se criaron juntas en casa de mi abuela. Era diez años mayor que mi madre. Se casó, el año 1887 y tuvo dos hijas Tomasa (1888) y Luisa (1892). Cuando se quedó viudo, la hija mayor tenía siete años y la pequeña tres. Mis abuelos, la aconsejaron que se casara mi madre con él, por cuidar mejor a las niñas. Pero mi madre no quería, la oí decir que tenía novio, pero mi padre tanto insistió que al final se casaron, un año después que muriera su padre Alfonso.
¿Cuántos hijos tuvo el abuelo Juan entonces?
Con la primera mujer dos niñas Tomasa y Luisa y con mi madre diez, el mayor Juan (1899), después nació Paquita (1900) que falleció a los catorce años, de una pulmonía que cogió en la Colegial. Más tarde nacieron Alfonso, Eduardo y Carmencita, que murieron todos con tres a cinco años. Nacieron tres chicos después, Salvador (1908), Rafael (1910) y Antonio (1912). Y por último nací yo (1914) y Manoli tres años más tarde. Siempre conocí a mi madre de negro, muy triste recordando a Paquita, hasta que murió.
¿Cuándo se inició en el campo de la fotografía?
Sería en el 1890 o 1891 unos pocos años después de casado, ya comenzaba a tener bastante trabajo de pintor decorador, propuso a un amigo suyo José Perales, marmolista de profesión, que fuera a Madrid a enterarse como se hacían las fotografías, ese novedoso invento. Montaron el primer estudio fotográfico en Talavera, en la Plaza de Aravaca, en la planta baja de un antiguo caserón palaciego.
Las fotos de estudio, sus postales de la ciudad y sus monumentos, sus calles, el rio Tajo, son hoy en día los mejores documentos gráficos de la historia urbana de la ciudad y de sus gentes.
Seis años después, cesó la colaboración con Perales y trasladó su estudio fotográfico a la c/ Medellín (actual Mesones), nº 7 donde puso tienda con material para el dibujo y pintura, ampliaciones fotográficas, etc. Por último, en el 1912 se cambia a la fábrica de cerámica, en la plaza del Pan, hasta el 1926 que cesó su actividad como fotógrafo.
DESCUBRIMIENTO DE LA CERÁMICA, LOS INICIOS Y SU ÉXITO PROFESIONAL (1908-1945)
¡Y surgió la cerámica!
Sí, de una manera providencial como solía decir él.
Así fue el encuentro y amistad con Enrique Guijo para que juntos con Platón Páramo formaran sociedad (1908) y resurgieran la cerámica de Talavera, prácticamente desaparecida desde la guerra de la Independencia.
Una vez disuelta la sociedad en el 1915 providencial fue la ayuda de un buen amigo, el célebre médico, Julio Sanguino que le prestó el dinero que le faltaba para comprar los terrenos e instalaciones de la fábrica al Marqués de Villatoya y quedarse como único propietario y responsable absoluto de su destino, y así recuperar para Talavera, el esplendor que la cerámica tuvo en los siglos pasados.
Y providencial fue, los once meses que, por motivos de la Guerra Civil se ausentó de Talavera, le permitieron completar y finalizar el libro de la Historia de la Cerámica de Talavera que inició con su amigo el P. Vaca, su obra más querida.
Reconocimiento a toda una vida dedicada a la cerámica, … ¿Cómo recuerdas madre aquel día?
Mi padre tuvo numerosos reconocimientos en vida, afortunadamente, pero el que verdaderamente recuerdo es el que tuvo lugar en el patio, «el embaldosado», …¡ Estaba repleto de gente, nadie quería perdérselo!.
Fue el 1 de mayo de 1944, apareció recogido en muchos periódicos de la época. Era un homenaje en vida “al gran ceramista talaverano”, la imposición de las medallas al Trabajo y la Cruz de Alfonso el Sabio.
Mi hermano Salvador organizó toda la fiesta, vino la Orquesta Nacional dirigida por Ataulfo Argenta, con la soprano María de los Ángeles.
Le recuerdo feliz, rodeado de su familia y amigos, uno de ellos le dijo:
—¡Qué buena cara le veo D. Juan!
—No, si yo de la cara no me quejo, estas pícaras piernas se niegan a sostenerme y me castigan al descanso, sin descanso.
Tenía un gran sentido del humor, ¡Él, … que había sido tan activo toda su vida!, pero ya se encontraba, por entonces, muy enfermo.
¿Qué pensaba él de su contribución a este resurgimiento de la cerámica talaverana?
¡Qué mejor que sus propias palabras!:
«Confieso también que, en mi contribución al resurgimiento de la cerámica Talaverana, tuve la oportunidad de llegar a tiempo en una época en que empezaban a resurgir las olvidadas artes decorativas españolas, muy especialmente esta cerámica, para la que la Divina Providencia, sin duda, me tenía predispuesto, pues de otra manera no se explican estos triunfos»
«Para el bien común y prosperidad de una empresa, todos los que a ella prestan actividades, deben considerar su aportación como una más, no como la primera e indispensable, pues con buena voluntad todos los hombres son útiles».
(1) El tío “Zamarra, procedente de las partidas Carlistas de los Montes de Toledo, al que tuvieron que echar por su mala conducta, era un ratero, que robaba gallinas, corderillos, conejos, cochinillos y todo lo que hallara a su paso. (Memorias RDL)
(2) El tílburi es un carruaje de dos ruedas y dos asientos que puede llevar capota
(3) Palacio de las Cabezas Extremadura
(4) Memorias de Juan Ruiz de Luna y Rojas
Recuerda que puedes ver parte de su obra en el Museo Ruiz de Luna de Talavera de la Reina (Toledo)
Autor: Nieto de Juan Ruiz de Luna
FOTOGRAFÍAS CEDIDAS POR LA FAMILIA
Aurora Talaverón el Sáb, 17/02/2024 - 13:43
Excelente entrevista, gracias