En la España de la segunda mitad del siglo XIX hubo un relevante grupo de artistas entre los que destacó el pintor Alejo Vera. Se formó en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Sus largas estancias en Italia le permitieron conocer a fondo la obra de los grandes maestros del Renacimiento y el Barroco, lo que marcaría una impronta en su obra. Allí, también estudió y pintó los restos de la Roma antigua en Pompeya y Herculano, como un minucioso arqueólogo. Participó en numerosas exposiciones nacionales e internacionales donde obtuvo múltiples premios y reconocimientos. Fue director de la Academia de Bellas Artes de España en Roma y académico de la de San Fernando. Su labor docente como profesor y catedrático en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado fue esencial en su carrera. Datos documentales inéditos hasta ahora nos permiten perfilar tanto su biografía como su trayectoria artística con nitidez.
UNA VIDA DEDICADA A LA PINTURA
Alejo Vera nació en 1834 en Viñuelas (Guadalajara). Se trasladó a Madrid para estudiar en el Instituto San Isidro. Dadas sus dotes para el dibujo, se matriculó en la Escuela especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, adscrita a la Academia de San Fernando. Además, fue discípulo de Federico de Madrazo en su estudio. En esta etapa conoció a Eduardo Rosales y a Vicente Palmaroli, más tarde pintores como él, con los que entabló una fecunda y duradera amistad.
Madrazo, que había viajado a Italia, les alentó a hacer el “Grand Tour” para completar su formación. Alejo Vera pudo ir a Roma gracias a que el senador y banquero Acisclo Miranda le concedió una beca. Allí perfeccionó su técnica alcanzando su madurez profesional, junto a otros artistas españoles: Rosales, Palmaroli, Álvarez, Dióscoro Puebla, Casado del Alisal, Fortuny... Su objetivo era aprender y disfrutar de las maravillas existentes en museos, palacios, ciudades renacentistas y barrocas, ruinas de la Roma antigua, restos arqueológicos en Pompeya y Herculano, etc.
Italia, donde permaneció quince años, fue para Alejo Vera un referente. Hizo suyos los temas religiosos y pompeyanos, que serán tan frecuentes en su pintura y con los que tanto éxito alcanzó. Se convirtió en un pintor-arqueólogo que con sus pinceles y grafitos dejó un legado vital sobre el estado de Pompeya y Herculano en la segunda mitad del XIX.
Los artistas del momento, para darse a conocer y poder vender sus cuadros, participaron en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, que tuvieron lugar en Madrid desde 1856. Alejo Vera presentó grandes obras en ellas, obteniendo numerosos premios, medallas de primera clase y el reconocimiento unánime de críticos, prensa y público. En la de 1862 envió desde Roma El entierro de San Lorenzo en las catacumbas de Roma, que obtuvo una primera medalla y fue comprada por el Estado para el Museo de Arte Moderno. Esta obra tuvo tal éxito que todos los medios hablaron de ella. Gustavo Adolfo Bécquer, que escribía en “El Contemporáneo” como crítico de arte, le dedicó un artículo en el que resaltaba las verdaderas cualidades de Vera como pintor místico, pues “presenta un nuevo modo de ver y tratar un asunto religioso”. La composición, el dibujo y el color, dice, son tan armónicos entre sí que forman “un conjunto delicado y especialísimo”. El cuadro tiene, por tanto, “todas las exigencias de una obra de arte, producto armónico del sentimiento y la razón”.
En la Exposición Nacional de 1867 participó con Coro de monjas y Santa Cecilia y San Valeriano, ambas también premiadas con primera medalla. A la de 1871 envió seis obras, obteniendo de nuevo una primera medalla y la Cruz de Calos III por Una señora pompeyana en el tocador.
En 1874 Alejo Vera volvió a España para ser profesor de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, donde se había formado, además de seguir pintando y acudiendo a prestigiosos certámenes. Llegó a alcanzar la condición de catedrático de la clase de Colorido y Composición, puesto que desempeñó hasta su jubilación. Para Alejo Vera la enseñanza fue una actividad importantísima en su carrera. Cuando su vista y sus fuerzas le fallaron al irse haciendo mayor, pintó cada vez menos, pero continuó, sin embargo, con su actividad docente en la Escuela de Bellas Artes.
En 1878 regresó a Italia como pensionado de mérito en la Academia de España en Roma, donde pintó el gran cuadro titulado Numancia, que presentó como trabajo del tercer año de su pensión. Alejo Vera envió esta obra a España a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881, recibiendo por ella una primera medalla y la Gran Cruz de Isabel la Católica, una de las más importantes condecoraciones existentes.
En 1881 retomó en España su labor de profesor de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado. En 1882 llegó otro importante reconocimiento, se le nombró Académico electo, aunque hasta 1892 no leería su discurso de recepción a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando titulado “Realismo y naturalismo en la pintura y su diferencia e importancia, comparados con el idealismo”.
En 1892 se le nombra director de la Academia de España en Roma, cargo que desempeñó hasta 1898. Allí rehabilitó el edificio de la Academia y procuró el bienestar de alumnos y profesores, lo que le supuso el afecto y respeto de toda la comunidad de artistas.
A su regreso a España se dedicaría, hasta el final de su carrera, a la labor docente en la Escuela de Pintura, siendo nombrado secretario en 1903 hasta su jubilación en 1919, con 84 años.
Vera también participó en varias exposiciones internacionales, como las de París, Filadelfia -donde obtuvo un premio de excelencia artística en la pintura de Historia por su obra El entierro de san Lorenzo-, Viena -en la que Una señora pompeyana en el tocador obtuvo una mención honorífica-, Munich -en la que recibió la Gran Cruz de primera clase por Cristiana en las catacumbas-, Buenos Aires… Sus éxitos fueron nacionales e internacionales. El reconocimiento a su impecable obra fue unánime.
También perteneció a la Asociación de Escritores y Artistas españoles y al Círculo de Bellas Artes de Madrid, del que llegó a ser presidente de la Sección de pintura en varias ocasiones.
Todo ello muestra el prestigio social y profesional que disfrutó Alejo Vera.
A pesar de recibir en vida tantos reconocimientos y honores por sus trabajos, en cambio los testimonios de sus contemporáneos y amigos le describen como un hombre sencillo que incluso pidió que en su tumba no figurase su nombre. Solo importaba su obra y la impronta que dejó en los numerosos alumnos a los que formó, entre ellos destacó el filipino Juan Luna Novicio.
Vera fue un pintor figurativo. Su formación en la Academia de Bellas Artes se basó siempre en la preocupación por alcanzar la perfección técnica, a través de un dibujo impecable, temas muy cuidados y el equilibrio en los colores y la composición. También por lograr la mayor fidelidad posible en los ambientes de sus cuadros, en los que podemos respirar y movernos libremente. Belleza artística y belleza moral fueron sus objetivos, necesarios para la creación de una obra de arte. Vera consiguió aunar estos conceptos, fue un infatigable buscador de belleza.
Alejo Vera perteneció igualmente al movimiento denominado Pintura de Historia que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y que se debió al despertar de las conciencias nacionales de los pueblos, que intentaron buscarse y reconocerse en el espejo de su historia. Esta clase de cuadros, de gran tamaño y dramáticos en general, fueron pintados por la mejor generación de artistas del siglo, como Rosales, Palmaroli, Gisbert, Vera, Casado, Pradilla, Fortuny, entre otros muchos. El Museo del Prado posee un número significativo de ellas, como Numancia, de Alejo Vera, cedida en depósito a la Diputación de Soria.
Alejo Vera fue también un pintor de temas “pompeyanos”. Recreó la vida de los antiguos romanos que vivían en Pompeya y Herculano antes de ser sepultadas por la erupción del Vesubio en el año 79. Representó con gran exactitud, esmero y con un gusto exquisito, sus arquitecturas, pinturas, mosaicos, ornamentación y escenas de la vida cotidiana: Señora pompeyana en el tocador, Tienda de joyas en Pompeya, Una madre enseñando a su hija a hilar… Sus numerosos apuntes y bocetos sobre estos yacimientos tienen un indudable valor arqueológico, histórico y artístico.
De sus largas estancias en Italia surgen, además, cuadros y múltiples dibujos, realizados en taccuini, de temas clásicos, alegóricos y mitológicos. Algunos de ellos eran estudios para obras posteriores en óleo, pero otros eran obras definitivas. Vera trabajaba con el mismo cuidado una obra hecha con crayón, carboncillo, sanguina o clarión que con óleo.
Fue también un pintor de temática religiosa, que abordaba como si de un cuadro histórico se tratara. Por ello, Vera representó, en vez de temas místicos, escenas terrenales verosímiles de la vida de los santos, así como a los antiguos cristianos en las catacumbas de Roma. No se trataba de rezarles en un altar, sino de transmitir ideas (caridad, compasión, misericordia, dolor, fe…), pero considerándolos, siempre, obras de arte destinadas a la contemplación y el goce visual: El entierro de San Lorenzo, Un coro de monjas, Santa Cecilia y San Valeriano, La comunión de los antiguos cristianos en las catacumbas de Roma, El milagro de las rosas…
No se puede olvidar tampoco su faceta de retratista. Sus retratos mostraron cómo eran y qué sentían los personajes representados. Posaron para él todo tipo de personas: Bravo Murillo, En el hospital, Mujer leyendo, Dama pintando…
También fue pintor de alegorías: Iacet Iustitia, La verdad crucificada…, especialmente hacia el final de su carrera.
La pintura de Alejo Vera evolucionó de un academicismo inicial, con obras muy acabadas que buscaban la perfección de las formas a través de un dibujo impecable, a un realismo más naturalista de inspiración velazqueña y, al final de su vida, sobre todo en sus obras de temas alegóricos (las cuatro estaciones), hacia formas y fondos indefinidos y una técnica más suelta y libre.
LA EXPOSICIÓN
Se cumple este año el primer centenario del fallecimiento de Alejo Vera. Por este motivo, el Museo y la Diputación de Guadalajara han inaugurado el 28 de marzo de 2023 la Exposición “Alejo Vera 1834–1923: Buscando la belleza”. El objetivo de esta exposición ha sido doble: por un lado, recuperar y realzar la figura de Alejo Vera, que fue uno de los más grandes pintores del siglo XIX. Por otro, que en ella se puedan observar y admirar más de un centenar de documentos, apuntes, dibujos, bocetos y obras definitivas -algunos inéditos-, de técnicas diversas, a través de los cuales se pueda conocer cómo era su proceso creativo.
El centenar de piezas que se presenta en esta exposición se agrupan en diferentes áreas temáticas. Iniciamos el recorrido en Viñuelas, su lugar de nacimiento. A continuación, vemos varias imágenes de lugares vinculados al artista, la Academia de Bellas Artes de Madrid y la de España en Roma.
LOS COMIENZOS. La habilidad de Vera con el lápiz y el carboncillo se aprecia ya en sus primeros trabajos académicos. En la exposición vemos varios dibujos y un óleo con estudios de desnudos masculinos. Alejo Vera además acudió al Museo del Prado para aprender de los grandes artistas, prueba de ello es el dibujo Ángel, detalle de La Virgen del pez, de Rafael
EL SENTIMIENTO RELIGIOSO. Vera supo reflejar en sus cuadros religiosos humanidad y verdad, dotando a sus figuras religiosas de sentimiento y emoción tanto en los rostros como en las actitudes y gestos de sus personajes. También las caracterizó con una profunda paz espiritual enmarcada en composiciones de gran elegancia y sobriedad. Eso se desprende en obras como Santa Magdalena penitente o La Dolorosa.
VERA RETRATISTA. Buscó plasmar el alma y los sentimientos de la persona retratada, sus valores e ideales. Procuró reflejar lo que está pensando el individuo en ese momento, lo que está presente en su mundo y en el del pintor. Hizo unos magníficos retratos psicológicos que podemos disfrutar en esta exposición. Pintó algún retrato institucional, como el de Bravo Murillo, pero prefirió inmortalizar con sus pinceles, carboncillos o simplemente lapicero, a personas de la calle que captaban su atención, a amigos y modelos. Los retrata con total libertad, sin tener que acatar las imposiciones del retrato burgués que pretendía mostrar la acomodada vida de esta clase social.
VALORANDO A LA MUJER. Alejo Vera representó a la mujer de su tiempo en las múltiples facetas de su vida, pintando, leyendo o dando testimonio de su fe. Para representarla en su cotidianeidad o en su desnudez, recurrió a los temas clásicos pompeyanos (el baño, el tocador, el mercado, la hilatura…). Observamos que la mujer siempre tuvo un papel significativo en sus obras, pues le dio protagonismo incluso en escenas tan dramáticas como Numancia.
Fue asimismo de los primeros en tener alumnas en la Escuela de pintura y en defender públicamente su plena participación en las exposiciones nacionales e internacionales.
ROMA, CAPITAL MUNDIAL DEL ARTE. Roma en el siglo XIX era el lugar perfecto para unos jóvenes artistas fascinados por la aventura que ofrecía la Ciudad Eterna. Suponía el punto final de su etapa académica y el inicio de su madurez profesional. Compartían conocimientos en las academias (San Luca, Chigi), en los estudios y talleres en los que se fueron instalando, así como en reuniones y tertulias (Café Greco, Birrería de la Vía Gambero…), mezclando formación, trabajo y camaradería. Obras como Mujer romana, Il bagno o Busto de mujer romana nos acercarán a esos años de Vera en Roma.
RECUERDOS DE POMPEYA Y HERCULANO. Al visitar hoy Pompeya y Herculano podemos imaginarnos aquellas calles llenas de vida, tal como Alejo Vera las mostró en obras como Una señora pompeyana en el tocador. Pero el artista también actuó como “pintor arqueólogo” dejándonos minuciosos dibujos, acuarelas y óleos de piezas, personajes, estancias y edificios que tienen 2000 años de antigüedad y siguen fascinándonos por su poder para revivir el pasado. Un nutrido grupo de ellas se pueden disfrutar en la exposición.
NUMANCIA. Es representativa de la pintura de Historia del siglo XIX. Tanto la fotografía de la obra a tamaño natural como el boceto y dibujos preparatorios que se presentan en esta exposición, muestran las especiales aptitudes técnicas de Alejo Vera para la pintura y el dibujo.
En ellos, además, tenemos el privilegio de poder asistir al proceso intelectual e íntimo de creación de un cuadro, por el cual el autor crea las formas, las transforma, perfecciona o descarta, genera volúmenes, luces y sombras, sitúa a las figuras en el espacio y las relaciona con otras, las dota de sentimiento y emociones. Y el resultado nos asombra por su perfección técnica y nos emociona por lo que Vera quiso transmitir: la heroica gesta de aquellos numantinos que prefirieron morir con dignidad a entregarse a la servidumbre, la esclavitud y la ignominia a que los romanos les someterían si sobrevivían a la caída de su ciudad.
LAS EXPOSICIONES NACIONALES E INTERNACIONALES. Alejo Vera utilizó escenas históricas y religiosas para presentar obras en las exposiciones internacionales (Filadelfia, Viena, Munich, Buenos Aires). En España participó en ocho Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, presentando obras que fueron premiadas en 1856, 1862, 1866, 1871, 1876 y 1881. Tuvo, demás, gran reconocimiento por parte de la crítica, la prensa y los coleccionistas.
En esta exposición presentamos Coro de monjas, Una señora pompeyana en el tocador, boceto de Numancia, boceto de Santa Cecilia y San Valeriano. También, varios dibujos preparatorios y fotografías de diferentes obras presentadas y premiadas en las citadas exposiciones nacionales e internacionales en las que participó.
SUS ÚLTIMOS AÑOS. A cada momento histórico le corresponde una manera de comunicarse a través del arte. A finales del siglo XIX, con los cambios que habían supuesto la II Revolución Industrial, se produjo el afianzamiento de la burguesía y el proletariado, que se identificaron con corrientes pictóricas nuevas, como el impresionismo o el puntillismo. En los albores del siglo XX surgen las vanguardias artísticas. Ello supuso que la pintura de Historia y el Naturalismo, tan valorados años antes, pasasen de moda y dejasen de interesar a mecenas y burgueses.
Alejo Vera en estos años se centra en su labor docente como catedrático en la Escuela de la Real Academia de Bellas Artes. Aunque tiene encargos y evoluciona en su estilo pictórico (dibujo de La Primavera y Eros), se siente agotado y decepcionado. En su testamento vital nos habla de celos entre artistas a la hora de posicionar sus obras en el mercado. A pesar de ello, Alejo Vera se mostró comprensivo con los nuevos estilos artísticos: “No hay escuelas buenas ni escuelas malas, sólo hay pintores buenos o pintores malos”. Y siguió transmitiendo y defendiendo su criterio artístico hasta sus últimos días: “En la PINTURA todo hay que reducirlo a forma o apariencia verdadera”.
Concluyendo, Alejo Vera perteneció a una generación de artistas que tuvieron gran reconocimiento en su época pero que, con la llegada de las nuevas corrientes artísticas, vieron cómo se les olvidaba. Estos artistas del siglo XIX han necesitado casi una centuria para ser rescatados de ese olvido. Hoy en día sentimos la responsabilidad y la satisfacción de acercar la vida y las obras de Alejo Vera a todo el público para que puedan ser disfrutadas y valoradas por su aportación a la historia del Arte.
BIBLIOGRAFÍA
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Autoras:
Rosario Baldominos Utrilla
Licenciada con Grado en Geografía e Historia. Investigadora
Comisaria de la exposición “Alejo Vera (1834-1923): Buscando la belleza”
María Lourdes Escudero Delgado
Licenciada con Grado en Geografía e Historia. Investigadora
Comisaria de la exposición “Alejo Vera (1834-1923): Buscando la belleza”
Tomás. el Sáb, 03/06/2023 - 14:54
Me ha parecido una magnífica manera de exponer a un autor infravalorado y mostrar su obra para poder rendir homenaje a su pintura y a su aportación al arte español.
MLDelgado el Sáb, 03/06/2023 - 16:22
Muy interesante.
Ángeles María … el Sáb, 03/06/2023 - 16:56
Un artículo muy completo sobre la vida y obra del pintor Alejo Vera.
Maravillosa Exposición en el Palacio del Infantado. Guadalajara
Carmen Puebla el Sáb, 03/06/2023 - 17:20
Fantástico trabajo de recopilación e investigación de este pintor meritorio y injustamente no valorado según sus méritos. Gracias
Mª Isabel Escudero el Sáb, 03/06/2023 - 17:27
Muy buen artículo. No solo contiene información veraz y absolutamente necesaria para rescatar una época y un pintor injustamente olvidados, sino que además transmite emoción ante su obra.
Arsenio Pérez Ortega el Sáb, 03/06/2023 - 19:23
Como Alcalde presidente en funciones del ayuntamiento de Viñuelas, siempre es un honor y un orgullo tener en nuestro pueblo un vecino tan ilustre como Alejo Vera, del mismo modo sus vecinos/as lo sienten y lo viven con gran satisfacción. Este ayuntamiento también agradece a todas las personas vecinos/as o no vecinos/as que han dedicado su esfuerzo y trabajo, en muchos casos de una forma desinteresada con la única intención de dar a conocer la figura de nuestro pintor ALEJO VERA. Una sociedad con cultura es mucho más abierta y comprensiva. Un saludo gracias
Raquel Mateo V… el Sáb, 03/06/2023 - 21:37
La exposición de Alejo Vero es extraordinaria. Felicito a las Comisarias Dña Lourdes Escudero y Dña Rosario Baldominos por su gran trabajo y por este excelente artículo. Enhorabuena.
Iluminada Sánc… el Dom, 04/06/2023 - 12:53
Un artículo maravilloso tanto por su información como por su perfecta redacción y ortografía y que, sin duda, me despierta aún más el interés que tengo por visitar la exposición y difundir el conocimiento de este gran artista. Grandes profesionales Lourdes y Charo. ¡ Enhorabuena y mucho ánimo para seguir instruyéndonos !. Un abrazo.
José Antonio Borrás el Mié, 14/06/2023 - 12:56
Tuve la ocasión de participar en el montaje de la exposición, y puedo asegurar, que la labor entregada y entusiasta de las dos comisarias ,Charo Baldominos y Lourdes Escudero, y del personal del Museo de Guadalajara, personificado en la figura y el talento de Fernando Aguado, ha servido para ofrecer una excelente muestra artística sobre la figura de Alejo Vera, su vida y su tiempo. Son muy pocas las personas ajenas al sector artístico, las que pueden calibrar el enorme esfuerzo de organización que presupone conseguir un resultado como el conseguido en esta ocasión; de lo cual me congratulo.
Berta Moreno el Vie, 16/06/2023 - 21:51
Extraordinario artículo. Felicitaciones a Lourdes y Charo por vuestro trabajo
Charo Pérez el Jue, 09/11/2023 - 16:49
Excelente trabajo el que estáis realizando, porque espero que sigáis en él hasta conseguir que nuestro pintor alcarreño adquiera el conocimiento popular y la valoración que se merece. Mucho ánimo para segur adelante y gracias por darnos a conocer a tan estupendo artista.
Charo Pérez el Jue, 09/11/2023 - 17:04
Enhorabuena por este magnífico trabajo que estáis llevando a cabo para darnos a conocer al autor y su obra, hasta ahora muy desconocidos. Os animo para que no dejéis de investigar y a ver si se consiguen rescatar todas las pinturas de Alejo Vera y se les otorga un lugar destacado, donde puedan ser expuestas para el conocimiento y disfrute del público en general. Adelante chicas y muchas gracias por regalarnos el conocimiento de este gran artista guadalajareño.