Violencia y Corrupción en los Yébenes en 1834. Documento del mes de noviembre de 2022 en el Archivo Histórico Provincial de Toledo.
El documento que os presentamos este mes es realmente curioso. Se trata de un pasquín en el que se dibujan los ataques contra dos personas, presumiblemente del bando isabelino, a manos de sendos carlistas, junto con una proclama en contra de Isabel II, naturalmente en el marco de la I Guerra Carlista. El papel fue encontrado en Yébenes de Toledo la madrugada del 16 de marzo de 1834, fijado a la puerta de un vecino de la localidad.
El documento en sí ya es bastante interesante, sobre todo por la expresividad de las imágenes y del texto. Por un lado, un “carlista del ocho” mata al “panzón” Francisco Garoz, cuando estaba “a media legua de los cortijos”. No sabemos si el agredido es un Francisco Garoz y Zayas, que era comandante isabelino de la localidad en 1835; si fuese así, parece que el “panzón” sobrevivió a la estocada en las costillas.
A nuestra derecha, vemos el ataque contra José Gallego “que iba corriendo a esconderse y le jeringan por atrás sin sombrero”. En efecto, Gallego es el único personaje que no está tocado y, a juzgar por el texto y por el tamaño de los sombreros, este asunto debía ser importante para el autor del pasquín.
El texto que acompaña a los dibujos no es menos curioso. Observamos que se acusa a los actuales alcaldes de tomar dinero de los propios, y es que lo de acusar al adversario político de “meter la mano” en las arcas públicas (con razón o sin ella) no es, ni mucho menos, una novedad de nuestros días. Fijaos también en que los isabelinos son calificados de “negros”, probablemente por el color de las casacas de algunos de sus uniformes. En este artículo del profesor Jordi Canal podéis encontrar más información sobre el uso de los colores en las guerras civiles españolas contemporáneas, entre ellos lo de “negros” y “blancos” en las guerras carlistas.
El documento es la primera pieza de prueba de un proceso judicial que también tiene su miga. En la madrugada del 16 de marzo de 1834, Eugenia Gálvez, “enfermera” del hospital de Los Yébenes de Toledo, fue a buscar chocolate para los padres de una de sus enfermas que acababa de fallecer. Entonces vio a la puerta de la casa de un vecino el pasquín en cuestión, pegado con cuatro obleas (cuyos restos se conservan), y corrió a avisar a la guardia nocturna, en el frontero edificio del ayuntamiento de Yébenes de San Juan.
Hay que aclarar que, en este momento, Yébenes de Toledo y Yébenes de San Juan son dos municipios diferentes, el primero dependiente de la jurisdicción de Toledo y el segundo de la Orden de San Juan. Sus núcleos de población apenas estaban separados por el camino real, aunque poco tiempo después de estos hechos se unificarían en el actual municipio de Los Yébenes. A pesar de esta división jurídica, mantenían algunas instituciones comunes, como era el caso de la guardia nocturna.
Las investigaciones se inician en Yébenes de San Juan, donde estaba acuartelada la guardia, pero luego se traspasa a los vecinos, argumentando que fue en su territorio donde apareció el pasquín. El conflicto de competencias obliga a elevar el caso a la Real Audiencia de Toledo, cuyo fiscal propone el 21 de diciembre el sobreseimiento del caso por imposibilidad de encontrar a los autores del pasquín. Pero, a la vez, dispone que se abra una pieza separada contra el alcalde mayor y el escribano de Yébenes de San Juan por obstaculizar la investigación. Así que encontramos también aquí la famosa “politización de la justicia” o “judicialización de la política” que tan familiar nos resulta hoy.
El documento y el proceso subsiguiente se conserva en el fondo del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción de Orgaz, bajo la signatura 53835/2.