Iglesia de Nuestra Señora de la Luz

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Luz se localiza dentro del casco antiguo de la ciudad de Cuenca, extramuros, junto al río Júcar.

El templo fue iniciado por Fray Agustín de Montalbo en 1523 y terminado por José Martín de Aldehuela en 1764 en estilo rococó.

La planta que diseñó Martín de Aldehuela yuxtapone la nave, el crucero con cúpula y la capilla mayor-camarín en un impulso longitudinal. Dominan las pilastras de orden compuesto en el crucero con los capiteles angulares ornados con cabezas de querubines en el ábaco. La profusión decorativa impide la existencia de superficie alguna libre de ornamento, con el potente relevado de la cornisa y los bocetones que enmarcan las pinturas murales.

Son incontables los detalles de filiación barroca-romana, las sobrepuertas, los grandes cuadros de las bóvedas, los arcos fajones cargados con un florón estrellado en la clave, los frisos con estrellas de cinco puntas, los huecos elípticos, el uso y hasta el abuso de cabezas de querubines borrominescas o la composición general muy rica, con propensión a imitar mármoles.

Los muros laterales de la nave se estructuran como dos arcos triunfales divididos en tres calles por pilastras cajeadas de orden pseudocompuesto, que soportan un potente entablamento. Éste se quiebra formando un frontón curvo sobre cada una de las calles centrales, que quedan a su vez divididos en dos cuerpos, con grandes nichos alabeados en el primero y tribunas balconadas en el segundo.

Las calles laterales presentan nichos más pequeños en la parte baja, tribunas en el segundo cuerpo los más próximos al crucero, y sendos volados de acceso al coro, los más cercanos a los pies del templo.

En el exterior se encuentra enfoscada y pintada, mantiene un balconcillo de madera y dos portadas, una de ellas plateresca, trazada por un maestro anónimo (quizá Antonio Flórez) y ejecutada hacia 1529-1530, en la época del comendador Fray Cristóbal.