El patrimonio cultural y natural es un bien único que hay que conservar y proteger porque nos narra el pasado, nos arraiga al presente y, preservándolo, garantiza su comprensión y disfrute a generaciones futuras. Con esta finalidad, al amparo de la Organización de Naciones Unidas y su desarrollo institucional, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, 1965), basándose en los principios recogidos en la Carta de Venecia de 1964 sobre conservación y restauración de monumentos y sitios, propone en 1982 el 18 de abril como Día Internacional de los Monumentos y Sitios.
Se busca con ello sensibilizar y dar a conocer la riqueza que posee la humanidad en el ámbito patrimonial, promoviendo al mismo tiempo su conservación y protección. Con este gran objetivo como meta, cada año se fija un tema diferente, a partir del cual se realizan cuantiosas actividades en las que participan, a nivel mundial, numerosos estados, personas e instituciones.
Hoy te acercamos a una selección de fotografías, conservadas en nuestros Archivos Historicos Provinciales, con el fin de establecer un diálogo visual con el pasado de nuestros monumentos y sitios.
Muchos son los monumentos y sitios de nuestra región a los que podríamos hacer referencia, pero hemos querido mostraros solo una pequeña representación.
Palacio de los Condes de Cirat y Castillo de Almansa (Albacete).
Al este de Albacete destacamos en Almansa, dos importantes edificios que se significan en la fotografía proporcionada por el Archivo Histórico de Toledo, dominando el centro de la imagen aparece el Castillo de Almansa es una fortaleza de origen almohade del S. XIII, encaramada sobre el Cerro del Águila, de 100 mts. de largo por 30 mts. de ancho.
Tiene dos puertas de acceso y un patio de armas. Se divide en varios recintos a distintas alturas o niveles, que van desde la barbacana defensiva que es el más bajo, hasta la torre del homenaje que es el más alto. Su recinto amurallado está adaptado a los desniveles del terreno, con torreones cilíndricos en las esquinas y almenas en todo su perímetro.
Desde la plaza de Santa María, accedemos al castillo por una amplia escalinata para llegar a una verja que es la que nos permite acceder al castillo o por lo menos a su recinto externo. Se trata de una zona ajardinada que no pertenece propiamente al castillo. Subiendo las escalinatas interiores del recinto, nos encontramos con la puerta oeste por la cual accedemos, cruzando el matacán, a la barbacana defensiva del castillo construida a modo de curva, lo que permitía una mejor defensa del acceso al castillo.
A través de una puerta abierta en el muro, entramos en el patio de armas, que en realidad era una zona reservada para los artesanos y los almacenes. Desde este patio se accede a las distintas partes de la fortaleza, restos de la zona palaciega de la antigua fortaleza árabe, la puerta norte por donde subían los carros, las troneras para las armas de fuego y el acceso a las murallas que permitían la defensa.
Por una empinada escalera, se accede al tercer recinto, en el centro del cual encontramos la torre del homenaje. Ésta es de planta rectangular tratándose de un torreón hecho de mampostería y sillería. Su bóveda presenta una cubierta interior de crucería gótica con nervios de piedra y elementos de ladrillo. En el interior encontramos a ambos lados sendas ventanas abiertas una al patio de armas y enfrente la otra con unos bancos de piedra que se asoma al municipio. En las claves de la bóveda la heráldica de los marqueses de Villena.En sus orígenes, en el interior de la torre, tal como nos indican los muros interiores de ésta, existía una planta intermedia más, quedando dividida la torre en cuatro plantas.
Y, a la izquierda se sitúa el Palacio de los Condes de Cirat, conocido también como "Casa Grande", es un edificio de estilo renacentista y de carácter civil, construido en el último cuarto del siglo XVI por el noble almanseño D. Alfonso de Pina, en la plaza de Santa María de la localidad de Almansa.
En 1.793 el edificio pertenecía al Conde de Cirat, Miguel de Catalá y Calatayud, que tenía el titulo de Grande de España. Después pasó a manos de los Marqueses de Montortal, hasta que en 1.992 fue adquirido por el Ayuntamiento.
El palacio fue construido en el solar de un antiguo mesón, donde además se levantaron los edificios más importantes de la villa, como la iglesia, el castillo o el ayuntamiento.
El edificio, de dos plantas, se distribuye en torno a un patio de planta cuadrada al que dan galerías con arco de medio punto sostenido por columnas jónicas. En las enjutas de los arcos del patio se reproducen los motivos del escudo de la fachada principal, y sobre la puerta sur, por la que se accede al jardín, hay un escudo similar al de la fachada principal, pero de menor tamaño y peor estado.
La portada de la fachada principal, ligeramente desplazada del centro, está dividida en dos cuerpos. El cuerpo inferior posee columnas fajadas almohadilladas a ambos lados de la puerta, extendiéndose este fajamento rústico hacia el segundo cuerpo y los ventanales. En el segundo cuerpo el tema fundamental es la heráldica, apareciendo en el centro el escudo del linaje de los Pina sujetado por dos niños, y a ambos lados dos figuras humanas toscamente talladas.
Se accede al edificio desde un zaguán con arco rebajado que hace las veces de distribuidor de los espacios habitables, una estructura que mantiene el concepto palaciego del siglo XVI.
Torres de las Iglesias de la Trinidad y El Tardón en Alcaraz (Albacete).
Dentro de la misma provincia, hacia el oeste, en Alcaraz destaca el perfil de las torres de las Iglesias de la Trinidad y el Tardón. Centrándonos en la Iglesia de la Trinidad, nos encontramos con un estilo de transición entre el gótico y el renacentista y data de los S. XIV y XV. Da a la Plaza Mayor donde tiene puerta de entrada.
Es de planta cuadrada de siete metros de lado, con tres naves, la central más elevada y cuatro tramos. Posee crucería ojival, con estrellas de cuatro puntas en la nave central. En la bóveda central aparecen las armas de los Reyes Católicos. Las columnas poseen capiteles corridos.
Destaca, en el lado de la epístola del presbiterio, una capilla renacentista con una bóveda vaída de clara influencia vandelviresca. La cúpula del interior está dividida en casetones de tamaño decreciente, tambien de estilo vandelviriano. El tímpano tiene decoración vegetal y un relieve de la Santísitima Trinidad.
Posee varias capillas laterales como son la del Nazareno, la de la Soledad, o la de Pedro de Aragón, que semeja un arco de triunfo. El baptisterio de la iglesia es un añadido renacentista en el lado del evangelio.El claustro es renacentista con tres arcadas en tres de sus frentes, pues el lado de la iglesia no tiene arcadas.
La portada principal es de estilo gótico, flanqueada por pimáculos a ambos lados. Tiene un arco exterior, de estilo ojival conopial, con florituras góticas y bustos y relieves de caballeros y santos.
Plaza Mayor de Almagro (Ciudad Real).
Al sur de la provincia de Ciudad Real, destacamos la localidad de Almagro. Los orígenes de la villa son desconocidos, pero es probable que existiera un asentamiento en la Edad del Bronce del que hay indicios entorno a las Casas Maestrales y en los parajes exteriores al centro urbano es posible que también estuviera habitado en época romana.
De tiempos visigodos no quedan vestigios salvo algunas columnillas decoradas con rombos tallados a bisel, desperdigadas por la población, y en cuanto a los musulmanes tampoco se sabe mucho.
Durante S. XIII, Almagro entrará en la historia de la mano de la Orden de Calatrava, cuyos maestres la elegirían como lugar de residencia y centro gubernativo de sus posesiones. La tradición quiere que el maestre D. Gonzalo Yáñez concediera Fuero a la Villa en 1213, confirmado por Fernando III en 1222.
En el S. XIV la villa se encuentra amurallada, tiene una parroquia, San Bartolomé el Real, edificios públicos como las carnicerías, el alholí o pósito, la cárcel, casas del Concejo y un castillo absorbido por las Casas Maestrales.
En el S. XV la incorporación del maestrazgo a la Corona en 1487, no variará la situación, apenas un cambio de inquilino, ahora las Casas Maestrales serán habitadas por el Gobernador. En 1493 el cardenal Cisneros dirige la fundación del monasterio de franciscanos de Santa María de los Llanos, que se anexionará la iglesia del mismo nombre.
En tiempos del emperador Carlos V los banqueros alemanes Fugger se vincularon a Almagro, trayendo consigo a sus administradores: los Wessel, Xedler, ....
Durante los S. XVI y XVII la villa crece y se embellece, sale de las murallas creándose los arrabales de San Pedro, Santiago, San Ildefonso, San Juan, San Sebastián y San Lázaro. El clavero Fernando Fernández de Córdoba funda el monasterio y universidad de Nuestra Señora del Rosario; el comendador mayor D. Gutiérrez de Padilla levanta el Hospital de la Misericordia y el Monasterio de la Asunción de Calatrava; se construyen la iglesia parroquial de Madre de Dios, el convento de la Encarnación, las oficinas de los Fugger y multitud de casas particulares y se reforman la iglesia de San Blas, la Plaza, el Ayuntamiento, etc... La crisis de los últimos años del siglo XVI y comienzos del XVII no frena la fiebre constructora en Almagro; los franciscanos levantan el Convento de Santa Catalina, se instalan los agustinos, los jesuitas, los hermanos de San Juan de Dios y construyen su palacio los ascendientes del Conde de Valdeparaíso.
Almagro durante el S. XVIII, será capital (1750-1761) gracias a los buenos oficios del Conde de Valdeparaiso, ministro de Hacienda, que también promovió la construcción de un Cuartel de Caballería. Al perder la capitalidad, Almagro recibió el título de ciudad, quedando en buena posición económica que contaba con una fábrica de blondas.
En el S. XIX Almagro se convierte en una ciudad moderna dotándose de plaza de toros (1845), telégrafo (1858), ferrocarril (1.860), cuartel provincial de caballería (1863) casino y teatro (1864), luz eléctrica (1897). El progreso también tiene servidumbres y en 1886 se derriban las murallas y puertas de la ciudad.
Este pasado ha dado origen a un hermoso conjunto urbano destacando la Plaza Mayor, de casas bajas porticadas con la techumbre ondulada y una verde galería de miradores de influencia flamenca; el Palacio de los Fugger, el Corral de Comedias y el Palacio Maestral. Destacan también las iglesias de S. Agustín y S. Blas, las parroquias de S. Bartolomé y de la Madre de Dios, los conventos de Sto. Domingo, el de la Encarnación, el de la Asunción y de S. Francisco y la Ermita de S. Juan.
Puerta de Toledo. Ciudad Real.
En el centro de la misma provincia, en la “capital de La Mancha”, encontramos la Puerta de Toledo, exponente de la arquitectura militar los S. XIII y XIV. Promueve su construcción el rey Alfonso X el Sabio cuando en 1.255 otorga a la villa su Carta Puebla, concluyéndose la obra en 1.328 en tiempos de Alfonso XI.Es la única puerta que se conserva en la actualidad, de las siete que llego a tener la antigua muralla que rodeaba a Ciudad Real. Tuvo diversas funciones a lo largo de su historia, sirviendo desde puerta de ronda para la vigilancia de la ciudad, hasta portazgo o puerta donde se pagaban los impuestos en el transporte de mercancías y personas desde de Toledo a Sevilla.
La puerta es de estilo gótico-mudéjar, realizada en piedra de sillería con la marca de al menos siete canteros distintos.
Es de planta cuadrada formada por tres cuerpos; dos cuerpos (torreones) situados a ambos lados de la puerta, de formas rectangulares, de 12 mts. de altura por 4 mts. de frente, unidos por otro cuerpo central, constituido por lienzos en cuyos frentes aparecen abiertos arcos ojivales (apuntados) seguidos de arcos de herradura. Este cuerpo central queda dividido en dos mitades por un doble muro con arcos ojivales, donde se alojaba el rastillo (puerta levadiza); está cubierto, a su vez, por dos bóvedas de nervaduras divididas en cuatro paños, con arcos apuntados apoyados sobre ménsulas, en cuyas claves aparecen los escudos de los reinos de Castilla y León. Este doble espacio central guarda gran similitud con las puertas del Sol y de Alfonso VI de Toledo.
Las almenas que coronaban todo el perímetro superior del edificio han desaparecido.
En las fachadas, en la parte superior de sus puertas norte y sur, aparecen el escudo en piedra de Alfonso X el Sabio (norte) y una cartela de piedra con caracteres góticos en rojo fechada en 1.328 (sur), indicios claros de cuando se inició y finalizó esta puerta.
Patio del Monasterio de Uclés (Cuenca).
Ya en la provincia de Cuenca, al este, nos encontramos la localidad de Uclés, dominada visualmente por el impresionante Monasterio de Uclés, que asienta sobre una amplia explanada de un cerro a cuyos pies se encuentra dicho municipio. Este lugar fue primitivamente un antiguo castro celtibérico, después una alcazaba árabe y tras la Reconquista se convirtió en un convento de la Orden de Santiago. La obra del nuevo convento comenzó el 7 de Mayo de 1.529, reinando Carlos V y concluyeron en 1.735 en el reinado de Felipe V, 206 años después.
En él se dan tres estilos arquitectónicos y decorativos distintos: el plateresco, el herreriano y el churrigueresco, propios de los periodos del Quinientos, Seiscientos y Setecientos, donde coinciden los sistemas constructivos propios del gótico tardío, del renacimiento y del barroco respectivamente.
En la primera etapa del gótico final o tardío se edificó la fachada oriental plateresca y la sacristía. En la segunda etapa renacentista se ejecutó la iglesia, las fachadas norte y oeste y el refectorio. Y en la tercera y última etapa del barroco se elaboró la fachada sur y su portada, el claustro con el aljibe y su brocal y la escalera principal del monasterio.
La planta del edificio es cuadrada, con patio central (claustro), con tres portadas de entrada, una de ellas que corresponde al acceso a su iglesia.
Siguiendo la cronología de los estilos artísticos que se dan en el monasterio, los elementos más importantes a destacar son:
1) Fachada este: Fue realizada entre 1.529-1.550 por Andrés de Valdelvira, siendo un exponente del estilo plateresco conquense perteneciente último gótico.
2) Sacristía: También es de estilo plateresco y actualmente se utiliza como capilla del Santísimo.
3) Iglesia: Fue construida gracias al impulso del rey Felipe II por el arquitecto renacentista conquense Francisco de Mora, quien dirigió las obras desde 1.587 a 1.609, al más puro estilo herreriano, concluyéndose en 1.598.
4) Fachada norte: Coincide con la fachada norte de la iglesia; es de estilo herreriano, con una portada monumental muy sencilla formada por dos cuerpos.
5) Fachada oeste: Es del mísmo estilo renacentista que la fachada anterior y corresponde a los pies de la iglesia y al ala oeste del monasterio.
6) Refectorio: Es de una sencillez pasmosa con muros lisos y sin decoración alguna digna de mencionar a excepción del rico artesonado con casetones octogonales renacentistas, tallado en madera de pino.
7) Claustro: Construido en el siglo XVII, es de grandes proporciones y de estilo barroco, y cuenta con dos alturas y patio en el centro; fue diseñado en su parte inferior por el arquitecto Francisco de Mora a finales del siglo XVII.
8) Aljibe y brocal: En el centro del patio hay un pozo marcadamente barroco, que ostenta en su parte superior el escudo real, por uno de los lados y por el otro el escudo de la Orden de Santiago.
9) Escalera principal: Confeccionada con escalones de una sola pieza que permite el ascenso al piso alto del claustro. En su segundo piso se divide en dos brazos, y destaca por la forma que se cortaron y encajaron las piedras de los arcos que dan acceso al claustro superior. Obra del S. XVII de estilo barroco.
10) Fachada sur: Constituye la fachada principal del edificio, obra del S. XVIII siendo acabada en el año 1.735. Atribuida primero a Churriguera y posteriormente a uno de sus discípulos, Pedro de Ribera, se considera un ejemplo del denominado "Barroco exaltado". Sobresale el vano de la entrada compuesto por cuatro pilastras, dos a cada lado y numerosos elementos decorativos: cruces, leones, guerreros, trofeos, ángeles, caras monstruosas etc. Sobre las pilastras un balcón y una ventana rectangular. En la parte superior destaca una imagen de Santiago y la inscripción "Caput ordinis" (cabeza de la Orden) o casa madre de la Orden de Caballería de Santiago.
11) Retablo del altar mayor: El ábside poligonal de la iglesia alberga el retablo mayor barroco, obra de Francisco García Dardero de 1.668. Respecto al cuadro que preside este retablo, es obra de Francisco de Ricci, pintor de cámara de Felipe IV, quien lo pintó en 1.670, representando a Santiago, montado a caballo y venciendo a los infieles en la batalla de Clavijo.
Castillo de Belmonte (Cuenca).
Hacia el sur, también en la provincia de Cuenca, se alza el Castillo de Belmonte, palacio-fortaleza de origen renacentista, situado al suroeste de la provincia de Cuenca, en el municipio del que toma su nombre. Comenzado a construir en 1456, por orden de D. Juan Pacheco (primer Marqués de Villena), y trazas del arquitecto Hanequin de Bruselas, es probable que se terminase en 1474 por el segundo marqués de Villena, D. Diego López Pacheco.
El recinto principal se rodea de una barrera artillera, con tres puertas de acceso, de exquisita construcción que defiende las partes bajas. La puerta llamada de los Peregrinos, o de Santiago, se abre en un cubo desde el que debía colgar el puente levadizo; la del Campo, desde donde se accede al castillo, orientada al naciente, y por último, la de la Villa, que enlaza la fortaleza con la población. Flanquean estas dos últimas sendos torreones cilíndricos.
La planta del castillo es de" estructura atenazada", construida sobre un rectángulo equilátero, con dos cuerpos en dos de sus lados y en el otro la torre del homenaje, formando todo el conjunto un triángulo que se convierte en polígono de nueve lados con seis torres en los vértices, a modo de una estrella de seis puntas.
Los dos cuerpos, formando un ángulo agudo, constan de tres plantas y en éstas se distribuyen las distintas estancias y aposentos del palacio. Se accede a tales piezas desde una escalera que desemboca en las zonas nobles a través de galerías.
Algunas de las techumbres que cubren las estancias están cubiertas por artesonados y alfarjes mudéjares, como la de la sala utilizada para la capilla (de planta octogonal y articulada mediante mocárabes ricamente policromados), las de los dormitorios de los marqueses (ochavadas a modo de cúpula), o la del Salón de Gobierno.
Especial mención merece el Salón de Gobierno que representa el verdadero marco solemne y señorial del poder nobiliario; tiene forma rectangular con una superficie que ronda los 150 mts2 y está cubierto por una estructura construida con madera de pino mediante la técnica de par y nudillo.
De igual modo la exuberancia y riqueza ornamental aparecen en algunas piezas y elementos de su arquitectura interior, tales como frentes de chimenea o los alféizares de algunas ventanas.
Castillo de Sigüenza (Guadalajara).
En la comarca de la Serranía de Guadalajara, Sigüenza aparece coronada por su castillo, un edificio de planta trapezoidal alargada, más estrecha al sur, donde se alternan torres cuadradas y semicirculares, que fue construido entre los siglos XII y XIII, con modificaciones posteriores, especialmente del siglo XV.
Tuvo una doble finalidad militar y residencial.
La entrada se abre al norte, hacia la población, en el lado más vulnerable, lo que obligó a levantar una alta barbacana que la protegiera y dos torres, en origen semicirculares, que la flanquearan. En la actualidad existen dos patios.
Del antiguo edificio se conservan el pozo del centro del patio y los salones con cubierta de crucería. De los cuatro lados de que se compone el conjunto, donde mejor se pueden apreciar los paramentos originales es en el norte y especialmente en el oeste, que todavía conserva las torres semicirculares que flanqueaban la entrada primitiva al castillo en el siglo XIII. En medio del lienzo se alza una torre rectangular y en las esquinas dos cuadradas.
El castillo, probablemente, estuvo rodeado por un foso en sus tres cuartas partes, completando la defensa natural del barranco.
Actualmente el Castillo está totalmente restaurado y alberga el Parador Nacional de Sigüenza.
Iglesia de San Ginés en la plaza de Santo Domingo de Guadalajara.
Viajando hacia el este en la misma provincia, llegamos a Guadalajara donde podemos contemplar la Iglesia de San Ginés, un templo construido en el siglo XVII. En la enorme fachada de piedra se enmarca la portada entre dos grandes contrafuertes coronados por espadañas. Sobre el rosetón central figura el escudo de la Orden de Santo Domingo. Ante las dificultades para la finalización del templo, el hastial se decoró pobremente con grutescos en la rosca e intradós del arco, en el remate de los contrafuertes y en torno a la ventana del coro.
El templo, en su interior, se acabó con una disminuida capilla mayor trapezoidal, con una sola nave con bóveda de cañón y capillas laterales con lunetos y, en el crucero, con adorno de yeserías manieristas. Se pueden contemplar también cuatro ejemplos excelentes de escultura funeraria: a los lados del presbiterio, las estatuas orantes de los fundadores del convento, Pedro Hurtado de Mendoza y de su mujer Juana de Valencia y en las capillas del crucero los sepulcros de los primeros condes de Tendilla, Iñigo López de Mendoza y Elvira de Quiñones, del siglo XV.
Plaza Mayor de Ocaña.
Por último, en la provincia de Toledo dos joyas del patrimonio castellano manchego, en primer lugar Ocaña con su plaza Mayor, un ejemplo típico de la tipología de las plazas castellanas. Se trata de un espacio público de arquitectura neoclásica cuyo arquitecto fue D. Francisco Sánchez de Madrid. Su construcción se inicia en 1.782, finalizando tres de sus cuatro fachadas en 1.791, reinando Carlos III. Durante la Guerra de la Independencia el general francés Soult cañoneó el ayuntamiento situado en la fachada oeste. Entre 1.848 y 1.849 se enlosaron las galerías. En 1.961 el Ministerio de Vivienda concluyó la plaza, pavimentándose en 1.969 y sustituyéndose el chapitel del campanario en 1.980.
La plaza es rectangular (casi cuadrada) de gran proporción y simetría. Sus lados miden 56 y 54 metros y está trazada sobre las ruinas de otra anterior que poseía una forma irregular. Se trata de un espacio porticado en todos sus frentes, apoyando sus galerías en fuertes pilares de piedra de Colmenar, labrados en sillería almohadillada que sostienen arcos de medio punto de ladrillo.
Las fachadas de la plaza, igualmente de ladrillo, se levantan en pisos que abren sus balcones sobre el eje de cada arco del pórtico. Dichos balcones conservan sus sobria rejería. Remata todos los frentes de la plaza una cornisa moldurada, partida en el centro de la fachada principal, donde se abre en medio punto para cobijar el escudo de la villa de Ocaña: una torre flanqueada por las letras O y C, bajo corona ducal que sujetan dos leones.
Por último, en la pendiente del tejado, las ventanas abuhardilladas mantienen la simetría general, por su coincidencia numérica con los balcones.
Castillo de Escalona (Toledo).
Y finalmente la localidad de Escalona, situada al norte de la provincia, está defendida por su castillo, en origen una fortaleza romana, ocupada en época musulmana y posteriormente tomada por Alfonso VI de Castilla; fue decisivo en la defensa contra los ataques de almorávides y almohades en 1131, 1137 y 1196.
Está ubicado estratégicamente sobre una meseta que bordea el río Alberche entre Ávila y Toledo.
Se compone de la fortaleza propiamente dicha y de un extenso palacio mudéjar. Su zona interior está dividida en dos partes claramente diferenciadas, la Plaza de Armas que está rodeada por la fortaleza y el Palacio de forma cuadrada que está más al sur. Las dos partes están separadas por el Patio del Honor.
La robusta torre del homenaje del palacio es la estructura que más destaca de todo el conjunto. Su planta es cuadrada, tiene 22 mts. de altura y está cerrada por un rastrillo y buharda. Estaba formada por diversos pisos y un sistema de accesos muy complicado que hacían muy difícil la entrada al recinto. En sus muros apenas aparecen vanos y está rematada por almenas defensivas.
Fuentes:
Fotografías de los Archivos Históricos Provinciales de Castilla-La Mancha