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Conjunto Palatino

El centro del poder era el Palacio, situado en la parte más alta de la ciudad y formado por una serie de edificios dispuestos alrededor de una gran plaza. Este conjunto de edificaciones palatinas, el de mayores dimensiones hasta el momento conocido en Europa occidental para este periodo, era visible desde toda la ciudad y dominaba gran parte del territorio cercano. Además de alojar a los altos dignatarios, estos edificios estaban dedicados a la administración y gobierno de la ciudad y su territorio.

Las principales construcciones tenían dos plantas. De estas, la superior era la que poseía una función más representativa y, tal y como ha documentado la excavación arqueológica, contaba con cuidados pavimentos de opus signinum y una importante decoración escultórica.

La planta baja del Palacio, con sus pavimentos de mortero de cal y con escasa decoración, debió concebirse para un uso más variado, entre el que habría que destacar su función administrativa.

Las obras del Palacio se sucedieron a partir de la construcción original durante la primera fase de la ciudad (finales del siglo VI-primeras décadas del VII), tal y como constatan las ampliaciones y reformas que en él se efectuaron.