Ermita de Santa Catalina de Hinojosa

La ermita de Santa Catalina se sitúa en el antiguo término municipal de Hinojosa, dependiente hoy de Tartanedo, al NE de la provincia de Guadalajara.

Fue construida como iglesia parroquial para dar servicio al núcleo de Torralvilla, que se calcula fue despoblado hacia el siglo XVII. Entonces la iglesia pasó a ser utilizada como ermita, dependiendo del Ayuntamiento de Hinojosa.

Es un edificio de reducidas dimensiones, de una sola nave orientada a saliente con ábside semicircular, precedido de un tramo recto. La puerta de acceso se abre en el lateral meridional de la nave, cubierta por un pórtico realizado en sillería. Éste se sitúa en el ángulo SE del templo y se cierra por un muro-cortina, creándose así un recinto de planta cuadrada.

En cuanto a la puerta, propiamente dicha, es un vano de medio punto con cuatro arquivoltas de aristas vivas, la exterior se decora con una serie de flores esquematizadas en forma de estrella de ocho puntas. Las arquivoltas se apoyan sobre columnillas adosadas, rematadas con capiteles sobriamente labrados con hojas de acanto.

En el exterior del recinto, el ábside está compuesto por un espacio semicircular precedido de un corto segmento o presbiterio. El tramo recto se cubre con bóveda de medio cañón y el semicircular, con bóveda de cuarto de esfera. Esta zona del templo queda iluminada por dos vanos, uno de ellos cegado posteriormente y utilizado como hornacina: el otro vano es de época posterior a la de la construcción de la iglesia. Se abre a la nave a través de un arco triunfal doblado que recoge la carga de la bóveda de medio cañón, con la que se cubre el presbiterio. El arco descarga sobre columnas de fuste liso, adosadas a pilastras que rematan en capiteles labrados con motivos vegetales y zoomorfos. Dichas columnas se elevan sobre altas basas rectangulares.

La nave de extremada sencillez, posee como único detalle decorativo una imposta lisa a la altura del arranque de la cubierta, que es a dos aguas, de madera, con armadura de parhilera y seis tirantes soportándola. A ambos lados de la nave existen dobles escalones realizados en sillería, que se utilizan como bancos y que se continúan en un solo escalón en los laterales del tramo recto del ábside.

Hay que destacar el pavimento de la iglesia, distinguiéndose dos tipos: barro cocido y sillar.

Esta iglesia, no tiene un aspecto regular en planta, sino que se ensancha desde el ábside hasta los pies de forma gradual, quedando el lateral meridional más corto que el opuesto.

En cuanto a su estilo artístico, se puede encuadrar en un románico rural, de la segunda mitad del siglo XII y dentro de un grupo de iglesias que aportan como innovación al románico un acceso cubierto por pórtico.