Iglesia de la Piedad de Guadalajara

A partir de 1525 Dª Brianda de Mendoza y Luna, hija del segundo duque del Infantado, encarga la edificación de la iglesia de la Piedad a Alonso de Covarrubias, en un solar anexo al Palacio de Antonio de Mendoza de Guadalajara.

Las obras duraron desde 1526 a 1530 y se usó la piedra sillar y el sillarejo calizos para levantar la estructura.

El templo está cercenado, ya que su ábside fue demolido en la remodelación del siglo XIX. Su planta es de una sola nave con tres tramos y coro en alto a los pies, crucero con capillas y cabecera ochavada. La estructura es todavía gótica, con bóvedas de crucería realizadas en ladrillo y yeso de doble tabique, destacando por su mayor amplitud y altura el crucero. Posee esbeltos pilares donde alternan baquetones que reciben los nervios de las bóvedas, con pilastras coríntias decoradas con rosas labradas, que se continúan, que se continúan en el intradós de los arcos semicirculares del crucero. Seis ventanas en el cuerpo de la iglesia y capillas del crucero darían luz al interior, en que las bóvedas y paredes están enjalbegadas y blanqueadas de yeso.

La portada de la iglesia es plateresca, abierta en el lado de la epístola y organizada entre dos contrafuertes. Se compone de un arco de triunfo con una bóveda de medio cañón donde se encuentra un pórtico en forma de arco de medio punto encuadrado por dos columnas coronadas por capiteles en que asoman cabezas de carneros. Remata el conjunto el tímpano, con una representación de la piedad de María, que mantiene a un Cristo en sus brazos acompañada de Juan el Bautista y María Magdalena, y a cada lado el escudo de Brianda.

Cierra la fachada una cristalería en la parte superior.