Iglesia de San Blas de Villarrobledo

La iglesia de San Blas de Villarrobledo data de los siglos XV y XVI y es una compleja construcción de arquitectura gótica, renacentista y barroca. La parte más antigua del edificio pertenece al estilo gótico flamígero (siglo XV) y el resto se construyó al más puro estilo renacentista y con el sello impreso de Vandelvira (siglo XVI).

El templo se levanta sobre una primitiva iglesia gótica de mediados del siglo XV, comenzando a finales de ese siglo a ser sustituida por una nueva fábrica. A sus pies quedan restos de la primitiva iglesia, de la que destaca su portada occidental, de magnífica fábrica, realizada en estilo gótico flamígero y constituida por un elegante vano con arco apuntado y de formas muy esbeltas. La torre, situada también a los pies del templo, junto a la puerta anterior, en la fachada occidental, es el otro elemento que ha sobrevivido de este periodo (finales del siglo XV), decorado con bolas en el alero.

El templo es un prototipo de iglesia columnaria o Hallerkirche, con planta de salón y tres naves a igual altura separadas por columnas. El primer tramo y el ábside ochavado son totalmente góticos con pilares y capiteles de formas complejas. Los pilares presentan una gran complejidad, estando formados por haces de ocho columnillas con plinto cilíndrico y las bóvedas son de crucería estrellada adaptadas a los espacios y compuestas de múltiples recursos, como ligaduras y combados curvos. En los muros laterales se abren ventanales moldurados en arcos apuntados con parteluz central. Todos los elementos anteriores evidencian un gótico puro del final del periodo, con gran riqueza ornamental.

Los restantes tramos interiores de la iglesia fueron realizados de acuerdo al nuevo estilo renacentista, cambiando la estructura de los soportes y capiteles y también de las cubiertas.

Las fachadas norte y sur son renacentistas, realizadas en el siglo XVI, de estilo Vandelvira. La puerta sur, por su composición, trazado y ejecución, es la que mejor representa la persistencia de dicho estilo. Se cobija bajo un arco de medio punto, simulando un gran arco de triunfo romano, del que destacan los pares de columnas toscanas rematadas por un capitel corrido.

A principios del siglo XVIII se realizó el retablo mayor gracias a las donaciones de un villarrobledense ilustre, Fray Diego Morcillo Rubio de Auñón, Virrey de Perú. Se hizo siguiendo la moda de la época, en estilo barroco churrigueresco y sustituyó a otro anterior de estilo gótico. Está constituido por un arco triunfal de suave ojiva, en el que destaca su artesonado.