CONFERENCIA: Una mirada a la Edad del Hierro en la provincia de Cuenca a través de las colecciones del Museo

“Una mirada a la Edad del Hierro en la provincia de Cuenca a través de las colecciones del Museo”

Magdalena Barril Vicente

Investigadora, Facultativa conservadora de museos del Estado, Directora del museo de Cuenca (jubilada)

• Jueves, 26 de septiembre de 2024
• Hora 17:30
• Lugar: Aula A1 de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Cuenca (C/ Palafox, 1)

Por Edad de Hierro entendemos, el periodo previo a la Historia, identificada por la aparición de la escritura y con ella, de textos griegos y latinos convertidos en fuentes históricas. La Edad del Hierro implica avances tecnológicos como la manufactura del hierro para armas y utensilios, nuevas técnicas en orfebrería, la cerámica a torno o el rito funerario de la incineración en muchos lugares.

En España va del Final de la Edad del Bronce a la implantación del dominio romano y, también se le conoce como Protohistoria, abarcando prácticamente todo el primer milenio a.C., pues los textos grecolatinos proporcionan primero referencias a la Península Ibérica en general, y luego diferencian, la provincia de Cuenca no es ajena a estos procesos, teniendo en cuenta que la cronología absoluta aplicada a los mismos puede variar ligeramente.

Una primera etapa va del siglo IX/VIII a.C. al VI/V a.C., cuando los pueblos autóctonos del Bronce Final, con distintos sustratos culturales, toman contacto directa o indirectamente con los fenicios y otros pueblos mediterráneos que llegan a las costas para comerciar y obtener materias primas y, también con culturas del interior del continente europeo ya iniciados durante la Edad del Bronce. Así, paulatinamente, su influencia llega al interior peninsular, documentándose elementos de comercio como pasta vítrea, joyas de oro evolucionadas, nuevas aleaciones broncíneas, cerámicas a mano pintadas postcocción, las primeras cerámicas a torno y las imitaciones. También se extiende la incineración como ritual funerario en necrópolis fuera de la población, siguiendo la tradición de los Campos de Urnas del Valle del Ebro con influencia indoeuropea. Los enterramientos en Carrascosa del Campo, Pajaroncillo o Atalaya de Cañavate son algunos ejemplos conquenses.

Estas poblaciones locales adquieren así nuevas tecnologías y contactos culturales con otras poblaciones, por lo que escritores griegos primero y latinos después, comienzan a darles nombres y a distinguirlos, indicando la existencia de dos grandes áreas culturales, la ibérica en sur y levante (la primera que recibió a los comerciantes del mediterráneo oriental y recibirá a cartagineses y romanos) y la céltica en el resto de la península, en torno a la Meseta y los valles de los ríos Ebro, Duero y Tajo, hasta que la presión de la conquista romana diluye sus estructuras sociales. La actual provincia de Cuenca está situada entre esos dos grandes grupos culturales por lo que su cultura material prerromana, refleja la influencia de ambas corrientes en armas, cerámicas, escritura paleohispánica…

Estamos ya en el Hierro II, en el siglo V a.C., con poblaciones conocidas por los textos como iberos en el Este, celtíberos, carpetanos, olcades, que serán amigos o pelearan en el siglo III a.C. con los cartagineses y después con los romanos hasta que estos conquistan toda la Península e imponen nuevos sistemas socioeconómicos. Si bien en la Península Ibérica la conquista se fecha entre el 218 a.C. al 19 a.C., en la actual provincia conquense se sitúa entre el 179 y el 152 a.C. tras la 2ª guerra celtibérica, pasando a formar parte de la Hispania Citerior.

La estructuración jerarquizada de estas poblaciones se aprecia en su poblado en necrópolis de incineración en hoyos o en túmulos, y en la diversidad de objeto cotidianos, para rituales o armas que se han hallado en ellos y que pueden contemplarse e interpretarse en el Museo de Cuenca, procedentes de Olmedilla de Alarcón, Alconchel de la Estrella, Arcas de Villar, Barchín del Hoyo entre otros muchos lugares.