Vitrina invitada. Tiempos de carnaval. El diablo en la cerámica

El Museo Ruiz de Luna junto con la Asociación de Amigos del Museo, presenta una nueva actividad, que pretende ser una nueva forma de presentación de piezas significativas. 

Bajo el nombre de Vitrina Invitada, inauguramos un nuevo espacio destinado a complementar y enriquecer nuestra exposición permanente. Con ella, mostraremos elementos singulares, nuevas adquisiciones, préstamos y piezas relacionadas con las colecciones y temática del museo. 

Esta primera selección de piezas invitadas, toma el título Tiempos de Carnaval. El diablo en la cerámica, con motivo del fin de semana carnavalesco, que comienza este Jueves Lardero en muchos puntos de nuestra región. En ella contamos con un total de once cuencos con un motivo muy particular: un diablo de espaldas, que intenta escapar del recipiente. 

El origen de la celebración del Carnaval se remonta al mundo romano, concretamente a las Saturnales o fiestas en honor al dios Saturno, y a las Lupercales, fiestas en las que se celebraban copiosos banquetes, cortejos con bailes y danzas y donde las normas morales tomaban cierta libertad.

Con el cristianismo el Carnaval adquirió un creciente auge, sobre todo durante la Edad Media, donde encontramos su origen etimológico: empezó a llamarse carnaval, procedente del italiano carnevale y, a su vez, del latín quitarse las carnes. Se celebraba, como en la actualidad, antes de la Cuaresma, para despedirse de la carne y los placeres antes de la penitencia, el ayuno y la abstinencia que marcaba la etapa cuaresmal.

El Carnaval es la fiesta de la diversión, los excesos, las caricaturas y los engaños, y en este homenaje al disparate, la exageración y la exuberancia, la representación del demonio es habitual. Aunque varía según territorios y municipios, en la mayoría de zonas hay ritos relacionados con la figura del demonio, ya sea a través de máscaras, vestidos o accesorios.

La cerámica, como expresión artística, representa las costumbres, tradiciones y pensamientos de la sociedad. Incluyendo piezas que exhiben la figura del diablo.

Algunas proceden de los alfares talaveranos Nuestra Señora del Prado (Ruiz de Luna) y El Carmen (Niveiro); otras son de Puente del Arzobispo, de Santa Catalina (Pedro de la Cal), también hay piezas del artista-diseñador madrileño David Trullo, y de los talleres actuales Centro Cerámico Talavera, Artesanía Talaverana y Cerámica Artística San Ginés.