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A lo largo de toda la Historia, el miedo ha sido uno de los componentes básicos de la vida del ser humano. Si bien en la era preindustrial esta realidad fue una constante, aún hoy en día, en muchas zonas de nuestro planeta, la turbación ante cualquier guerra, terremoto, inundación, plaga ….. o pandemia resulta muy evidente.
De esta forma, a causa de los temores generados por los propios hombres con sus frecuentes acciones bélicas, en los momentos de inseguridad, —tanto por conflictos internos como externos—, siempre fue muy habitual y lógica la ocultación de los bienes de cualquier miembro de una comunidad. Fueran pocos o muchos —si se tenían, claro está—, hasta que el peligro pasara, resultaba totalmente habitual que cualquier persona tratara de esconder sus recursos y pertenencias en un sitio determinado y relativamente cercano al lugar en que habitaba.

Refiriéndonos al pasado medieval de la Península Ibérica, una larga época de más mil años llena de conflictos bélicos y frecuentes peligros, es bien sabido que, en el plano económico, el desarrollo de la ganadería casi siempre fue en detrimento de la actividad puramente agrícola.

Así, sobre todo en las extensas zonas de frontera, estaba bastante claro que ante cualquier atisbo de una posible incursión del bando enemigo o de la cercana presencia de bandoleros o proscritos, que por seguro robarían su principal medio de vida, por su relativa fácil movilidad, el ganado era el bien más preciado y seguro para todas esas sociedades fronterizas medievales. A diferencia de los productos tenidos en las cosechas, los rebaños de ovejas, cabras o equinos eran más cómodos y viables de ocultar en parajes más o menos próximos a los pastos habituales, pero, en todo caso, más ocultos y que eran desconocidos por los potenciales atacantes.
En todo caso, además, si algún integrante de esa población poseía otras fortunas muebles, aún más ricas y fáciles de saquear, como eran joyas y bienes monetarios, estaba claro que siempre se escondían en un lugar secreto que sólo era conocido por su temeroso y previsor propietario o por las personas más allegadas a él. En el momento en que el peligro y los atacantes se fueran, sólo él o estos intentarían volver a por el apreciado patrimonio mueble que se había ocultado. Lo malo, es que, en muchas ocasiones, ninguna de las personas que conocían el secreto de la ocultación sobrevivía, por lo que nadie podía ir a recoger el bien escondido y éste permanecía en el mismo lugar por los siglos de los siglos. Lo más habitual es que estas ocultaciones de monedas y de unas posibles joyas se realizaran en el campo, en un lugar más o menos próximo a la localidad donde habitaba su poseedor; enterradas en un punto concreto, junto a algún elemento más o menos destacado del paisaje: un determinado árbol, una concreta fuente o peña, etc. Y siempre ocultas dentro de un recipiente, generalmente cerámico, aunque también se conocen metálicos. De todas formas, aunque no demasiadas, se sabe de algunas ocultaciones, más o menos amplias en su contenido, realizadas en el medio urbano y no siempre dentro de una vasija. 

Se trata pues de los mal llamados “tesorillos”, que, en realidad, son ocultaciones que sólo salen a la luz muchísimo tiempo después, de forma casual o por la acción depredadora de los “furtivos”, que con sus detectores de metales van al campo en búsqueda de su contenido: monedas y elementos de joyería. Aunque se trata de una labor prohibida por las leyes españolas, todos los días en la prensa se leen noticias de detenciones o de sentencias relacionadas con estas actividades ilícitas, que son más frecuentes en época de crisis económica. Si bien, a veces, se recuperan las monedas, en parte o en su totalidad, casi nunca sucede lo mismo con su contenedor cerámico, que en este caso es siempre su contexto arqueológico más directo —una relación que es la fundamental en cualquier estudio arqueológico—; aparte, de que no se suele comunicar nunca el lugar exacto donde se produjo el hecho delictivo.

En lo que respecta al yacimiento arqueológico de Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava. Ciudad Real), lugar que con un importante pasado prerromano entró verdaderamente en la Historia a partir de fines del siglo VIII, en época andalusí, y que se mantuvo poblado hasta principios del siglo XV, cuando fue abandonado, se conocen cuatro ocultaciones monetarias; cada una de ellas con sus propias características y distintas circunstancias de hallazgo. 

Así en el que fue el núcleo habitado más notable entre Córdoba y Toledo entre los siglos IX y XIII, situado en la orilla del Guadiana, todas las ocultaciones que se conocen son de época medieval: dos se encuadran en el período omeya emiral (s. IX) y otras dos en el siglo XIII, ya tras el paso definitivo de la plaza al reino de Castilla. Brevemente, relacionadas diacrónicamente, estas son las principales características de dichas ocultaciones.

1ª ocultación. De las cuatro ocultaciones, es la única de la que sólo tenemos algunas referencias, pues es anterior al inicio de nuestra dirección de la investigación en el yacimiento, que se inició bastante después (1984). Se trata de un hallazgo casual que se produjo labrando el terreno hacia 1960, en el arrabal oeste de la ciudad

 

Vista general de Calatrava la Vieja y lugar donde se produjo la 1ª ocultación hallada en 1960. Manuel Retuerce Velasco
Vista general de Calatrava la Vieja y lugar donde se produjo la 1ª ocultación hallada en 1960. Manuel Retuerce Velasco.

 

Se trataba de una ocultación de monedas de plata de época omeya, que fue escodida dentro de una vasija cerámica. Por comunicación verbal, sabemos que el conjunto se componía de bastante más de un centenar de monedas y que pronto se dispersó entre los autores del hallazgo.

Del total de monedas que componían el conjunto, sólo cinco piezas fueron donadas al Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Bastantes años más tarde, pudimos ver y dibujar el recipiente cerámico en el que, según se nos dijo, las monedas se habían encontrado. Extrañamente, se trataba de una pieza completa de cronología tardoantigua; un dato éste —mayor antigüedad del recipiente contenedor que la del contenido— que, desde luego, no es nada habitual. Desgraciadamente, no pudimos obtener más datos.

2ª ocultación. El hallazgo se produjo casualmente, en 1995, por los obreros que intervenían en la apertura de una fosa séptica que la Hermandad de Ntra. Sra. de la Encarnación realizaba a 100 m al sureste de la ermita, en relación con las obras de instalación de unos servicios y lavabos. El hallazgo, en primer término, se intento ocultar, pero, realizadas diversas gestiones, todo el conjunto monetal o una parte importante de él, incluyendo la olla de cerámica que lo contenía, fue depositado en el Museo provincial de Ciudad Real, donde puede verse actualmente.

Tesorillo de monedas medievales. Castillo de Calatrava La Vieja.Museo de Ciudad Real
Tesorillo de monedas medievales. Castillo de Calatrava La Vieja.Museo de Ciudad Real 

 

Con un peso total de más de 400 gr, se trata de una ocultación de moneda de plata (dírhems) emiral. Comprende piezas de todos los emires omeyas de al-Andalus —desde Abd al-Rahman I a Abd Allah—, unos pocos fragmentos de monedas francas, dos monedas de dinastías islámicas no andalusíes y dos pequeñas piezas de joyería de plata.

 

Monedas de plata (Dirhems) emiral. 2ª ocultación hallada en 1995. Manuel Retuerce Velasco.
Monedas de plata (Dirhems) emiral. 2ª ocultación hallada en 1995. Manuel Retuerce Velasco.

 

En él, destaca la gran cantidad de fragmentos de piezas recortadas. 

Fragmentos de monedas recortadas procedentes de la 2ª ocultación. Fines del s. VIII-fines s. IX. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco
Fragmentos de monedas recortadas procedentes de la 2ª ocultación. Fines del s. VIII-fines s. IX. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco

 

Igual a lo sucedido en la anterior ocultación, en realidad, en ésta se escondió todo el caudal del que dispondría su propietario y que comprendería toda su fortuna en plata, fundamentalmente monedas. La cronología de todas éstas comprende poco más de un siglo: desde finales del siglo VIII —783-784 C. (167 H.)— hasta fines del IX, que fue el momento en el que se ocultaron las monedas: en el año 891-892 C. o muy poco después, ya que la última moneda con fecha segura se corresponde con el año 278 H., muy a principios del reinado del emir Abd Allah (888-912), abuelo de Abd al-Rahman III, futuro califa de Córdoba.

3ª ocultación. Hecho no muy habitual, este hallazgo se produjo en el trascurso de los trabajos de excavación en el yacimiento durante la campaña de 2010, en una zona a extramuros, al norte del alcázar, en lo que sería un espacio habitado junto a la orilla del río Guadiana (área 12). En concreto, en el espacio 11 del edificio 2, junto a la cara interna de la fachada oeste, en el ángulo suroeste, sobre la superficie de uno de los sedimentos de colmatación por abandono de la zona,  y que se correspondería con la fase de abandono intermedio del arrabal septentrional acaecido en el primer cuarto del siglo XIII.

 

Lugar del hallazgo de la 3ª ocultación producido en el año 2010 al norte del alcázar, junto a la orilla del río Guadiana. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco.
Lugar del hallazgo de la 3ª ocultación producido en el año 2010 al norte del alcázar, junto a la orilla del río Guadiana. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco.

 

Monedas in situ durante el proceso de excavación de 2010. 3ª ocultación. Podría corresponderse con un hatillo depositado en algún escondijo de la casa, probablemente en lo alto y que caería al suelo poco después de su ocultación. Está fechado entre 1212 y 1217. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco
Monedas in situ durante el proceso de excavación de 2010. 3ª ocultación. Podría corresponderse con un hatillo depositado en algún escondijo de la casa, probablemente en lo alto y que caería al suelo poco después de su ocultación. Está fechado entre 1212 y 1217. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco


Se trata de un conjunto muy homogéneo, todo él formado por 71 dineros de Alfonso VIII: 70 del tipo Tolleta  y sólo uno del tipo Anfvs Rex/Ca Ste La con marca * - C de la ceca de Calahorra. Por las características del hallazgo —con huellas en algunas monedas de la tela del hatillo que envolvió el conjunto, el poco valor del conjunto y el hecho de haberse encontrado en lo que fueron niveles de habitación—, se trata de una simple pérdida en el suelo o, más probablemente, de una ocultación. Así, podría corresponderse con el hatillo con monedas depositado en algún escondrijo de la propia casa; probablemente, en lo alto, entre alguna durmiente de madera de las cerchas que soportarían el techo y que se caería al suelo en algún momento no muy lejano al de su ocultamiento. Por su cronología, de muy pocos años de intervalo, entre 1212 y poco más allá de 2017; es decir, primera década del siglo XIII, pudiendo corresponderse con el sueldo de aproximadamente un mes de quien lo oculto.

 

Detalle de dos monedas procedentes de la 3ª ocultación una vez restauradas. Se trata de dineros de Alfonso VIII fechados entre 1212 y 1217. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco.
Detalle de dos monedas procedentes de la 3ª ocultación una vez restauradas. Se trata de dineros de Alfonso VIII fechados entre 1212 y 1217. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco.


4ª ocultación. El último hallazgo, en casi todos los aspectos, es muy semejante al anterior. Se produjo igualmente durante una campaña de excavación arqueológica —en este caso, en 2004—, en la misma zona (área 12) e incluso muy cerca del anterior (a 8 m), sólo que a una cota más alta y sobre un pavimento correspondiente a una fase posterior; en este caso, de finales del siglo XIII. Del mismo modo, todas las piezas estaban envueltas en un hatillo de tela, de la que restaban algunos fragmentos pegados a alguna moneda.

 

Conjunto de monedas sin restaurar procedentes de la 4ª ocultación producida durante las excavaciones de 2004; algunas de ellas conservan restos de la tela donde estaban envueltas. El hatillo estaría escondido entre los maderos del techo de la habitación. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco.
Conjunto de monedas sin restaurar procedentes de la 4ª ocultación producida durante las excavaciones de 2004; algunas de ellas conservan restos de la tela donde estaban envueltas. El hatillo estaría escondido entre los maderos del techo de la habitación. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco.

 

En este caso, con mayor seguridad que en el tercer hallazgo, sí parece que el hatillo estaría escondido entre los maderos de alguna de las durmientes del techo de la habitación y que no se trataría de una simple pérdida. Quizás esas monedas se guardaron en ese punto y allí quedaron para siempre; sin que nadie nunca las recogiera, hasta que una vez abandonada la casa y la habitación donde se situaban, y tras el habitual desmoronamiento de muros y cubierta cayeran al suelo. Y allí permanecieron, hasta que fueron encontradas en los trabajos de excavación arqueológica.
El montante encontrado supondría quizás todo el ahorro —en verdad, muy poco y de escaso monto— de su poseedor, pues el conjunto lo formaban 29 monedas de no muy especial valor (dineros), correspondiéndose con acuñaciones varios reinados.

 

Tesorillo de 29 monedas restauradas procedentes de la 4ª ocultación. Entre fines s. XII y 1264. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco
Tesorillo de 29 monedas restauradas procedentes de la 4ª ocultación. Entre fines s. XII y 1264. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco

 

Se trata de un buen ejemplo del dinero circulante, en el preciso momento en que se guardó, compuesto de ejemplares que circularían durante casi 100 años, entre fines del siglo XII y 1264 (acuñación de las primeras monedas de Alfonso X a raíz de la 1ª guerra de Granada)

 

Dineros de Alfonso X, de entre fines s. XII y 1264. 4ª ocultación. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco
Dineros de Alfonso X, de entre fines s. XII y 1264. 4ª ocultación. Calatrava La Vieja. Manuel Retuerce Velasco

 

Autores :

Manuel Retuerce Velasco. Dpto. de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. Fac. de Geografía e Historia. UCM

Miguel Ángel Hervás Herrera. Baraka, Arqueólogos. S.L.
 

Comentarios: 1

ANGEL SEBASTIA… el Vie, 21/05/2021 - 19:52

Gracias, pocas veces se leen artículos que reflejan lo que dice el titular y de forma amena.

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