Cartas de Don Félix Malo de Molina Castillo Salazar, enviadas desde Lima a su hermano, relatando su experiencia y vicisitudes en Las Indias (1696-1699). Documento del mes de octubre en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara.
El fondo nobiliario “Archivo Montesoro”, custodiado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, llegó a esta institución mediante ingreso extraordinario como donación en noviembre del año 2021. Este fondo constituye una fuente relevante para el conocimiento de los vínculos que tejieron las familias de la nobleza hispana desde el siglo XV y, más tarde, con los territorios de ultramar.
Los orígenes del mencionado fondo se remontan al siglo XV cuando la familia Montesoro, de procedencia genovesa, se vinculó mediante alianzas matrimoniales al linaje Malo de Molina, establecido en tierras del Señorío de Molina de Aragón. De esta unión surgiría una descendencia que con el paso de las generaciones extendería sus lazos llegando, incluso, hasta el Virreinato del Perú.
En 1638 un miembro de esta rama familiar, concretamente don Melchor Malo de Molina y Alarcón, junto a su esposa doña Mariana Ponce de León, establecieron en la ciudad de Lima un mayorazgo, institución jurídica y social de gran importancia en la época que aseguraba la continuidad del patrimonio familiar a través de la sucesión hereditaria sobre el mismo.
Durante cuatro generaciones, el mencionado mayorazgo pasó de padres a hijos varones llamados todos ellos Melchor Malo de Molina. Entre ellos cabe destacar a Melchor Malo de Molina y Aliaga, I Marqués de Monterrico, figura con la que se relacionan directamente las cartas que aquí presentamos. El mayorazgo finalmente recayó en una mujer, doña Clara Malo de Molina, Marquesa de Monterrico. La extinción de la línea directa de ésta tras su muerte dio lugar a un pleito sucesorio en la Real Chancillería de Valladolid, finalmente resuelto a favor de Carlos Montesoro de Molina, descendiente directo de los fundadores del mencionado mayorazgo.
Dentro de este contexto histórico se conservan en el fondo una serie de cartas que don Félix Malo de Molina Castillo Salazar (pariente de los anteriores) dirige a su hermano don Carlos Malo de Molina. Estas misivas, escritas en letra humanística y fechadas entre 1696 y 1699, ofrecen un valioso retrato de la experiencia personal de un miembro de la nobleza castellana en tierras peruanas. Félix Malo de Molina hace un relato en primera persona de las vicisitudes vividas en tierras de ultramar.
Comienza narrando a su hermano que se embarcó en 1696 desde Cádiz a tierras del Perú, la dificultad de la travesía en galeón tras seis duros meses de viaje hasta alcanzar la ciudad de Lima, así como sus primeras impresiones a su llegada. Una vez en Lima, Félix da noticia de su encuentro en la capital virreinal con su pariente el I Marqués de Monterrico, lo que sitúa el inicio de su experiencia en tierras peruanas dentro de las redes de parentesco tan características de la nobleza de la época. A su vez, Félix señala la ayuda prestada por su paisano don Juan de Peñalosa, oidor y presidente de la Audiencia Real de Lima quien, habiéndole hospedado en su casa como a un hijo, le facilitó también medios para su colocación en la ciudad quedando muy agradecido por sus atenciones, dada la menor suerte que muchos recién llegados corrían al tratar de ganarse la vida en estas tierras indianas.
Las cartas revelan la nostalgia y el arraigo emocional de Félix a España y su constante deseo de volver a su tierra de origen. Muestra especial preocupación por el bienestar de su hermano, por el futuro matrimonial o religioso de sus hermanas, que constituye para él una inquietud central, llegando a manifestar la opción de que pudieran profesar como monjas en caso de no concertar un conveniente matrimonio. Sus palabras reflejan así el sentido familiar y las obligaciones propias del linaje en el tránsito entre dos mundos.
Además de las cuestiones personales familiares, se incluyen referencias a otros acontecimientos de alcance más amplio. Así, por ejemplo, una de ellas fechada el 8 enero de 1698, hace referencia a la conquista de una importante plaza de las Indias por parte de los franceses seis meses antes de su redacción, lo que sitúa sus observaciones en el marco de las tensiones internacionales que afectaban al comercio y a la seguridad de los territorios de ultramar en el ocaso del reinado de Carlos II.
El conjunto de estas epístolas posee un interés histórico indudable. Estos testimonios permiten asomarse tanto a la cotidianidad de la vida colonial como a las preocupaciones de quienes mantenían lazos con la metrópoli. A través de ellas es posible reconstruir la experiencia vital de un miembro de la nobleza castellana en el Virreinato del Perú, las dificultades de adaptación, su situación económica, la importancia de las redes de paisanaje y parentesco, las estrategias para el envío de recursos a la península y el permanente vínculo emocional con España. Al mismo tiempo, sus referencias a fenómenos de carácter global – piratería, terremotos, comercio transoceánico, fricciones con otros países en la conquista de territorios – aportan una valiosa dimensión para comprender la interconexión entre lo personal y lo político en el mundo hispánico de finales del siglo XVII.
En definitiva, las cartas de Félix Malo de Molina son un testimonio singular en el que convergen historia familiar, historia social y memoria de la expansión española. Ilumina aspectos de la experiencia nobiliaria en el virreinato: la movilidad social, las redes de parentesco, las formas de supervivencia…etc. Todo ello, confiere a estas cartas un interés relevante para la comprensión de los procesos de integración de las élites hispanas en América.
Riansares Serrano Morales
Directora del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara
Laura Fernández García
Técnico de Archivo Histórico Provincial de Guadalajara