Circo Romano de Toledo
El Circo Romano de Toledo está situado extramuros, al norte de la ciudad, en la denominada Vega Baja; se construyó hacia la segunda mitad del siglo I d.C., a finales de la dinastía Julio-Claudia y se dedicó a las carreras de carros. Está orientado en dirección NE-SO y actualmente se muestra visible en parte, dividido transversalmente en dos por la carretera de la Fábrica de Armas o Avda. de Carlos III.
Su planta, como la de todos los circos, es un rectángulo con dos lados rectos y casi paralelos, cerrado, en un extremo (el mejor conservado, situado actualmente en un solar ocupado por un parque escolar) por un semicírculo formando un hemiciclo, y en el otro (escasamente visible y muy arrasado), por un segmento ligeramente curvado que conforma las cárceres o casillas desde donde salían los carros.
El espacio donde se desarrollan las competiciones o arena está delimitado por el podium que determina sus dimensiones, dando lugar a un eje mayor de 408 mts. aproximadamente y un eje transversal, que en la zona del hemiciclo viene dado por la cuerda del arco de 86,20 mts. mientras que en las cárceres se haría más estrecho, cerca de 82-83 mts. El espacio anterior se encuentra dividido longitudinalmente por la spina, o barrera central, alrededor de la cual las bigas o cuádrigas daban las siete vueltas preceptivas.
Alrededor de la arena se dispone el graderío o las caveas, que ocupa el hemiciclo y los dos lados rectos, mientras en el extremo opuesto, como se ha indicado ya, se locatizan las cárceres. El graderío consta de un maenianum primum o graderío inferior y un maenianum summun o superior y tendría una capacidad o aforo para unos trece mil espectadores.
Tras el abandono del circo a finales de la época romana, el lugar fue ocupado por construcciones que expoliaron sus materiales. Cronológicamente hablando, la primera ocupación se produjo durante la dominación islámica, localizándose un complejo alfarero y una necrópolis, datados entre los siglos IX-XI d.C. Después de esta ocupación, a partir del siglo XIII hasta el XV (época mudéjar), el circo fue utilizado nuevamente como necrópolis. Ya a finales del siglo XVI la Capilla de Montero ocuparía las primeras bóvedas del hemiciclo por el sureste y el convento de frailes mínimos de San Bartolomé de la Vega, de fábrica renacentista, se ubicaría en su extremo oeste, desapareciendo este último en 1811.
Circo Romano de Toledo
Circo Romano de Toledo