El Recinto Amurallado | Ercávica
La muralla se adscribe cronológicamente al siglo I a.C., por lo que además de servir a una evidente función defensiva, en conexión con los episodios bélicos que se sucedieron en ese siglo, podría también responder a la voluntad de dotar a la ciudad, tras su fundación, de un recinto que delimitaba a la propia urbs siguiendo el trazado del pomerium, además de constituir un evidente manifestación de prestigio y poseer elocuentes connotaciones ideológicas.
La muralla cuyo trazado, de 2,8 km de longitud, recorre el perímetro irregular del promontorio, aprovechando el escarpe natural de las laderas que lo rodean para ganar en altura. En el recinto prevalecen los tramos rectilíneos, imprimiendo un aspecto regular a los lienzos, construidos de forma homogénea en todo su recorrido.
La técnica constructiva empleada presenta un doble paramento de mampostería en seco o con tierra, cuyas hiladas inferiores y, sobre todo, las correspondientes al paramento exterior, son de aparejo poligonal y un núcleo de piedras de menor tamaño mezcladas con tierra. El espesor de los lienzos varía entre 1,77 y 2,10 111 (entre los 6 y 7 pies), alcanzando en algunos tramos 2,40 m. También la cota en la que se cimienta la muralla es desigual, oscilando entre los 780 y los 815 mts.