“En Toledo, en el retiro de los cigarrales, en su soledad llena de profundas compañías, he sentido muchas veces, durante largos años, esa plenitud maravillosa, escondida en lo más íntimo de nuestro ser, que no es nada positivo, sino más bien ausencia de otras cosas, pero una sola de cuyas gotas basta para colmar el resto de la vida, aunque ya no sea buena. Se llama esa plenitud inefable, felicidad”