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Muralla y Puerta Monumental

La Muralla
Recópolis estaba rodeada por una muralla, jalonada por torres, en la que se abrían las puertas de entrada al recinto urbano coincidiendo con los accesos naturales. Se han excavado dos tramos, el más extenso situado en la zona oeste de la ciudad y el otro localizado a las orillas del río Tajo. Era una de las construcciones más cuidadas de la ciudad, y, tanto el lienzo como las torres, estaban constituidos por dos paramentos, interior y exterior, de sillares y sillarejos bien trabajados, y entre ellos por un relleno interior de mampuestos y cantos trabados con mortero de cal. Toda esta muralla se encontraba recubierta por un enlucido de mortero de cal.

La muralla era un elemento fundamental sin el cual una ciudad no podía ser considerada como tal. De hecho, además de delimitar el espacio urbano, y más allá de una mera función defensiva, su carácter monumental, dirigido a resaltar el poder y la magnificencia de Recópolis le confería un valor de símbolo de prestigio y propaganda ciudadana.

La Puerta Monumental
El acceso a este conjunto palatino se efectuaba a través de una puerta monumental, una de las construcciones más significativas de la ciudad, que constituía el elemento de comunicación entre el Palacio y el resto de la ciudad y de la que partía la calle más importante de Recópolis.

Construida en sillares de piedra caliza, sólo se conserva su basamento, pero sabemos que estaba formada por dos arcos y bóveda de dovelas, realizadas éstas en sillares de toba, inscritos en una construcción rectangular.

El modelo de este tipo de puertas con su función de marcar un acceso monumental a las zonas palatinas, inspirado en la gran puerta de acceso a los palacios imperiales de Bizancio, y derivado de los modelos romanos, se extendió por las ciudades más importantes del imperio y también en los reinos del mediterráneo occidental.