Puerta de Alarcones
La Puerta de Alarcones data de época visigoda y posteriormente, durante el periodo islámico, se convirtió una de las principales puertas de acceso a la ciudad. Es considerada la más antigua de Toledo, conservada en su emplazamiento original, situándose muy próxima a la Puerta del Sol y al corazón de la ciudad (la Plaza de Zocodover). Ambas puertas forman parte también de un mismo complejo defensivo como era el recinto amurallado de Toledo, siendo consideradas unas edificaciones bien defendidas.
En 1216 se hace la primera mención por escrito de ella, nombrándola como "Puerta Mohaguía" en un documento mozárabe.
La planta de la puerta tiene forma de un ortógono rectangular con los lados iguales dos a dos, formando un ángulo recto. Posee tres alturas separadas por líneas de impostas, con vanos y esquinas reforzadas con ladrillo, y un mampuesto encintado con hiladas de ladrillo en el resto de los paramentos.
El vano de entrada está formado por un arco de medio punto dovelado, que en su origen era de herradura, transformándose con el tiempo para permitir el paso de carros. Este arco a su vez se encuentra cobijado por otros dos, abiertos en las caras norte y sur del edificio, integrados en sus líneas de fachada, de altura y anchura superior, realizados en ladrillo. La parte superior del espacio interior formado por estos arcos se cubre con una bóveda de medio cañón y aún hoy se pueden ver, en los dinteles y partes bajas de la puerta, la reutilización de viejos sillares de origen visigodo y romano.
Remata la puerta un cuerpo superior levantado en el siglo XVII, cuando las monjas del convento de Nuestra Señora de la Asunción construyeron una amplia habitación o galería, desapareciendo el coronamiento militar. Se trata de un espacio de planta rectangular, cubierto a dos aguas, con teja curva, que tiene abierto una serie de ventanas adinteladas y dispuestas simétricamente.
Puerta de Alarcones
Puerta de Alarcones