Convento de las Comendadoras de Santiago de Toledo

El convento de las Comendadoras de Santiago está situado actualmente en el extremo norte de lo que fue el monasterio de Santo Domingo el Real.

Fue fundado a mediados del siglo XIV sobre las casas que había donado Dª Inés García Meneses. Poco a poco las antiguas dependencias fueron creciendo, siendo durante el siglo XVI cuando se realizaron las grandes obras, fundamentalmente la iglesia y el claustro de la Mona. Posteriormente continuó ampliandose hasta ocupar en el siglo XVIII el adarve que daba acceso directo desde la calle de Santo Domingo el Real hasta las almenas de la muralla del antiguo recinto de Toledo, al cual se halla actualmente adosado.

El exterior del edificio, construido con el típico aparejo mudéjar toledano, a base del mampuesto encintado con ladrillo, denota que es parte de otro, (Convento de Santo Domingo el Real) al carecer de acceso directo a la iglesia desde la calle, como era normal en los demás conventos de clausura toledanos.

El interior de este convento está formado por:

a) El antiguo refectorio (comedor) del convento de Santo Domingo, anterior a las obras del siglo XVI, en el que destaca el alfarje de finales del siglo XV. Hoy en día en esta habitación se hallan situados el coro bajo y la iglesia. Esta última comenzó a construirse en 1565, muy probablemente por Diego de Velasco, conservando todavía el púlpito renacentista y su falta de puerta hacia la calle nos indica que este convento formaba parte de otras dependencias anteriores.

b) El claustro de la Mona se construyó después de la iglesia y su trazado se debe a Diego de Alcántara, maestro mayor del Cabildo Toledano en 1585. Este espacio tiene una función primordialmente procesional, siendo de planta cuadrangular, de dos pisos; el inferior con arcos sobre columnas pareadas y el segundo adintelado que se encuentra actualmente cerrado. Las galerías están cubiertas con vigas, separadas por tabicas con los escudos de Castilla y León y el anagrama de Cristo. Las enjutas de los arcos se encuentran decoradas por tondos en forma, unas veces, de espejos convexos y otras con cabezas, de inspiración de Covarrubias. En las esquinas del patio se encuentran los respectivos retablos. Los muros de este claustro están cubiertos con azulejería, realizados según la traza de Alcántara.