Monasterio Santa María Oliva
El Monasterio de Santa María de Oliva (u Óvila) de Trillo fue fundado por donación de Alfonso VIII de Castilla en 1175, como un monasterio cisterciense.
Tuvo, en su origen, una función religiosa y repobladora de las tierras alcarreñas –valle del Alto Tajo- donde se edificó junto a otros monasterios de la misma orden como fueron Monsalud y Bonaval.
Las obras se iniciaron a partir de 1181, con la construcción de la abadía, de sus dependencias monacales, del claustro y de la iglesia.
Son escasos los restos que quedan en pie en la actualidad del monasterio: cimientos de la iglesia y la bodega (construidos en el siglo XIII bajo el reinado de Enrique I), paredones ruinosos, corrales, doble arquería del claustro de estilo renacentista y parte de las techumbres góticas de la iglesia convertida en garaje y almacén.
La iglesia primitiva, construida en tiempos de Enrique I, estaba situada al norte del recinto monástico, era espaciosa y tenía tres naves dividida en cinco capillas, más el ancho crucero y una cabecera con tres ábsides; el ábside central presentaba el presbiterio con planta cuadrada y remate poligonal con cinco lados; los ábsides laterales eran de planta cuadrada. Todas las naves, crucero y ábside se cubrían de bóvedas de crucería, apuntadas. La nave central, el crucero y la totalidad de la cabecera se cubrían con bóvedas de cañón apuntadas sobre arcos fajones, mientras que en las naves laterales se cubrían con bóvedas de crucería. La iglesia, posteriormente fue reconstruida en el siglo XVI adoptando la forma de cruz latina.
El claustro primitivo se sustituyó por el actual, de estilo clasicista, construido hacia 1617. Presenta una estructura de extremada sencillez, de planta cuadrada, con doble arquería de siete vanos en cada uno de los lados, formados por arcos de medio punto apoyados sobre pilastras. El piso inferior de las galerías fue cubierto con bóvedas de crucería.
La sacristía, situada en la prolongación del crucero en el ala oriental del claustro, era de pequeñas dimensiones y se cubría con bóveda de cañón apuntado.
La Sala Capitular, situada a continuación de la anterior, era el espacio más consolidado y bello del convento. Se abría al claustro mediante grandes arcos, y se cubría con bóvedas de nervios sustentadas en dos pilares o columnas centrales. Era rectangular, dividida en seis tramos y rodeaban sus muros unas gradas de piedra donde poder sentarse los monjes a celebrar Capítulo.
El auditorio del prior y la sala de monjes son las estancias inmediatas y encima se situaría el dormitorio de los monjes, supuestamente cubierto con techumbre de madera sobre arcos diafragma, que tendría comunicación con el templo y el claustro por sendas escaleras.
El calefactorio, el refectorio y la cocina se situarían en el ala meridional del claustro. El refectorio, concebido como un edificio independiente, era de planta era de planta rectangular con su eje mayor orientado de norte a sur y de una altura considerable (unos siete metros). Se cubría con bóvedas de crucería.
Por último la bodega, situada en el ala occidental, es la única que ha quedado en su emplazamiento original. Se cubre con bóveda de cañón apuntado.
A los pies del templo se abría la portada, de efecto manierista, muy decorado con grutescos, hornacinas y capiteles.
Por último destacar que el edificio es un ejemplo del expolio sufrido en algunas ocasiones por nuestro patrimonio cultural. Un cazador de tesoros arquitectónicos americano, llamado Hearst, compró buena parte del complejo trasladándolo a Estados Unidos a principios de los años treinta del pasado siglo.
Monasterio Santa María Oliva
Monasterio Santa María Oliva