Castillo de Alhambra

El Castillo de Alhambra está situado al este de la provincia de Ciudad Real, en la comarca manchega conocida como Campo de Montiel, en el término municipal del mismo nombre.

Su historia se remonta, al menos, a tiempos del rey Alfonso VII que conquistó la fortaleza a mediados del siglo XII. Fernando II la cede a la Orden de Monte Gaudio o de Monfragüe y tras el triunfo musulmán en la batalla de Alarcos en 1195 se pierde de nuevo, no siendo recuperada hasta después de la victoria de Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa, concretamente en 1213 tras la toma de Ezmavexore. Posteriormente este monarca entregó la fortificación a la Orden Militar de Santiago, manteniendo ésta su dominio sobre el alfoz de Alhambra hasta que éste último fue repartido entre las Órdenes Militares de Calatrava y San Juan, perdiendo el castillo su importancia estratégica en beneficio de otras fortalezas.

El castillo es de la tipología de los llamados “castillos montanos", levantándose sobre un cerro de forma troncocónica, situado a 800 mts. de altura. Es de planta ovalada, adaptado a la orografía del terreno, aislado totalmente que no precisaba de foso o recinto externo (barbacana).

Está construido en piedra y en cal y canto, revestido de mampostería fina, con hiladas de piedra regulares estando formado por catorce tramos de muralla, de un grosor de casi de dos metros que se conservan aún en pie. Las esquinas están formadas por trechos de ángulo que interrumpen los lienzos lisos (cortinas) de sus murallas sin que existan cubos esquineros de refuerzo.

La puerta principal se abre en un recodo de la muralla, con reentrante en su homogéneo recorrido casi circular. Está realizada en sillería con un arco apuntado situado entre dos torreones. Los muros conservan múltiples saeteras y restos de adarves que confieren al edificio de una buena capacidad defensiva.

Por último se accedía al castillo mediante un camino cubierto o protegido en su último tramo por un pequeño muro, pavimentado con grandes piedras.