Ermita de Nuestra Señora de la Fuente

El aspecto actual de la iglesia de Nuestra Señora de la Fuente de Munera data del periodo barroco del siglo XVIII, aunque se construyó en esta época como ampliación o sustitución de otro templo que existía anteriormente, del que se tiene las primeras noticias en junio de 1569 a través de un documento que habla del pleito sostenido entre Alonso Abad con la Ermita de Nuestra Señora de la Fuente por un ganado arrendado.

Su planta es de cruz latina, con nave única de cuatro tramos, brazos de crucero marcados en planta, cabecera plana con camarín y coro bajo y pequeña espadaña a los pies. Sus medidas son 16,90 metros de largo por 5,50 de ancho y 17,70 el pequeño crucero.

El interior se articula a través de pilastras sobre las que cabalga un entablamento corrido muy sobresaliente y bien moldurado. En las pilastras apoyan arcos fajones que separan bóvedas de lunetos sólo resueltos con ventanas en el tercer tramo de la nave.

Posee una cúpula en el crucero, con bella decoración pictórica moderna, rememorando, al parecer, la que tuvo en su principio y que fue casi destruida con ocasión de nuestra pasada Guerra Civil.

La bóveda de la cabecera también muestra exornación pictórica donde un nutrido coro de ángeles músicos, entre el que resalta Santa Cecilia sentada a su clásico órgano, parecen armonizar la Dormición de la Virgen, inserta en el ángulo izquierdo y la muerte de San José, ya en el derecho, mientras que, en el centro, rodeada de serafines, resplandece la escena de la Anunciación de Nuestra Señora. Aunque no encierran extraordinario mérito, aparte del fin ornamental que indudablemente vienen a cumplir, tales pinturas contribuyen, asimismo, a romper y aminorar un tanto la rigidez de la fábrica del templo.

El camarín lo constituye una estancia cuadrilonga de regulares dimensiones cubierta por una cúpula de cegada linterna y radios policromados.

La portada de ingreso es única y lateralizada, abriéndose en el ángulo externo formado por la nave y el brazo del crucero del lado del evangelio, con el que se comunica. Está formada por un pequeño arco, bien trazado, de medio punto de piedra, material profusamente utilizado en todo el aparejo del edificio y que aparece oculto por espesas capas de cal.