Chalet Fontecha
El Chalet de Fontecha es un palacete ejemplo de la tipología arquitectónica y urbana que caracteriza las construcciones de tipo residencial del primer cuarto del siglo XX en Albacete.
Esta tipología de vivienda unifamiliar aislada o con una sola medianera fue característica de los solares que se encuentran en el área comprendida entre el denominado Parque de Canalejas (actual Abelardo Sánchez) y sus inmediaciones, como el último tramo de la calle Tesifonte Gallego donde se ubica el inmueble.
El inmueble, obra de los arquitectos Julio Carrilero y M. Muñoz, según proyecto del año 1922, es el típico exponente de las construcciones residenciales, edificadas al compás del desarrollo social y económico de la sociedad burguesa albaceteña de principios del siglo XX.
Es un edificio de planta rectangular, situado en línea de fachada, en una parcela ajardinada, estrecha y profunda y exento, excepto en uno de sus laterales. Se desarrolla en cuatro niveles: planta semisótano, planta baja, planta principal y planta de ático y cámara, con una superficie construida aproximada de 1.400 m2. En planta baja, un hall de doble altura, en el que se sitúa la escalera principal que conduce a la planta superior, constituye el elemento distribuidor de todas las estancias del edificio. Es de destacar en este espacio su galería corrida de madera en voladizo sobre el hall y el artesonado que cubre esta estancia.
Exteriormente, frente a la composición simétrica de la fachada principal a la calle, destaca la composición libre de la fachada lateral, con vistas al jardín privado. La articulación entre los volúmenes que configuran ambas fachadas se realiza a través del torreón.
La fachada principal a la calle Tesifonte Gallego, en la que se distinguen dos alturas y el zócalo del sótano, se desarrolla en un solo plano, de composición clásica, con disposición simétrica de los huecos y empleo de elementos arquitectónicos neo-renacentistas y elementos decorativos neo-barrocos.
La puerta principal, en forma de arco escarzano y clave fuertemente resaltada, está flanqueada por dos amplias ventanas, que reproducen dicha forma, donde destaca la rica rejería. En el mismo eje de la puerta, dos ménsulas sirven de soporte al balcón principal cuya puerta de acceso se remata con arco de medio punto y, sobre él, un frontón triangular que reproduce motivos decorativos neoclásicos. En la fachada lateral, orientada al mediodía y al jardín privado, se suceden los miradores o galerías y las terrazas.
La fachada posterior, aunque dispone de una mejor perspectiva sobre el jardín, quizás por su orientación noroeste y por albergar las estancias secundarías de la edificación, se configura con un trazado más sencillo y despojado de ornamentación. En su composición, se evidencian los cuatro niveles del edificio.
Se trata, en resumen, de un edificio singular para cuya construcción el arquitecto J. Carrilero, uno de los más destacados del primer cuarto del siglo XX en Albacete, pudo inspirarse, según García-Saúco, en soluciones de tipo renacentista español, según un modelo muy común en la época, donde el renacimiento salmantino fue motivo de inspiración a otros artistas de estos años, repitiendo este edificio modelos que fueron corrientes, aunque menos historiados, por ejemplo, en los palacetes de la costa santanderina.
Chalet Fontecha
Chalet Fontecha