
Nombramiento de abadesa del convento del Rosal, en Priego (Cuenca) para sor Gerónima de Jesús, en el ínterin, por enfermedad de sor Antonia de Sandoval. Madrid, 2 d marzo de 1690. Archivo Histórico Provincial de Cuenca.
Los conventos femeninos en España han sido a lo largo de la Historia quizás los únicos espacios de libertad y acceso al conocimiento para las mujeres.
La vida conventual ofrecía a las mujeres gozar de ciertas libertades y huir de las imposiciones sociales, tales como el matrimonio, en la mayoría de los casos forzado y la maternidad, que con frecuencia iba asociada a la muerte.
La vida monástica ofrecía por tanto a las mujeres la única posibilidad de escapar del yugo conyugal y de las limitaciones impuestas por la sociedad secular, propiciándoles un espacio donde podían tanto cultivar su espiritualidad religiosa, como adquirir la formación y el liderazgo que en otros espacios les estaba vedado.
Durante los siglos XVI y XVII los conventos femeninos españoles alcanzaron su mayor apogeo, alcanzando una enorme influencia como centros de aprendizaje y actividad intelectual. En muchos casos, las monjas provenientes de familias nobles e incluso de la realeza, contribuyeron a convertir estos espacios en auténticos centros de poder e influencia en la época.