En los museos de Castilla-La Mancha se puede admirar un conjunto de objetos y obras de diverso cariz que abarcan, dentro de la historia de nuestra región, un amplio espectro temporal y cultural. Colecciones de paleontología y arqueología, restos arquitectónicos, grandes pintores y escultores que van desde hace más de tres millones de años hasta la actualidad, procedentes de los numerosos yacimientos que salpican nuestra geografía, de conventos, iglesias, castillos o de donaciones privadas. Un rico legado cultural que se conserva en los museos provinciales para el disfrute de la ciudadanía de hoy y del futuro.
En esta ocasión os queremos acercar a la historia que hay detrás de cinco figuras femeninas que se pueden ver recorriendo las salas de cada uno de ellos, una seleccionada muestra que evidencia el rico patrimonio que contienen. Algunas de las obras forman parte de la exposición Museorum
Muñecas romanas de Ontur. Museo provincial de Albacete.
Las muñecas (pupae) fueron encontradas en 1946, cuando se excavaron los restos de una necrópolis romana en la localidad de Ontur. Se hallaban en la tumba de un adulto, a cuyos pies se encontraron restos de uno o dos niños, y se trata de un hallazgo excepcional por su número y contexto, pues formaron parte de un ajuar infantil del que se conservan también algunos otros juguetes, como unas vasijas en miniatura en vidrio y bronce.
Las muñecas tienen el torso desnudo y están articuladas en brazos y piernas mediante espigas y muescas, lo que permite vestirlas; en cambio van calzadas con zapatos altos o botines (calcei), que junto con el peinado minucioso de una de ellas, han servido a los estudiosos para establecer las fechas de referencia de su fabricación, pues el peinado remite a Helena y Fausta, madre y esposa de Constantino I (principios del s. IV) y los botines se usarán todo ese siglo. Es muy probable que su propietaria muriera y no pudiera, como era costumbre en tiempos de los romanos, ofrecer las muñecas a Venus antes de contraer matrimonio, un rito de paso que significaba el fin de la infancia.
Finalmente, es importante resaltar que eran productos suntuarios, no al alcance de cualquiera, pues se hacían en talleres de lujo, por artesanos especializados y en materiales nobles, como la de menor tamaño, tallada en ámbar. Se han hallado piezas similares en la necrópolis paleocristiana de Tarragona y en Segóbriga (Cuenca).
Diosa Astarté. Museo de Ciudad Real
Representación femenina con peinado hathórico. Se trata de una pequeña pieza de bronce fragmentada, con forma ligeramente convexa, en cuya parte exterior aparece representado un rostro femenino con grandes ojos oblicuos y peinado hathórico, El denominado peinado hathórico por sus connotaciones egipcias consiste en una raya central a ambos lados de la cual se distribuye el pelo, acabado en bucles, enmarcando simétricamente la cara y dejando las orejas visibles. Esta iconografía forma parte del repertorio figurativo orientalizante peninsular.
La pieza estuvo remachada sobre otro objeto de bronce, probablemente un recipiente metálico ritual de los conocidos como “braseros”. Los restos del remache se sitúan en la frente de la figura, y las tensiones producidas en esa zona causaron su rotura.
Constituye un elemento excepcional entre los objetos de carácter orientalizante del Museo de Ciudad Real. Se cree que representa a la diosa fenicia Astarté, diosa de la fecundidad, el amor y la guerra.
Procede de las excavaciones realizadas en el santuario ibérico de Alarcos (Ciudad Real), donde se halló junto a un conjunto de exvotos de bronce, cerámicas, objetos metálicos y de hueso, restos de fauna…, que serían utilizados como ofrendas a la divinidad.
Aunque documentada en un contexto del s. III a.C., sus características técnicas y sus paralelos formales la remiten a un periodo más antiguo, s. VII a.C.
Venus. Museo provincial de Cuenca.
La villa romana de Noheda (aldea de la localidad conquense de Villar de Domingo García) es en realidad un conjunto de edificaciones de casi 10 hectáreas, de las que hasta ahora solo se ha excavado un 5 %, destacando el descubrimiento de un extraordinario mosaico en el triclinium de la villa, que con sus 291 m2 está considerado como el más grande de tipo figurativo del imperio conocido hasta ahora.
Noheda fue construida por un desconocido terrateniente, probablemente vinculado con la familia del hispano emperador Teodosio, la villa transmitía el poder y la opulencia del dominus a través del lujo de sus decoraciones. Por lo que se refiere a la escultura, se han hallado más de 550 grandes fragmentos de esculturas, todas realizadas en más de 30 tipos de mármoles traídos de todo el mundo conocido en la época, destacando los procedentes de Oriente y de Carrara, y constituyendo el conjunto escultórico más amplio de toda Hispania, en el que se incluyen figuras de Dionisios, Venus o los Dioscuros.
Entre todos los fragmentos encontrados, destaca esta escultura femenina que representaría a la diosa Venus al salir del baño. Le faltan la cabeza, la mayoría del brazo izquierdo, la mano derecha y las piernas, y se halló sobre el mosaico que representa la escena de Aquiles en Patmos, y junto a muchas otras pequeñas esculturas de mármol, todas ellas muy fragmentadas y quizá en relación con una fuente.
Escultura de Zenón de Afrodisias.Museo provincial de Guadalajara.
Algunos autores han supuesto que es una representación de la musa de la música, Euterpe, por comparación con otras obras similares. Se trata en cualquier caso de una escultura femenina de cuerpo entero y bulto redondo, sin cabeza ni manos, tallada en un mármol cristalino. Ataviada con una túnica y una capa o peplo echada sobre su espalda, aparece calzada con sandalias, y destaca en ella el fino trabajo del escultor, que utiliza la técnica conocida como “de paños mojados” y la superposición de tejidos en el modelo para obtener los volúmenes.
Esta escultura femenina se halló en el año 2007, durante las excavaciones arqueológicas realizadas en los jardines del Palacio de los Duques de Medinaceli en Cogolludo (Guadalajara). Es muy posible que, hacia el siglo XVI o XVII, formara parte de la decoración de ese espacio, que estaría configurado al estilo de los jardines de las villas italianas del Renacimiento. La figura descansa sobre una pequeña peana que presenta una inscripción realizada con caracteres griegos: ZENON APHRODENSIEUS EPOIEI (ZENON DE AFRODISIAS ME HIZO). Aunque con algunas dudas, se ha identificado a este escultor con el arquitecto anatolio Zenón de Afrodisias, activo a mediados del siglo II d.C., cuya obra más conocida es el espectacular teatro de Aspendos (Turquía), el mayor del Imperio Romano, construido entre 161-180 d.C.
Inmaculada Oballe. Museo de Santa Cruz de Toledo
El retablo de la Inmaculada Concepción, acabado un año antes de la muerte de El Greco y considerado obra cumbre del pintor cretense, es también conocido como la “Inmaculada Oballe” en referencia a la mujer que lo patrocinó.
Este es uno de los últimos contratos de El Greco (Candía, Creta, 1541 - Toledo, 1614) firmado en 1607, comprometiéndose a realizar un retablo arquitectónico para contener un gran cuadro de altar con destino a la capilla fundada por doña Isabel Oballe en la toledana parroquia de San Vicente.
El retablo se configuró con columnas corintias pareadas, entablamento y frontón curvo partido para adaptarse a la ventana de la capilla, rematándose sin ático. Un pequeño cuadro de una “Visitación” que coronaba el conjunto y sendas pinturas laterales representando a San Pedro y San Ildefonso, completaban el encargo, en el que destacaba la rotunda presencia de esta “Inmaculada Concepción”, por más que en algunas ocasiones se la haya identificado erróneamente con una Asunción.
En ella se introducen los símbolos de la letanía mariana en un paisaje claramente toledano, en el que se distinguen la torre de la catedral, el castillo de San Servando, el río Tajo y el puente de Alcántara. Obra tardía, concluida solo un año antes de su muerte, en ella se muestra el realismo exacerbado junto al idealismo abstracto de su última etapa, en una composición marcada por el prodigioso ímpetu ascensional y el juego de diagonales que culminan en la paloma del Espíritu Santo. El retablo permaneció in situ hasta 1961, año en el que fue depositado por la parroquia de San Nicolás en el Museo de Santa Cruz.