La exposición de Atempora, además de exhibir más de 400 piezas arqueológicas, combina la excepcionalidad de estos objetos con escenografías y recreaciones, que permiten entender los contextos en las que fueron realizadas, utilizadas y abandonadas tras su empleo, ayudándonos a comprender mejor cómo era la vida cotidiana de nuestros antepasados y cuáles eran los rituales funerarios que se practicaron en distintos momentos de la historia.
Con estas recreaciones se ha pretendido llevar al museo aquellos yacimientos o manifestaciones culturales que, por no dejar restos materiales susceptibles de ser expuestos o por encontrarse en lugares inaccesibles, resultarían de difícil comprensión. Así, se han representado un escenario de talla lítica, el proceso de creación del arte rupestre esquemático, diferentes espacios domésticos y funerarios de la Edad del Bronce, el lagar de la bodega romana de El Peral y los enterramientos islámicos de Villanueva de la Fuente y Alarcos.
En estas escenografías se ha querido dar visibilidad a las mujeres en la prehistoria, que cobran protagonismo mediante la presentación de códigos inclusivos en las narrativas visuales, que superan la masculinidad hegemónica.
Hoy os acercamos a estas recreaciones
Recreación del Paleolítico
El primer poblamiento de la provincia de Ciudad Real hunde sus raíces en el Paleolítico Inferior Arcaico, documentándose evidencias de la presencia de homínidos preneandertales en las riberas de los ríos Guadiana, Jabalón y Bullaque hace unos 500.000 años.
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en los últimos años en los yacimientos de El Sotillo (Malagón), Albalá (Poblete) y Porzuna han proporcionado una ingente cantidad de industria lítica achelense sobre cuarcita, con dataciones absolutas que se remontan a 345.000-250.000 años para El Sotillo y 220.000 para Albalá.
En esta escenografía se representa a un pequeño grupo de homínidos preneandertales o heidelbergensis que, a tenor del estado actual de nuestro conocimiento, son los pobladores más antiguos del territorio que actualmente ocupa la provincia de Ciudad Real y los que durante más milenios lo han ocupado y explotado.
En el montaje cobran protagonismo las mujeres. Así, vemos a una preneandertal tallando un bifaz, superando el estereotipo tradicional que consideraba que eran sólo los hombres los responsables de la industria lítica y de los avances tecnológicos. Una segunda mujer, de mayor edad, se encuentra trasmitiendo conocimientos a una joven, superando la idea preconcebida de que las mujeres se dedicaban sólo a tareas de recolección o al cuidado de niños.
Recreación del proceso creativo de las pinturas rupestres
Las manifestaciones pictóricas rupestres constituyen uno de los elementos culturales más importantes para acercarnos al conocimiento de las primeras comunidades ágrafas, y su estudio permite aproximarnos a distintos aspectos de su cultura. En el estado actual de la investigación sobre arte rupestre de la provincia de Ciudad Real sólo se ha podido documentar el ‘arte esquemático’, siendo la pintura la técnica predominante.
La riqueza de yacimientos rupestres pictóricos que guarda Ciudad Real alcanza prácticamente toda la provincia, siempre y cuando en su composición geológica aflore la cuarcita, elemento utilizado por estas sociedades prehistóricas como soporte para sus pictografías.
En la exposición se ha recreado el proceso creativo de estas pinturas, representado por una figura humana de espaldas, que está pintando sobre formación rocosa, sobre la que van apareciendo algunas de las figuras más características del arte rupestre esquemático de la provincia.
Próxima a la escena se exhiben pequeños objetos de hueso, conocidos como ídolos antropomorfos, formados por tres cuerpos de tendencia triangular que dibujan una silueta en la que, pese a su gran esquematismo, se reconocen cabeza, cuerpo y extremidades inferiores. Estos idolillos, de cronología neolítica, son semejantes a algunas de las figuras representadas en los abrigos con pinturas rupestres esquemática recientemente descubiertos.
Recreaciones de la Edad del Bronce
La Edad del Bronce supone la aparición de un horizonte cultural de gran personalidad en Ciudad Real, ligado a la proliferación de asentamientos permanentes y a la explotación de recursos hídricos, mineros y agropecuarios que ofrecía el territorio. En este momento convivirían los poblados fortificados en altura, como el Cerro de La Encantada o el Cerro Bilanero, con las singulares motillas, tan características de este territorio y que fueron levantadas en los cauces de los ríos, siendo las del Azuer y Retamar las mejor conocidas gracias a las excavaciones arqueológicas practicadas en las últimas décadas.
Este periodo, que alcanzará su plenitud entre el año 2200 y el 1500 a. C., aproximadamente, evidencia una creciente complejidad social reconocible tanto en los enterramientos como en los asentamientos, que vertebrarán el territorio en función del control de las vías de comunicación y la explotación de recursos. Las recreaciones nos muestran diferentes espacios habitacionales y funerarios para hacer comprensibles los contextos en los que aparecen los materiales arqueológicos expuestos y la importancia que adquieren los intercambios comerciales para las comunidades del Bronce de La Mancha.
El yacimiento del Cerro Bilanero está situado en la localidad de Alhambra, sobre una pequeña elevación troncocónica con amplia visibilidad sobre el entorno circundante, en la comarca del Campo de Montiel. El poblado fue parcialmente excavado entre los años 2015 y 2016, descubriéndose estructuras que parecen estar dispuestas de manera concéntrica en torno a una torre o edificio central.
De este yacimiento se ha recreado una de las habitaciones más importantes y relevantes de las que se han documentado, tanto por su tamaño como por sus características edilicias. Tiene planta rectangular y en su interior se muestran los objetos típicos de la vida cotidiana (vasijas de almacenamiento, cocina…) herramientas, serijos…
Por lo que respecta al mundo funerario, y pese a la aparente uniformidad que trae la generalización del ritual de inhumación, la complejidad de la Edad del Bronce en Ciudad Real puede apreciarse tanto en los diferentes niveles de riqueza que presentan los ajuares como en la variedad de los enterramientos practicados.
Para ilustrar estas prácticas se han recreado varios enterramientos de la Motilla del Azuer (Daimiel) y La Encantada (Granátula de Calatrava) y una de las cámaras funerarias del monumento megalítico de Bocapucheros (Almagro), que se encuentra en proceso de excavación.
Recreaciones de Época romana: Bodega romana de El Peral (Membrilla y Valdepeñas)
A finales del siglo III a. C. asistimos a una época convulsa para las poblaciones oretanas. Su toma de partido por cartagineses y romanos en el contexto de la II Guerra Púnica, unido a ser terreno de operaciones de enfrentamientos posteriores relacionados con las guerras lusitanas y sertoriana, propició abandonos, remodelaciones o fundaciones de nuevos asentamientos como consecuencia de la nueva administración romana del territorio. La arqueología evidencia la continuación del poblamiento en algunos oppida oretanos como Laminium (Alhambra), Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente), Almedina o Sisapo (La Bienvenida, Almodóvar del Campo); mientras que otros, como el cerro de las Cabezas o Alarcos, parece ser que fueron abandonados en estos momentos.
Recreaciones de enterramientos andalusies
Las investigaciones de época medieval han avanzado mucho en los últimos años con las excavaciones sistemáticas realizadas en yacimientos como Calatrava La Vieja, Calatrava La Nueva, Alarcos o el castillo de Montiel... como puede apreciarse en la exposición, donde se exhibe una muestra importante del armamento medieval, los distintos tipos de cerámicas, andalusíes y cristianas, junto a otro tipo de objetos muy diversos.
De este periodo se han recreado dos cementerios andalusíes, el de la antigua Mentexa (Villanueva de la Fuente) y la necrópolis almohade de Alarcos (Ciudad Real).
Necrópolis almohade de Alarcos
Asociada a la ocupación de Alarcos en época almohade se encuentra una maqbara o cementerio junto al lado norte del castillo. Al este se encuentra remarcado por una calle y hacia el sur y oeste está delimitado por un muro de tapial reutilizado de época anterior. El interior se encuentra densamente ocupado por diversas tumbas orientadas sureste-noroeste, con la ausencia de calles internas definidas.
Hasta el momento se han contabilizado 41 enterramientos de adultos e infantiles
que conservan una gran diversidad tipológica de sus cubiertas.
En la recreación se muestran Maqabriyas de cubiertas tumulares, de planta rectangular y sección escalonada. Alguna de estas cubiertas conservaba “in situ” restos de enlucido o estuco de cal, de tono blanquecino y con restos de pin tura a la almagra; otras, presentan una base de sillería y el resto de las gradas o basas están construidas con mampostería irregular.
“El Hadid de los pájaros verdes” (Mentexa, Villanueva de la Fuente)
Se recrea aquí el ritual de “el Hadid de los pájaros verdes” documentado en el transcurso de las excavaciones de una necrópolis en Mentesa, en el que cuatro menores de época Omeya (s. IX) fueron enterrados alrededor de una vasija de cerámica, que debió contener agua. Según una tradición medieval islámica, unos pájaros verdes bajaban a beber agua y en su vuelo portaban las almas de los puros junto a Alá.
Información sacada a partir de la exposición y el catálogo de “Atempora. Un legado de 350.000 años. Ciudad Real.”