La candidatura de “El paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza” esta incluida en la lista indicativa española de Patrimonio Mundial. Esta relación es un inventario de los bienes susceptibles de ser declarados Patrimonio Mundial en un futuro, cuyo objetivo es reflejar la diversidad cultural y natural de un país con un potencial valor universal excepcional. Una vez que permanezca un año en la Lista Indicativa, podrá presentar su candidatura formal a la Lista de Patrimonio Mundial.
El paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza forma parte de la paramera de Sigüenza que se extiende entre el Sistema Central y la Cordillera Ibérica. La interacción entre el ser humano y este excepcional espacio natural ha conformado un ecosistema propio, definido desde la Edad Media, que se ha mantenido hasta la actualidad sin apenas modificaciones con una miríada de pequeñas aldeas y pueblos que dependen de la ciudad de Sigüenza como principal núcleo de población de la comarca, seguido de la villa de Atienza.
El área incluida se extiende desde el Parque Natural del Barranco del río Dulce al sur hasta la villa de Atienza al norte, abarcando una superficie de 219 km2 encuadrados dentro de la paramera de Sigüenza, una de las representaciones naturales más significativas e íntegras de este tipo paisajístico en la península ibérica.
Los paisajes culturales son bienes que representan las “obras conjuntas del hombre y la naturaleza”. Ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas.
El paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza pertenece a la categoría de paisaje evolutivo relicto (o fósil). Nacido durante el proceso de conquista cristiana del territorio en el siglo XII, evolucionó orgánicamente hasta el siglo XIX a partir de la organización territorial medieval, deteniéndose definitivamente entre los siglos XIX y XX debido al fenómeno de la despoblación. Ello ha permitido que se conserven sus características esenciales sin cambios sustanciales. Por un lado, se trata de un paisaje representativo del Occidente Europeo, cuyas características se han ido perdiendo poco a poco hasta llegar a desaparecer en la mayor parte del continente. Por otro, presenta elementos culturales esenciales y distintivos respecto a los demás territorios, lo que lo dota de una personalidad propia, que todavía es posible percibir tanto en su patrimonio material como inmaterial.
Un rasgo sobresaliente de diversidad natural y cultural de las parameras de Sigüenza y Atienza, hasta hacerlo excepcional, es la convivencia en el mismo conjunto de manantiales de agua dulce y salinas de gran pureza, aspecto que se expresa en la hidrografía, en la toponimia, en las actividades humanas y, obviamente, en el paisaje. De esta forma nos encontramos con el río Salado, que es la fuente de abastecimiento y el origen de las explotaciones salineras de Gormellón, la Olmeda e Imón, entre otras. Y, como contrapunto, el río Dulce, que, encajado en potentes espesores de calizas y areniscas jurásicas, con abundantes manantiales, configura un espectacular paisaje de gargantas y hoces, de agua dulce intercalados con algunos fondos aluviales y pequeñas campiñas, con tierras agrícolas, vegas y reducidas huertas, a los que se vinculan los dos principales núcleos de población de la garganta: Pelegrina con su imponente castillo y el pueblo de La Cabrera que permitía el paso de la Cañada Real soriana.
La densa red de pequeños pueblos apiñados de raíces medievales constituye uno de los rasgos más característicos y uno de los valores patrimoniales más significativos del paisaje seguntino. A la riqueza monumental y arquitectónica, en particular la religiosa, existente en muchos de los pueblos –hoy pedanías- hay que sumar el interés paisajístico de los propios núcleos y de la red que integran, ya que marcan la configuración del paisaje y permiten su lectura e interpretación a partir de los distintos patrones históricos de localización en el territorio.
Este paisaje respeta tanto el requisito de integridad exigido por la UNESCO al no haber sufrido apenas los efectos adversos de la era industrial y contener todos los atributos que justifican su excepcional valor, como el requisito de autenticidad, conservando una distribución espacial y un aprovechamiento de los recursos económicos muy similar al existente al menos desde la Edad Media.
El paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza engloba una ciudad (Sigüenza), una villa (Atienza) y 15 aldeas, en un modelo de organización territorial de base medieval surgido tras la conquista cristiana del territorio en el siglo XII, que dejaba entre ambas villas uno de los conjuntos de salinas de interior más importante de Europa. Un complejo sistema de equilibrios entre el Señorío episcopal de Sigüenza, dependiente del obispo y el Señorío de Atienza, dependiente directamente del Rey, al que se sumaría la presencia de importantes familias nobiliarias como los Mendoza que tratarían de controlar las salinas y sus rentas. Nos encontramos ante una de las zonas de explotación salinera más antiguas e importantes de la península ibérica documentada como tal ya desde el siglo XII. España ha sufrido fuertes transformaciones paisajísticas fruto de la presión urbanística y de los procesos de industrialización que se han vivido. Sin embargo, tales presiones apenas han tenido impacto en este territorio, lo que ha provocado una fosilización del paisaje medieval y moderno, quedando una parte del mismo englobada dentro de la declaración de ZEC-ZEPA Valle y salinas del Salado y otra parte dentro de la declaración ZEC-ZEPA-LIC Parque natural del Barranco del Río Dulce, ambas incluidas en la Red Natura 2000 por su alto valor natural.
Bajo este marco temporal y espacial se integran 17 localidades (Sigüenza, Imón, Matas, Palazuelos, La Barbolla, Bujarcayado, Carabias, Cercadillo, Pozancos, Riba de Santiuste, Riosalido, Ures, Pelegrina, La Cabrera, Atienza, Cincovillas y la Olmeda de Jadraque), las salinas históricas de Imón y La Olmeda, los conjuntos históricos de Sigüenza, Atienza y Palazuelos, los castillos de La Riba de Santiuste, Atienza, Sigüenza, Pelegrina y Palazuelos, monumentos religiosos como la catedral de Sigüenza o la iglesia del Salvador de Carabias y bienes inmateriales como la caballada de Atienza, casi todos ellos declarados Bienes de Interés Cultural (BIC).
Junto a la ciudad de Sigüenza, la villa de Atienza representa el poder real, en delicado equilibrio con el poder eclesiástico, y entre ambas, el sutil entramado de aldeas. Toda esta red, basada en la explotación de las salinas, es la que ha perdurado excepcionalmente hasta la actualidad de forma insólita y extraordinaria, por lo que encarna una página clara y legible de la historia de la conformación del occidente Europeo, desde el siglo XII cuando las tropas cristianas arrebatan a los musulmanes el control de la cuenca alta del río Henares y se desarrolla una organización territorial y urbanística que en esencia ha llegado hasta nuestros días manteniendo los atributos esenciales surgidos en la Edad Media. Esa organización territorial permitió explotar los excepcionales recursos naturales de la zona a través de los que fue posible financiar el desarrollo de amplios programas de construcción que han dejado su huella en forma de monumentos y obras de arte especialmente visibles en las dos poblaciones de mayor entidad de la comarca: Sigüenza y Atienza.
Míriam Martíne… el Sáb, 13/11/2021 - 23:45
Enhorabuena a todas las personas que han promovido este proyecto y el más sentido homenaje a todos los que ya no están, pero soñaron con este reconocimiento de la extraordinaria valía de nuestra comarca, dulce,salada y eterna.
Gracias.
En memoria de mi padre, don Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo, primer cronista oficial de Sigüenza.
Jose A Morales el Lun, 15/11/2021 - 01:33
¿Por qué no se incluyen Villacorza, Torrevaldealmendras y Valdealmendras?
Fédor Quijada el Vie, 22/03/2024 - 18:09
Buenas tardes. Quisiera trasladar una propuesta aprovechando que soy cocinero y que llevo a cabo la búsqueda y recuperación de recetas con raíces en pueblos: no dejen escapar todo el potencial que tiene la gastronomía en su territorio y su enorme capacidad para enseñar y descubrir a través de ella. La cocina une.
Nina el Jue, 23/05/2024 - 10:19
Muy bien hecho y muy claro. Muchas gracias.
Fernando Cámar… el Jue, 30/05/2024 - 18:28
Magnífica iniciativa, sin duda, el paisaje entre Sigüenza y Atienza, entre el Dulce y el Salado, y ambas ciudades, tienen un valor extraordinario con todos los merecimientos para ser declarado Patrimonio de la Humanidad.
Mucha suerte y todo nuestro apoyo.