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21 Mayo 2023

El edificio de Santa Cruz cobija en la actualidad el museo homónimo, una de las colecciones de arte y arqueología más notorias del panorama nacional. Como pieza fundamental de la institución se encuentra la propia construcción, destacado ejemplo de la arquitectura renacentista española y objeto de análisis de incontables eruditos a lo largo de los siglos. Una edificación que cuenta con una historia fascinante, desde su origen en el siglo XVI como institución hospitalaria hasta su transformación como complejo cultural en el siglo XX, pasando por una mutación funcional como centro militar en el siglo XIX. Una vida fructífera que se ha ido entrelazando con ciclos más oscuros como el abandono, los estragos de la guerra, el mal uso y la falta de mantenimiento que han ido marcando la construcción con numerosas cicatrices. De igual forma, la vida de Santa Cruz, y en particular sus dos últimos siglos, constituyen un óptimo caso de estudio dentro de la historia de la conservación patrimonial en España donde personajes tan distinguidos como los arquitectos Aníbal Álvarez, Emilio Moya o José Manuel González Valcárcel contribuyeron a sacar de la ruina al edificio, aplicando sobre el mismo las distintas teorías y prácticas restauradoras de cada época. 

En las siguientes líneas se comentarán una serie de testimonios de personajes o instituciones relevantes que han sido protagonistas en primera persona de la evolución de Santa Cruz en sus distintas etapas históricas. El objetivo de este texto es acercar al lector la historia menos conocida del edificio del actual museo a través de testigos directos quienes, con sus palabras, irán retransmitiendo sus emociones, deseos o visiones de lo que estaba sucediendo en el momento.

“…En el remanente de todos nuestros bienes e herencia dexamos e instituimos por nuestro unico e universal heredero al dicho Hospital de Santa Cruz que nos facemos e ordenamos e constituymos… en la dicha Cibdad de Toledo” (A. Álvarez Ancil, Copia fiel y exacta del Testamento del Cardenal Arzobispo que fué de Toledo Don Pedro González de Mendoza, que original y auténtico existe en el Archivo de la Excma. Diputación provincial de Toledo, 1915)

El edificio de Santa Cruz tiene su origen en la voluntad última del cardenal don Pedro González de Mendoza, quien, en su testamento fechado en 1494, dejaba todos sus bienes a la fundación de una institución asistencial destinada a amparar enfermos pobres y niños expósitos. El prelado, sin embargo, no llegaría a conocer el edificio, siendo sus albaceas, y en particular su sobrino don Diego Hurtado de Mendoza, los que se encargarían de materializar los deseos del cardenal. La construcción del hospital se inició en 1505, realizándose sobre el solar, que había propuesto la reina Isabel, del antiguo monasterio de San Pedro de Dueñas y la Casa de la Moneda. 

 

Crucero central en planta alta. Fuente: fotografía propia, 2022
Crucero central en planta alta. Lucía López Cenamor

 

Con el edificio concluido en sus zonas principales, dio comienzo la hospitalidad y asistencia a pobres y huérfanos, llegando a contabilizarse a mediados de siglo 400 niños alojados en el edificio. Con el paso de los años, la asistencia a los adultos enfermos se fue abandonando, dedicándose la institución enteramente a los expósitos. La hospitalidad continuaría hasta finales del siglo XVIII sin grandes cambios, culminando el recorrido hospitalario con las instituciones de “Casa de Maternidad” y la nueva “Escuela de Muchachos”, de corte ilustrado.

“…Esta en forma de vna cruz de Jerusalem, quadrada… En medio de este cruzero, en la nave que sirve de yglesia, un cymborio con media naranja, sobre quatro arcos torales y sus pechinas que la reciben, con passamano por la parte de dentro, de piedra blanca muy bien labrada y con balaustres de mármol…” (P. Salazar De Mendoza, Crónica del Gran Cardenal de España, Toledo, imprenta de doña Maria Ortiz de Sarauia, 1625, p. 395)

Las trazas del hospital se basaron en una planta cruciforme, como indicaba en 1625 Salazar de Mendoza, descendiente y cronista del cardenal Mendoza. Se trata de un esquema que había tenido gran aceptación en Italia y que en España llegaría a tener cuatro representaciones además de Santa Cruz: el antiguo hospital General de Valencia, el de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela, el Hospital Real de Granada y el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, todos iniciados en la primera mitad del siglo XVI.

Esta distribución respondía generalmente a una cruz griega o latina que se inscribía en un rectángulo de tal forma que se originaban cuatro patios entre las crujías perimetrales y los brazos de la cruz. En el centro de la cruz del hospital cruciforme, se colocaba un altar desde donde se daba la misa, mientras que las enfermerías se disponían en cada uno de los cuatro brazos de la cruz, con las camas de los enfermos apoyadas en la pared de forma que podían escuchar y ver la ceremonia sin necesidad de moverse. Esto era posible no solo en planta baja sino también en la planta superior gracias a que el centro del crucero era un lugar donde el espacio alcanzaba una doble altura. 

 

Vista interior del crucero. 2020. Fuente: fotografía propia
Vista interior del crucero. 2020. Lucía López Cenamor

 

En Santa Cruz, dicha distribución sufriría alguna variación, ya que desde el inicio de la construcción se levantó una capilla mayor de doble altura en el extremo norte del brazo principal de la cruz. Además, según cuenta Salazar de Mendoza en la cita, la cúpula original que cubría el espacio central sería de media naranja, mientras que la balaustrada que rodeaba dicho espacio era de mármol, muy diferente a lo que se observa en la actualidad. 


"…que del modo más decoroso que parezca al Sr. Alcalde, se exprese también al formalizar la referida tenencia o cesión de edificios con que esperan el Ayuntamiento y Junta, que los ilustrados y celosos Sres. Jefes del Colegio, amantes de las glorias de España cuidarán de conservar sin deterioro, ni alteración en su parte arquitectónica y de escultura el precioso monumento artístico que ofrece a la admiración pública el Hospital de Santa Cruz ó casa de maternidad que les será entregado…" (Archivo Municipal de Toledo. Actas capitulares del Ayuntamiento de Toledo, sesión 20 de julio de 1846. Dictamen elaborado por Manuel María Herrero y José de Cea).


Con la llegada del siglo XIX, el hospital se vio sumido en un profundo declive, siendo necesario limitar el acceso de los niños por falta de presupuesto. Mientras tanto, la ciudad de Toledo atravesaba igualmente un periodo de crisis, ligada a diversas cuestiones como la escasez de industria, el descenso demográfico… El ayuntamiento, encabezado por el Conde de Palazuelos, coronel de Infantería, trató de aliviar la situación con la instalación del Colegio General Militar en la ciudad. Sería el Alcázar el edificio elegido para alojar el Colegio, pero debido a las obras necesarias en el mismo, fue preciso reubicar temporalmente a los alumnos en los antiguos hospitales de Santa Cruz, Santiago y la Casa de la Caridad. 

Desde la alcaldía, se aprobó la cesión del edificio de Mendoza y el consiguiente traslado de los internos a San Pedro Mártir. Sin embargo, como se lee en la cita, la corporación municipal, consciente de la relevancia histórica y artística del antiguo hospital y temerosa de los posibles perjuicios que podía sufrir, requirió al Colegio una atención y cuidado especial de la construcción durante el tiempo que durase la cesión. Dicho usufructo se prolongaría hasta el nuevo siglo, alojándose diferentes instituciones militares dependientes del conocido “Ramo de Guerra”; tras el Colegio General Militar, llegaría el Colegio de Infantería; posteriormente el Colegio de Huérfanos de Infantería y finalmente, y debido al incendio que asoló el Alcázar, cuartel de los cadetes de la Academia de Infantería.

"… al ramo de guerra no le conviene repararlo y esto salta a la vista porque ¿para qué objeto útil puede servir un hospital del tiempo de los Reyes Católicos? Esta cuestión podrían estudiarla los artistas y los amantes de la antigüedad y a ellos les compete averiguar hasta qué punto la bella arcada del patio principal y los no menos bellos artesonados, podrán compensar el gasto grande de una restauración del edificio, pero para nosotros que tenemos siempre por objetivo un fin práctico e inmediato, sería un absurdo económicamente considerado el pretender reparar el edificio" (Archivo General Militar de Segovia. 3ª Sección, 3ª División, Legajo 729. Expediente relativo a la instalación de la Academia General Militar en el edificio de Santa Cruz de Toledo, a consecuencia del incendio del Alcázar, 1887)

Las sospechas que el ayuntamiento tenía desde el inicio se confirmaron y el estado del edificio de Mendoza fue empeorando de manera progresiva. Los informes de los ingenieros militares donde se lamentaba la ruina de la construcción se multiplicaron con el paso de los años hasta el punto de considerarlo un espacio impracticable. Con ambas instituciones desentendidas del mal estado de conservación y considerando que no era responsabilidad propia de ninguna la restauración del edificio, el antiguo hospital quedaría prácticamente abandonado. Por aquel entonces, eran muchos los edificios históricos toledanos que no estaban recibiendo la atención que requerían como era el monasterio de San Juan de los Reyes que, en el momento, alojaba el Museo Arqueológico Provincial. Con las reparaciones del Alcázar llegando a su fin y los organismos provinciales buscando una nueva localización donde albergar las colecciones del museo, Santa Cruz parecía el elegido para tal fin. Esto no llegaría de forma inminente, y la espera perjudicaría nuevamente el estado del edificio.


"...Con ser grande su valor histórico, como ya se ha visto, ofrece todavía otro aspecto que le realza aún más si ello es posible. El edificio de Santa Cruz es, por decirlo así, una de las más interesantes páginas de la historia del arte español... Estas y otras más bellezas, goce de quien las contempla, encierra el monumento á que me vengo contrayendo, por cuyo alto valor histórico á que debo ceñirme es digno de toda estima, y digno, por tanto, de que se provea á su buena conservación, evitándose en lo porvenir las frecuentes y sucesivas profanaciones que por desgracia le vienen desfigurando hace tiempo..." (Archivo de la Real Academia de la Historia. Signatura CATO/9/7977/083 (6). Expediente relativo al hospital de Santa Cruz de Mendoza. Minuta de oficio en la que se comunica informe sobre el hospital de Santa Cruz de Mendoza, 31 de octubre de 1902, Jerónimo López de Ayala y Álvarez de Toledo, Conde de Cedillo).


Fue precisamente el estado deplorable y la incógnita sobre el nuevo uso lo que llevó a diferentes organismos culturales a proponer la declaración del antiguo hospital como Monumento Nacional. De esta forma, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes solicitó en 1902 a las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes informes con carácter de urgencia sobre el mérito histórico y artístico del edificio de Santa Cruz, con comentarios como la cita anterior del académico de la historia, Jerónimo López de Ayala. El objetivo teórico de la catalogación era la intervención con presupuesto estatal sobre el edificio para restaurarlo o repararlo y alejarlo de la ruina en la que se encontraba. Pese a ello, no se consiguió declarar la totalidad del edificio, sino solo la fachada principal, la lonja, el vestíbulo, las crujías de la cruz y el patio con la escalera de honor. 


"El día 7 se hundieron en Toledo cuatro arcadas del patio del Hospital de Santa Cruz. El tratarse de un monumento arquitectónico de tanto interés, hizo que la noticia causara honda impresión en toda España. En realidad, parece que la opinión pública principia al fin a preocuparse en favor de nuestra riqueza arqueológica, y que los gobernantes empiezan también a responder en esto a la opinión. En efecto, al siguiente día de haber la prensa publicado la noticia de la desgracia, el ministro de Instrucción Pública se trasladó a Toledo a estudiar por si mismo el estado del monumento..." (Semanal Nuevo Mundo, año XIII, jueves 13 de septiembre de 1906, núm. 667. Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España).


El arquitecto designado para intervenir sobre el antiguo hospital fue Manuel Aníbal Álvarez Amoroso quien se toparía con el inconveniente de la declaración parcial como monumento, y con el siempre presente problema presupuestario por parte del Ministerio. Entre todas estas incertidumbres, el estado de conservación de la construcción seguía empeorando hasta llegar al momento de colapso que se narra en la noticia transcrita. Tras el fatídico episodio, la entrada de las consignaciones se aceleró. El arquitecto, afín a las doctrinas restauradoras francesas y conocido por su polémica intervención en la iglesia palentina de San Martín de Fromista, llevó a cabo la reconstrucción de la galería colapsada y el levantamiento de nueva planta del conocido Gran Balcón que asoma hacia la Plaza de la Concepción, siguiendo el mismo aspecto y dimensiones que las arquerías del patio de honor. 

 

Arcada norte reconstruida del patio de honor. 2020.
Arcada norte reconstruida del patio de honor. 2020. Lucía López Cenamor


Tras el fallecimiento de Aníbal Álvarez, fue el arquitecto Emilio Moya Lledós el encargado de continuar las obras y de adaptar distintas salas del edificio para alojar el uso museístico, al igual que estaba realizando en otros edificios históricos como el Colegio de San Gregorio de Valladolid que acogería el Museo Nacional de Escultura. Probablemente de Moya, quien era seguidor de la corriente más conservadora que dominaba el panorama restaurador italiano, sean las incisiones en forma de R mayúscula que se encuentran en muchas de las dovelas de las arquerías del patio principal y que están avisando al observador de que lo que está viendo es una reconstrucción y no una pieza original. Se recomienda encarecidamente al lector la visita al patio principal de Santa Cruz y probar a encontrar dichas iniciales que, a simple vista, quedan perfectamente integradas en el conjunto.

 

Incisiones en forma de “R” en dovelas, molduras, enjutas del patio. 2020.
Incisiones en forma de “R” en dovelas, molduras, enjutas del patio. 2020. Lucía López Cenamor

 

El museo fue inaugurado en 1935, aunque la llegada del conflicto civil a la ciudad paralizaría toda actividad cultural. El edificio de Santa Cruz, que finalmente había escapado de la ruina y contaba función acorde con su relevancia histórica y artística, se vería una vez más envuelto en un nefasto escenario.


“… hace que el estado de Santa Cruz sea la mayor vergüenza artística, arqueológica e histórica de España, sobre todo en esta época en que se ha reconstruido todo con gran cariño y cuidado como nunca el gran tesoro artístico de la raza, razón por la cual debe corregirse tal situación y estado de ruina en el sitio más céntrico de Toledo… Es ejemplar único y grandioso del Arte español, que de no atenderse rápidamente se convertirá en informe montón de cascotes y ruinas" (J. Pastor Gómez – G. Téllez González, “Por la urgente restauración del Hospital de Santa Cruz”, en «Arte Español: Revista de la Sociedad Española Amigos del Arte» 19-2 (1952), pp. 41-52).


El panorama bélico de Toledo giraba en torno al Alcázar, sede de la Academia de Infantería y baluarte de la comandancia militar. Por su parte, las milicias republicanas buscaron, para instalar su cuartel, un emplazamiento estratégico próximo al Alcázar, como era el ya Museo de Santa Cruz, que acabaría alojando los dormitorios, cocinas y el hospital de milicianos. Tanto el edificio como las piezas expuestas serían testigo de los continuos intercambios de disparos y bombardeos, sufriendo además daños por parte de los propios combatientes, como mutilaciones de esculturas, incisiones en obras pictóricas o la eliminación de sillares del extremo oriental de la fachada para colocar una ametralladora. Los daños se prolongarían tras el final del asedio al Alcázar en septiembre del 36, como el desplome de la cúpula del crucero un año y medio después debido a los efectos retardados de los bombardeos. 

Vista aérea de la zona Este del casco histórico de la ciudad con Santa Cruz sin cimborrio en la parte izquierda, ca. 1950. Fuente: AMT FD-08-071
Vista aérea de la zona Este del casco histórico de la ciudad con Santa Cruz sin cimborrio en la parte izquierda, ca. 1950. Fuente: AMT FD-08-071


El arquitecto encargado de salvar la construcción de los estragos de la guerra y de permitir la apertura del futuro Museo de Bellas Artes fue José Manuel González-Valcárcel. Él mismo ideó la reconstrucción de la cúpula, así como la recuperación de las arquerías del patio principal, de la fachada y la portada del edificio mediante la reintegración de las partes que se habían perdido. Los trabajos se sucederían de manera paulatina, seleccionando concienzudamente las partes a restaurar en función de la urgencia y su estado de conservación y siempre con presupuestos insuficientes. Tal fue la lentitud de los trabajos que el académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo Guillermo Téllez no dudó en denunciarlo con las dramáticas palabras que se han expuesto previamente.


“Difícilmente se hallaría lugar más apropiado y emotivo que este Hospital de la Santa Cruz de Mendoza para instalar la exposición. El Hospital es como un relicario de la Historia” (J. Medina Gómez, “Carlos V y su ambiente en Toledo”, en «Blanco y Negro», 8 de noviembre 1958, p. 36).

La última fase vital del edificio se inició con la inauguración de la exposición temporal “Carlos V y su ambiente en Toledo”, un evento aclamado por la crítica internacional que supuso la consolidación del edificio en su dualidad marco expositivo-obra artística expuesta. Finalmente, el 25 mayo de 1961 se creó por decreto el Museo de Santa Cruz, que integraría principalmente las colecciones del Museo Provincial de Bellas Artes y las del Arqueológico. Con posterioridad, se irían añadiendo nuevas adquisiciones y otros fondos como los procedentes del Museo de San Vicente. Las obras de acondicionamiento continuarían durante los siguientes años para adaptar el edificio a la propia colección permanente del museo y, de esta forma, abrir definitivamente las puertas al público hasta la actualidad. 

A través de estas líneas, se ha realizado un breve recorrido por la historia de Santa Cruz y, en concreto, han sido los propios personajes los encargados de narrar episodios de gran relevancia en la vida de esta construcción. Una historia que puede resultar desconocida para muchos y sobre todo para aquellos que asocian el edificio de Mendoza únicamente con su última etapa como museo. Sin embargo, la edificación esconde mucho más, como así lo han demostrado los testigos y testimonios protagonistas del texto, quienes con sus voces y palabras han contribuido a divulgar sus memorias y, de igual forma, trasladar al lector a un lugar y tiempo concretos dentro de la historia de este extraordinario edificio. 

AUTORA: 
Lucía López Cenamor (UDIT, Universidad de Diseño y Tecnología, Grado de Diseño de Interiores, Madrid)
Si se desea ampliar la información, se remite a la lectura de la publicación “El edificio de Santa Cruz en Toledo” (Servicio de Publicaciones de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2023) redactada por la propia autora del artículo.

Presentación del libro AQUí
 

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