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19 Noviembre 2025

 

La villa de Brihuega, ubicada en la provincia de Guadalajara, constituye uno de los conjuntos históricos más importantes de Castilla-La Mancha, no solo por su relevancia estratégica a lo largo de los siglos, sino también por la riqueza de su patrimonio arquitectónico, arqueológico e histórico-artístico. Entre sus edificios más notables destaca la antigua Iglesia de San Miguel, un templo del siglo XIII que refleja la evolución de la arquitectura religiosa castellana y la influencia de distintos momentos históricos, desde la Edad Media hasta las reformas del siglo XX. Su estudio permite entender la relación entre el asentamiento urbano, la topografía y las transformaciones sociopolíticas de la villa a lo largo de los siglos.

La historia de Brihuega y la de la iglesia se entrelazan, pues la villa, de origen celtibérico, ha sido testigo de la ocupación islámica, la reconquista cristiana, la época señorial arzobispal, así como de la modernización industrial y los conflictos bélicos del siglo XX. Este recorrido histórico y arquitectónico ofrece una visión completa del valor patrimonial de la Iglesia de San Miguel y su papel dentro del conjunto histórico de Brihuega.

 

 

Antigua Iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara). Ayuntamiento de Brihuega
Antigua Iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara). Ayuntamiento de Brihuega.

 

Documentación histórico-artística y arqueológica

Los orígenes de Brihuega se vinculan, según la tradición, a un poblado celtibérico llamado Brioca, del cual derivaría el actual nombre de la villa. La raíz íbera briga, que significa “lugar fuerte o amurallado”, coincide con la función estratégica de la población, y en la documentación medieval aparece como Castrum Brioca.

Durante la época islámica, se sabe que Brihuega contaba con una alcazaba andalusí que garantizaba el control sobre el valle del río Tajuña. La villa era apreciada por su entorno cinegético, hecho que la hace protagonista de relatos legendarios en los que se menciona al rey Al-Mamûn de la taifa de Toledo alojando a Alfonso de León tras la derrota de Golpejera en 1072. La importancia estratégica de Brihuega se consolidó tras la reconquista cristiana de Toledo en 1085 por Alfonso VI, quien cedió la villa al arzobispo Bernardo de Sedirac. La cesión permitió a los obispos de Toledo convertir a Brihuega en un señorío importante, comparable a Illescas, Alcalá de Henares o Talavera de la Reina, según la Crónica de España ordenada por Alfonso X el Sabio.

El desarrollo urbano y social de Brihuega se organizó conforme al modelo de los Comunes de Villa y Tierra, aunque bajo la jurisdicción de los arzobispos de Toledo. Los habitantes se dividían en hombres de la villa y hombres de palacio, y el fuero concedido en el siglo XIII por Rodrigo Jiménez de Rada confirma esta organización, estableciendo normas sobre la elección de autoridades locales y el tratamiento igualitario de cristianos, judíos y moros.

La villa experimentó un notable crecimiento durante los siglos XII y XIII, consolidando su muralla y ampliando su patrimonio con construcciones religiosas como las iglesias de San Felipe, Santa María de la Peña y la capilla gótica del Castillo de la Piedra Bermeja. Durante los siglos XV y XVI, Brihuega mantuvo un régimen señorial, siendo escenario de asedios y conflictos bélicos, como el ocurrido en 1455 durante el reinado de Juan II de Castilla, que dio lugar a la consagración de la Virgen de la Peña como patrona de la villa.

 

 

Vista general de Brihuega. Turismo Brihuega.
Vista general de Brihuega. Turismo Brihuega. 

 

El siglo XVIII marcó un período de expansión económica e industrial gracias al impulso de la monarquía ilustrada, que promovió la fundación de la Real Fábrica de Paños. Este complejo industrial, junto con el desarrollo urbano, permitió a Brihuega consolidar un conjunto monumental que incluye conventos, iglesias, mansiones blasonadas y restos de la muralla, declarado Conjunto Histórico en 1973 mediante Decreto 1202/1973. La villa también contaba con elementos señoriales y de justicia, como el rollo o picota del siglo XVI, símbolo de jurisdicción propia.

El siglo XX supuso transformaciones profundas: la llegada del cine, los efectos de la guerra civil, la instauración temporal del comunismo libertario y la participación en la batalla de Guadalajara en marzo de 1937, que representó una victoria clave del Ejército Popular Republicano. Durante la contienda desapareció el códice medieval del Fuero de Brihuega, que fue recuperado en 2022.

Este contexto histórico sitúa a la Iglesia de San Miguel como un testimonio privilegiado de la evolución de Brihuega, reflejando no solo el desarrollo arquitectónico medieval y barroco, sino también las adaptaciones derivadas de conflictos, reformas y cambios funcionales.

Descripción arquitectónica de la Iglesia de San Miguel

Ubicación y contexto urbano

La Iglesia de San Miguel se ubica en una pronunciada vaguada entre dos elevaciones ocupadas por el Castillo de Brihuega al sur y la Real Fábrica de Paños al norte. Esta localización condicionó su desarrollo, dejando parte de la fachada septentrional semienterrada y el piso interior a nivel inferior respecto al terreno circundante. Su proximidad a la principal vía de acceso a la villa —formada por la carretera CM-2011, el Paseo del Carmen y la Avenida de la Constitución— evidencia la intención de destacar la iglesia como hito urbano, con apenas un metro de separación entre la vía pública y la fachada oriental.

Planta y acceso

El templo presenta planta basilical de tres naves, siendo la central más alta y amplia. El acceso principal se realiza por los pies de la iglesia, mientras que existen dos entradas laterales: una desde la nave de la Epístola hacia el jardín exterior (antiguo camposanto) y otra, actualmente tapiada, que comunicaba la nave del Evangelio con la plaza de San Miguel.

La cabecera de la nave central alberga el presbiterio y el ábside poligonal de cinco lados, donde se situaba el altar mayor. El presbiterio está ligeramente elevado y cubierto por bóveda de arista con arcos de ladrillo, mientras que el ábside presenta bóveda de crucería con terceletes y ligaduras de piedra, plementería de ladrillo y arcos fajones de piedra para contrarrestar la presión de las bóvedas.

 

Interior de la iglesia
Interior de la Antigua Iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara). Ayuntamiento de Brihuega.

 

Materiales y sistemas constructivos

La iglesia combina piedra y ladrillo. La piedra se emplea en sillería en la fachada principal, presbiterio, ábside, pilastras y arcos, mientras que la mampostería se utiliza en los muros norte y sur, con mortero de cal. El ladrillo aparece en las bóvedas, arcadas y claristorios, donde se abren ventanas de diferentes formas: arcos de medio punto, lobulados, redondos y de herradura.

La separación entre la nave central y las laterales se realiza mediante arquerías apuntadas, apoyadas en pilastras circulares y medias pilastras adosadas, con arcos de ladrillo rematados por cornisa dentada. En la nave de la Epístola, gran parte de estos elementos se encuentra reconstruida, reflejando las intervenciones de distintas épocas.

 

Iglesia
Interior de la Antigua Iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara). Ayuntamiento de Brihuega.

 

Capillas y sacristía

En los muros laterales se abren capillas barrocas y sacristías, actualmente reutilizadas como almacenes o salas técnicas. La sacristía se cubre con cúpula gallonada sobre pechinas, mientras que la capilla lateral del Evangelio conserva bóveda nervada. Ambas estructuras muestran signos de degradación por humedad capilar, especialmente en el muro norte, donde el terreno circundante se ha elevado notablemente.

Fachadas y elementos decorativos

La fachada principal presenta un gran arco capialzado, puerta de madera de dos hojas con clavos de hierro y rosetón decorativo con arquivoltas radiales, parcialmente cubierto por chapa metálica en la actualidad. La fachada sur conserva restos de una portada románica con arquivoltas decoradas con motivos vegetales y de puntas de diamante. Los aleros de las naves descansan sobre canecillos de piedra, algunos originales y otros restaurados.

En el muro norte destacan hornacinas sepulcrales y restos de accesos tapiados, mientras que el muro sur alberga las capillas laterales, actualmente adaptadas a usos funcionales contemporáneos.

 

Fachada principal
Fachada principal de la Antigua Iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara). Ayuntamiento de Brihuega.

 

Cubierta y torre campanario

La cubierta actual es metálica, resultado de reformas de los años ochenta, sustituyendo la original de madera con tirantes y bóvedas encamonadas. La nave central tiene cubierta a dos aguas y las laterales a un agua, apoyándose en cerchas metálicas sobre pilares embebidos en pilastras.

La torre campanario, adosada al presbiterio, se construyó en dos fases: la medieval original y un recrecimiento del siglo XVII. La torre conserva cuatro troneras y albergó un conjunto de campanas, destacando la campana romana pequeña cuyo yugo se conserva. La sala de campanas funcionaba como caja de resonancia, amplificando el sonido hacia la población. Las reformas de los años noventa modificaron su suelo y despejaron la tronera oriental.

 

Torre
Torre de la Antigua Iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara). Ayuntamiento de Brihuega.

 

Uso actual

Tras su desacralización, la iglesia se utiliza como salón de actos, con la nave central adaptada para auditorio y las capillas laterales como almacenes, conservando así su valor histórico y arquitectónico mientras cumple funciones contemporáneas.

Integración en el conjunto histórico de Brihuega

La Iglesia de San Miguel forma parte del casco histórico de Brihuega, junto con la Real Fábrica de Paños, el Castillo de Peña Bermeja, las iglesias de Santa María de la Peña y San Felipe, los conventos de las Bernardas y Jerónimas, y los restos de la muralla con las Puertas de Cozagón y de la Cadena. El entramado urbano, con plazas, calles tortuosas y soportales, evidencia la evolución histórica de la villa desde la época celtibérica, pasando por la ocupación islámica y la reconquista cristiana, hasta la modernidad industrial e histórica del siglo XX.

El conjunto histórico ha sido reconocido mediante declaración oficial en 1973, consolidando la protección de sus principales monumentos y promoviendo su conservación como testimonio del pasado cultural, religioso y social de la villa.

Conclusión

La Iglesia de San Miguel no solo constituye un valioso ejemplo de arquitectura religiosa medieval en Castilla-La Mancha, sino que también refleja la historia compleja y rica de Brihuega, desde sus orígenes celtibéricos hasta la actualidad. Su ubicación, materiales constructivos, capillas, torre campanario y elementos decorativos integran múltiples épocas de intervención, desde la Edad Media hasta el siglo XX, ofreciendo un testimonio tangible de la evolución urbanística, social y religiosa de la villa.
Su conservación y adaptación a usos contemporáneos permiten apreciar la interacción entre historia, arquitectura y comunidad, manteniendo viva la memoria de Brihuega y su patrimonio cultural.


Es por ello que el DOCM  declara hoy Bien de Interés Cultural  a la Antigua iglesia de San Miguel, en Brihuega (Guadalajara), con la categoría de Monumento.
 

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