Palacio de los Marqueses de Villamejor (o de La Cotilla)

El antiguo palacio de los marqueses de Villamejor es uno de los escasos ejemplos que quedan en la ciudad de Guadalajara de la arquitectura civil del siglo XVII. Se trata de un monumento que conjuga a la perfección, en el exterior, la estética barroca imperante en la arquitectura civil de la Corte -manifestada en su fachada- con los cánones de la tradición edificatoria de la ciudad, subordinándose en el interior a ellos a partir de un patio vertebrador con una galería de columnas de piedra y capiteles, zapatas y jácenas de madera.

Esta casona aristocrática se mantendrá invariable en las siguientes centurias y se ampliará en el siglo XIX, adaptándose a los nuevos gustos y corrientes de la época. La huerta será transformada en jardín y se incorporará un elemento exótico en el salón principal, el “Salón Chino”, tapizado con un papel de gran excepcionalidad plástica, procedente de los talleres artísticos de la China de los emperadores de la dinastía Qing. Esta chinería se suma a otros raros ejemplos de salones europeos ornamentados con tapicerías de papel, existiendo en nuestro país sólo otro ejemplo en Almagro.

Por último, hay que destacar el interés del subsuelo del palacio, al emplearse sus galerías y sótanos como refugio por la población civil durante la Guerra Civil española a principios del siglo XX, convirtiéndose este inmueble en testimonio histórico directo de esta contienda.

Si bien los orígenes de la construcción del Palacio se remontan a la segunda mitad del siglo XVII, su ocupación ininterrumpida y la preocupación de sus distintos propietarios a lo largo de estas centurias por atender las necesidades precisas para su habitabilidad y confort como residencia aristocrática, así como su ornato y mantenimiento, le ha procurado a este inmueble histórico una conservación activa que conlleva que haya llegado hasta nuestros días preservando elementos arquitectónicos de sobresaliente calidad que le confieren valores indiscutibles para su declaración como Bien de Interés Cultural, conformándose como auténtico testigo y muestra de las distintas etapas históricas de la ciudad de Guadalajara y del propio contexto evolutivo de ideas y acontecimientos, tendencias, etc. desarrolladas desde la España Contrarreformista de los siglos XVI y XVII, la Restauración del siglo XIX y la Guerra Civil del siglo XX.

En las últimas décadas del siglo XX comenzó a designarse con el nombre con el que hoy se le identifica, palacio de La Cotilla, por asociación de la casona con la designación antigua de la plazuela; pues, por algún tiempo, en estas casas principales tuvo su residencia doña Inés de la Cotilla, mujer hacendada que vivió en los años centrales del siglo XVI.

Ya en el siglo actual el edificio está dedicado a albergar los dibujos del pintor guadalajareño Regino Pradillo Lozano, siendo el germen de un “museo municipal” que se irá completando con la instalación y apertura al público de las colecciones Buero Vallejo (dedicada a difundir la faceta pictórica y literaria del dramaturgo) y José de Creeft (dibujos, aguadas, pinturas y esculturas de este escultor estadounidense nacido en Guadalajara).