Mercado de Abastos de Toledo

El Mercado de Abastos está situado en la Plaza Mayor, junto al Teatro de Rojas y la Catedral, en pleno casco histórico de Toledo. Se inició en 1896, conforme al proyecto del arquitecto municipal José Manuel Ortiz, utilizando materiales innovadores propios del momento: hierro, mármol, cerámicas vidriadas, ladrillo fino, teja plana y vidrios deslustrados. Se levantaron, en parte, las paredes y se trazó la distribución interna, pero la obra no llegó a terminarse. En el siglo XX, en plena arquitectura del hierro, se presenta un nuevo proyecto por el arquitecto Pedro Fernández de Villa-Abrille, que aprovechará parte del anterior, y permitirá su terminación en 1912.

El edificio presenta una planta trapezoidal, con patio interior y dos alturas o pisos, el principal y un semisótano.

La construcción está asentada en un zócalo compuesto se sillares de granito, de grandes dimensiones, que rodea todo el edificio. Sobre este zócalo las paredes están hechas de ladrillo y mampostería, sin huecos al exterior quedando rematadas las fachadas en una serie de pilares de ladrillo, a corta distancia entre ellos, sobre los que se apoya la cubierta, dejando una zona de ventilación, a modo de celosía de hierro, excepto en la fachada de la calle Hermandad, que sí tiene ventanales.

Cada fachada dispone de una cubierta a dos aguas, sobre la que se eleva, a su vez, una sobrecubierta más pequeña, apoyada en ventanales corridos en los lados este, norte y oeste. Estas cubiertas desaguan a la calle y al patio central del edificio, el cual es también trapezoidal y dispone de un cerramiento con cristal, simulando un lucernario.

Toda la estructura superior del edificio se sustenta en una armadura de hierro, recubierta de tejas al exterior y de madera al interior.

El interior del edificio presenta un suelo de baldosas rústicas, de diferentes colores, dispuestas a modo de grecas.

Este edificio, cuando se construyó, fue en definitiva un sobrio ejemplo de las exigencias del progreso, realizado en un pretendido estilo neomudéjar, con el empleo mayoritariamente del ladrillo, para no desentonar con el entorno en el que está ubicado, poseyendo detalles decorativos propios del estilo mudéjar como los ladrillos dispuestos en esquinilla que tanto éxito tendrán en la ciudad.

La última remodelación acometida en el edificio ha sido en el año 2024, afectando al interior del mismo con el fin de introducir mejoras significativas como el aislamiento térmico de la fachada y la cubierta, la renovación de carpinterías y lucernarios, la instalación de un sistema de climatización más eficiente y la modernización de la iluminación en todas las áreas. Fue reinaugurado el 16 de diciembre de ese año.