Convento de Carmelitas de San José de Guadalajara
El convento de Carmelitas de San José o Carmelitas de Abajo fue fundado hacia el 1615 por la sexta duquesa del Infantado con monjas de Arenas de San Pedro. El edificio actual se levantó en el siglo XVIII y su trazado se debe a fray Alberto de la Madre de Dios, siendo ejecutado por los maestros madrileños Francisco del Campo y Jerónimo Buega.
Se trata de un edificio ejemplo del manierismo clasicista que sigue las pautas establecidas en otras construcciones carmelitanas de esta época, esto es, edificio con unas proporciones armónicas, una estricta funcionalidad y cierta sobriedad.
El conjunto (iglesia y convento) tiene una modesta fachada de ladrillo sobre zócalo de piedra. En ella destaca la puerta de entrada a la iglesia, realizada en piedra, con dos cuerpos, el inferior con un arco de medio punto y el superior con hornacina alojando al santo titular. A la izquierda y a la derecha de la misma, aparecen los escudos de los fundadores del convento, Frías y Mendoza. Hacia la mitad de la fachada, se sitúa la puerta conventual que es de piedra caliza blanca, con pilastras lisas, guarnición de sillares y frontoncillo ligeramente curvilíneo partido por el escudo de la Orden del Carmelo.
En el extremo izquierdo del conjunto se sitúa la iglesia con planta de cruz latina, de una sola nave, con brazos ligeramente marcados en planta. Posee una sobria fachada con una portada barroca. Encima de ésta hay un gran ventanal con reja que ilumina el coro, y aún más arriba, remate en frontón triangular con ojo de buey.
Encima del muro derecho de la iglesia se levanta la espadaña con dos huecos y con triple remate piramidal compuesto.
En el interior del templo aparecen unas hornacinas laterales abiertas a la nave central, pilastras toscanas adosadas a los muros, cornisa corrida y bóveda de cañón con lunetos que cubre la nave y el presbiterio. Una cúpula de media naranja se yergue sobre el crucero con los retratos de santas de la Orden, dibujados en sus pechinas. El coro en alto se sitúa a los pies.
Destaca en la cabecera del templo el retablo del altar mayor, de estilo barroco, datado en 1674. Consta de tres cuerpos, el superior antaño presidido por la imagen de San Miguel Arcangel y actualmente por la talla de Nuestra Señora del Carmen. En el cuerpo central aparecen tres hornacinas con las figuras de San José en el centro y San Elías y Santa Teresa a los lados. También destaca la pintura de la Transverberación de Santa Teresa (1644) del pintor conquense Andres de Vargas, situado en el lado de la epístola.
El convento tiene un claustro (patio) de planta cuadrada irregular, rodeado de otros espacios menores, y que se comunica con la iglesa por el lado de la epístola.
