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 Una villa romana descubierta y parcialmente excavada en el siglo XX

 Desde la década de los años cuarenta del siglo XX, se tienen noticias puntuales de hallazgos de materiales romanos de diversa índole en la conocida como finca de Los Villares, en el término municipal de Balazote.(1) Gracias a estas noticias y al descubrimiento en 1969 por parte del propietario de la finca de un muro de lajas y sillares, el entonces director del Museo de Albacete, Samuel de los Santos, comenzó a excavar en 1970 una pequeña hondonada situada junto a la carretera nacional (N322 Jaén-Albacete, entre los kilómetros 328 y 329), en un lugar conocido como Camino Viejo de las Sepulturas dentro de la mencionada finca de Los Villares 

 

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Detalle de la ubicación de las dos áreas excavadas en el siglo XX y que en época bajoimperial formaría parte de un mismo complejo rural. En esta actuación nos centraremos en el sector del Camino Viejo de las Sepulturas.

 

Las campañas de excavación, realizadas cada año hasta 1976, pusieron al descubierto parte de una gran villa romana, con varias fases de ocupación. En concreto, se exhumó un sector de la pars urbana o parte residencial de la misma, integrada por un área termal (balneum) y algunas habitaciones residenciales (Sarabia, 2012).

Al término de las excavaciones en 1976, en el yacimiento se localizaron un total de cuarenta y un espacios arquitectónicos correspondientes a estancias principales y otras de servicio, destacando el conjunto termal en el que fueron diferenciados el apodyterium o sala para desvestirse, el frigidarium o sala fría con dos piscinas, el tepidarium o sala templada, el caldarium o sala caliente, la sudatio o sala de vapor y los unctoira o salas destinadas para la toma de aceites corporales. Algunas de estas salas contaron con sistemas de calefacción conocidos como hypocausta (cámaras de aire bajo los suelos formadas con pilares de ladrillos) y estuvieron ricamente decoradas con mosaicos y otro tipo de ornamentos 

 

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Planta de la villa romana situada en el paraje conocido como Camino Viejo de las Sepulturas. Se representa la fase tardorromana de la villa, cuando se monumentaliza y se ornamenta con ricos mosaicos (Abad y Charquero, 2017: fig. 7). 

 

A las estructuras descubiertas entonces en las excavaciones de Samuel de los Santos, se añadieron las halladas en otras intervenciones puntuales, que no han hecho sino confirmar la extensa ocupación de esta zona en época romana. Se trata de una excavación de urgencia llevada a cabo en 1986 por José L. Frías a 1 km al noreste, en La Vega del río Balazote, y una corta intervención en 1987 a cargo de Rubí Sanz en dos sepulturas de época visigoda cortadas por obras de la carretera nacional, situadas al este de la excavación del Camino Viejo de las Sepulturas (Fig. 1) 

Los sondeos realizados en La Vega de Balazote evidenciaron la presencia de un espacio abierto o patio que estuvo pavimentado con un opus sectile de época altoimperial en el que se emplearon mármoles de diferente procedencia y gran valor, que en el momento de la excavación ya estaba desmontado, acumulándose las placas en un corredor anexo al patio. En un principio, estas estancias se interpretaron como áreas de servicio pertenecientes a un posible taller de marmolista, pero investigaciones recientes proponen que este sector perteneció a la pars urbana de una villa altoimperial, con un rico programa decorativo, que a partir del siglo III d.C. será integrada como parte de la villa tardorromana localizada en el Camino Viejo de las Sepulturas, cuando su propietario amplió su tamaño e invirtió en un gran programa ornamental propio de una villa señorial de gran estatus (Sarabia, 2012).

Nuevas excavaciones, nuevas prospecciones y nuevos métodos 45 años después

Los estudios realizados hasta el momento muestran la riqueza de la antigua explotación agropecuaria.

Sabemos que en la villa de Balazote hubo diversas fases constructivas, diversos momentos de vida de este asentamiento rural, con un origen que podríamos situar en el siglo I d.C., cuando se concede el rango de colonia a la ciudad de Libisosa (Colonia Libisosa Foroaugustana), situada a unos 20 km de Balazote, a cuyo territorio administrativo pertenecería este complejo rural. A esta fase original le seguirá una fase de desarrollo y monumentalización de la villa en época bajoimperial (siglos III-IV d.n.e.), que es la que ha ofrecido un mayor número de restos en las excavaciones (Figura 2). Tras este periodo de bonanza, desde finales del siglo IV y durante el siglo V d.n.e., dejarán de mantenerse los programas decorativos de la vivienda señorial, documentándose únicamente algunas reformas puntuales que evidencian la pérdida del carácter aristocrático que tuvo la villa en los siglos precedentes; algo que sucede de forma generalizada en otros casos peninsulares. Es ahora cuando se empezarán a abandonar algunas estancias y únicamente se ocuparán aquellas susceptibles de ser empleadas como ambientes domésticos en los que instalar zonas de cocina (hogares, bancos, piletas), de almacenaje (silos o basureros) o de enterramiento, con algunas inhumaciones documentadas en el antiguo balneum de la residencia del CVS.

Es probable que esta fase de ocupación de tipo marginal tenga que ver con la instalación de poblaciones campesinas en el entorno de la villa, en un momento en el que las antiguas élites tardorromanas abandonarán este tipo de establecimiento rural como lugar de residencia. La causa es un cambio en la organización del territorio rural debido a nuevas circunstancias administrativas, económicas, sociales e ideológicas tras la desintegración de las estructuras imperiales. Esto conlleva la aparición de un nuevo tipo de asentamiento vinculado a las antiguas y nuevas aristocracias (turri/domus fortificada, castrum/castellum), que se asocia también a la aparición de un nuevo modelo agrario asociado a población campesina asentada en granjas y aldeas en el entorno de las antiguas villas (Sarabia, 2014), donde seguirán explotando el paisaje agrario ya articulado en época romana y reaprovecharán los espacios de esas villas para enterrar a sus muertos o para realizar actividades domésticas y productivas.

Este nuevo patrón rural, que inicia durante el siglo V, se implantará progresivamente, tal y como demuestra la aparición en las inmediaciones del CVS de lo que parece ser una necrópolis comunitaria o colectiva que implica la existencia en los alrededores de un asentamiento campesino estable que enterrará a sus muertos durante varias generaciones. Encontramos algunos enterramientos en fosas excavadas en la tierra, en posición de decúbito supino y orientadas siguiendo el ritual cristiano (pies al este y cabeza al oeste), con algunos ajuares propios del siglo VII y dataciones radiocarbónicas comprendidas entre el 660-770 cal AD. A partir de época islámica, esta necrópolis parece seguir en uso, pues recientemente han aparecido alrededor de cuarenta tumbas que, aunque comparten morfología y área con los enterramientos cristianos, siguen el ritual musulmán, con cuerpo en posición de decúbito lateral con la cabeza mirando hacia La Meca (2)

 

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Diagrama con las dataciones radiocarbónicas realizadas a cuatro individuos localizados en los niveles tardorromanos de la villa romana del CVS (CVS-001/A) y de la Vega (VB-001), así como los correspondientes a la necrópolis de época visigoda (CVS-003/A) e islámica (E43) situada al este y norte del CVS. En las imágenes de abajo vemos dos tumbas colectivas de cronología visigoda con inhumaciones colocadas en decúbito supino y orientación E-O, así como una de las tumbas islámicas donde se aprecia el cambio de ritual con una inhumación en decúbito lateral, orientación E-O, con cabeza mirando al este (fotografía cedida por la empresa Carpetania). 

 

La cronología obtenida por las dataciones radiocarbónicas realizadas a uno de los individuos, nos ha ofrecido una horquilla que va desde el 776 al 981 cal AD, lo que nos indica una continuidad en la secuencia de ocupación del área funeraria desde el periodo visigodo, por lo que podríamos estar ante las primeras generaciones de musulmanes de la citada por las fuentes árabes como Balāt al-Şūf (topónimo que dio origen a Balazote) (Franco, 1995: 223). La primera mención de este topónimo aparece en las fuentes árabes de época califal (año 935) pero probablemente surge en el contexto de la Cora o Provincia de Tudmir, creada en el 713 tras la firma de un tratado de capitulación entre Abd al-Aziz ibn Musa (hijo del gobernador del norte de África) y el conde visigodo Teodomiro (Gutiérrez Lloret, 1996). Como sucede en otros casos de la Cora de Tudmir, como la ciudad de Iyyu (Tolmo de Minateda, Albacete), la convivencia de ritos en los contextos funerarios se atestigua arqueológicamente en las necrópolis plurigeneracionales, donde a partir del siglo VIII encontramos tanto tumbas de ritual cristiano como musulmán (Gutiérrez Lloret, 2011: fig. 10), por lo que en el caso de las tumbas islámicas aparecidas en el CVS podríamos proponer una cronología temprana (mediados-finales del siglo VIII) para las primeras inhumaciones con este ritual religioso (Sarabia, Bolívar y Ureña, e.p.).

3. Objetivos del nuevo proyecto arqueológico: entre la investigación y la puesta en valor

A pesar de los estudios realizados en torno a los distintos materiales y estructuras documentados en la villa, a día de hoy existen todavía enormes lagunas para su interpretación, debidas en gran medida a dos factores. Por un lado, al hecho de que su excavación se realizara en la década de los años setenta del siglo pasado, con una metodología propia de su tiempo y hoy en día superada. A esto se le suma que la excavación fue tapada tras la finalización de los trabajos a finales de los años setenta, lo que nos impedía analizar el edificio in situ y por tanto generar una nueva documentación aplicando métodos y técnicas modernas y con ello el re-estudio de la villa desde una perspectiva actual.

Por este motivo, durante el mes de noviembre de 2016, gracias a la financiación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y del Ayuntamiento de Balazote, retomamos los trabajos de excavación en el antiguo sector excavado en los años setenta en el yacimiento del Camino Viejo de las Sepulturas. Uno de los objetivos primordiales de este nuevo proyecto arqueológico, era recuperar antigua información y generar nuevos datos que nos permitieran completar la planimetría del enclave y cubrir las lagunas existentes en la secuencia histórico-arqueológica de uno de los complejos rurales de época romana más emblemáticos del panorama regional y nacional. Aunque la primera campaña llevada a cabo en 2016 fue únicamente de dos semanas, se han podido re-excavar algunas habitaciones termales y detectar nuevos espacios no documentados en las antiguas excavaciones, lo que abre nuevas posibilidades al conocimiento de lo sucedido en esta villa desde sus orígenes hasta su abandono definitivo en época tardoantigua (siglos VI-VIII d.n.e.) 

 

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Ortofotografía del sondeo realizado en 2016 en el que podemos ver parte de las estructuras del apodyterium, frigidarium y tepidarium del balneum de la villa detectado en las excavaciones de los años setenta del siglo XX. Además, podemos apreciar las zonas exhumadas al norte y al sur del sondeo en las que hemos detectado estratigrafía arqueológica sin alterar, y, por tanto, zonas no excavadas de antiguo, en las que empiezan a aflorar nuevas estructuras no conocidas anteriormente.

 

En paralelo a la excavación arqueológica desarrollada en 2016, que no se ha vuelto a retomar desde esa campaña inicial, la investigación se ha centrado en reconocer las evidencias del territorio en el que se emplaza la villa y en el que se desarrollarían las actividades productivas y artesanales ligadas a este complejo, cuya larga secuencia de ocupación nos deja intuir la resiliencia de este paisaje de vega fértil, al menos, hasta el periodo andalusí. Esta investigación, de la que ya iniciamos una primera fase puntual durante 2018, se completó durante el desarrollo del proyecto “Los paisajes arqueológicos en torno al río Don Juan a través de la prospección arqueológica: origen y evolución del poblamiento rural tradicional en Balazote”, financiado en 2019 por la JCCM y el Ayuntamiento de Balazote. El objetivo era realizar una prospección superficial y una geofísica para ampliar el conocimiento de los espacios conocidos de la pars urbana de la villa y los de su entorno inmediato, pero también ampliar el marco cronológico-histórico de las investigaciones, para afianzar el planteamiento de la larga duración de este enclave detectado hasta ese momento por los materiales y estructuras tardías aparecidas en las excavaciones del CVS del siglo XX y el uso funerario tardoantiguo y altomedieval testimoniado en la necrópolis al este de la vivienda señorial.

 

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Imágenes de los trabajos de prospección superficial y geofísica desarrollados en el entorno de la villa durante la campaña de 2019. Equipo de excavación

 

Una vez procesados los datos de esa prospección superficial y la geofísica realizadas en Camino Viejo de las Sepulturas y el pinar de Vaciacorreos en el año 2019, pudimos confirmar, por un lado, la existencia de más ambientes al oeste del yacimiento relacionados con la vivienda tardorromana de la villa señorial, detectados gracias a la geofísica, y que por tanto testimonian la monumentalidad de la pars urbana de la villa en el siglo III d.n.e. 

 

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Representación de las anomalías detectadas tras la prospección GPR en el sector de la vivienda de la villa y en el pinar de Vaciacorreos. En amarillo marcamos los ambientes detectados al oeste de los espacios excavados en los años 70 del siglo XX y que demuestran el desarrollo de nuevas habitaciones no exhumadas hasta ahora.Equipo de excavación.

 

 

Por otro lado, hemos extraído algunas conclusiones preliminares sobre la configuración de un nuevo patrón ocupacional rural en torno a la antigua villa romana, que emerge probablemente a partir del siglo VI pero que se implantará totalmente desde el siglo VII en adelante (Sarabia, e.p.).

En lo referente a la georreferenciación de materiales localizados gracias a la prospección superficial con cobertura total, nuestro planteamiento ha sido detectar la mayor o menor densidad de concentración de materiales tardíos, lo que nos permite discriminar entre los espacios de hábitat (los de mayor densidad de materiales) y los destinados a otros usos, como los espacios relacionados con las labores agrícolas. Una vez identificadas las áreas de mayor densidad de registros, los datos extraídos de la prospección geofísica desarrollada en esas zonas nos proporcionaron testimonios estructurales en el subsuelo que sustentan la hipótesis de localización del hábitat tardoantiguo y altomedieval extraída a partir de esa densidad de materiales.

Gracias a todos estos datos, podemos distinguir, además del desarrollo de estructuras nuevas hacia el sur de la vivienda señorial excavada hasta ahora, tres áreas que configurarían ese nuevo paisaje rural de ocupación tardoantigua y altomedieval :

 

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Propuesta de ubicación de las zonas de hábitat y necrópolis durante la Tardoantigüedad y el Alto Medievo en torno a la antigua villa de Balazote tras el procesado de los datos de la prospección superficial y geofísica.

 

1- Un sector de alta concentración de materiales, tanto de época romana como altomedieval, que se extiende por un área de unos 6500 m2 en la parte más oriental del actual pinar de Vaciacorreos. Esta fuerte concentración de cerámicas, junto a los resultados de la geofísica, confirma la existencia de espacios de hábitat en el subsuelo. Con el GPR se han detectado posibles estructuras que presentan diferentes profundidades y orientaciones y que parecen corresponder tanto a espacios relacionados con la villa (estructuras a partir de los 80-100 m de profundidad y una orientación estándar entre los 60-70 grados noroeste), como a un posible asentamiento de época visigoda y andalusí establecido en esta zona desde el siglo VI-VII (estructuras a partir de los 40-80 m de profundidad y con orientaciones entre los 75-90 grados noreste).

 

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Resultados de la prospección geofísica donde podemos apreciar las anomalías detectadas con el GPR en el subsuelo, diferenciadas según su orientación y su profundidad como estructuras potencialmente pertenecientes a la villa romana (en azul) y al posible asentamiento campesino altomedieval (en amarillo).Equipo de excavación

 

2- Junto a este foco de densa aparición de materiales, se reconoce un amplio sector en los alrededores de este núcleo residencial donde hay cerámicas dispersas sobre un área de unas 7 hectáreas (sobre la base de la superficie prospectada pero que sería más extensa). Llama la atención cómo la gran mayoría de los materiales dispersos fuera de las zonas más densas se adscriben a contextos tardíos, lo que muy probablemente marca una diferenciación en las estrategias de producción entre el periodo romano y el tardoantiguo o altomedieval. Parece que, en este segundo momento, estos registros marcan el espacio de usos intensivos alrededor del asentamiento rural, con huertas cerca de la vega fértil y otros campos de cultivo de laboreo constante. Es posible que algunas concentraciones secundarias de materiales señalen la existencia de áreas complementarias o focos de actividad agraria. Este fenómeno de dispersión de materiales off-site es común en contextos semejantes de paisajes mediterráneos dónde prospecciones intensivas han proporcionado información detallada. Algunos investigadores han planteado de forma plausible que pudiera tratarse de restos de abonado con desechos domésticos, actividad realizada secularmente en este entorno geográfico.

Uno de los objetivos de nuestras prospecciones ha sido precisamente cartografiar en detalle estos halos de cerámicas y filtrar su composición por épocas y densidades. La finalidad de este procedimiento es identificar los halos de cronología antigua y altomedieval y correlacionarlos con los asentamientos coetáneos. En definitiva, hemos localizado una amplia zona de terreno que fue aprovechada entre la Antigüedad y la Edad Media para usos agrícolas que han dejado una huella en forma de dispersiones cerámicas tenues.

3- Por último, a unos 150 m al este del punto de mayor concentración de materiales, que hemos identificado como posible área del hábitat tardoantiguo y altomedieval, es donde se localizan las evidencias de la necrópolis asociada a estas fases tardías. Ya hemos mencionado que durante 1987 y 2018 se realizaron dos intervenciones de urgencia junto a la carretera nacional. En la primera se localizaron dos tumbas colectivas de cronología visigoda (660-770 cal AD), con fosas excavadas en la tierra y orientadas de este a oeste, mientras que, en la actuación más reciente, se localizaron más de 40 tumbas excavadas en la tierra, con cubierta inclinada de losas de piedra y ritual de enterramiento musulmán (en decúbito lateral con la cabeza mirando hacia el este o La Meca), configurando una auténtica maqbara islámica.

Toda esta interpretación obtenida gracias a técnicas arqueológicas no invasivas nos ha mostrado un panorama general y provisional de la secuencia de ocupación de este enclave desde su monumentalización en el siglo III d.n.e. hasta su amortización desde el siglo V y traslado del asentamiento alrededor del siglo VI.

Para corroborar y matizar todos estos datos, consideramos que para la siguiente fase de la investigación es imprescindible llevar a cabo una nueva actuación arqueológica en el yacimiento del Camino Viejo de las Sepulturas con el fin de seguir recuperando antigua información, corroborar los datos de las prospecciones realizadas recientemente y generar nuevos registros que nos permitan completar la planimetría del enclave y cubrir las lagunas existentes en la secuencia cronológica. Por este motivo, en el mes de julio hemos iniciado un nuevo proyecto financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Balazote en el que, entre otros trabajos y estudios, llevaremos a cabo en el mes de septiembre una nueva excavación arqueológica en el área oriental del yacimiento del CVS. En esta zona en concreto no se ha practicado ninguna intervención previa, por lo que el objetivo es documentar de forma pormenorizada todos los contextos arqueológicos hallados y corroborar los resultados de la prospección geofísica, que para esta zona evidenciaba estructuras a unos 0,40-0,60 metros de profundidad.

 

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Vista aérea del yacimiento con las estructuras exhumadas en el sondeo de 2016 y el área de actuación propuesta para la campaña de 2021.

 

Por último, a esto se suma el impacto social, económico y cultural que podría seguir aportando una nueva actuación de este tipo en una zona con un patrimonio histórico y arqueológico tan importante (3), en el que desde el reinicio de la excavación del CVS se están llevando a cabo iniciativas de divulgación y generación de empleo ligadas a la actividad arqueológica, como muestra la contratación por parte del Ayuntamiento de Balazote de 10 peones que participaron en las tareas de excavación arqueológica en noviembre de 2016; o la realización de jornadas culturales para presentar los resultados de las campañas arqueológicas en el Consistorio municipal o la creación de un cuaderno didáctico editado por el Ayuntamiento de Balazote y el I.E.A. “Don Juan Manuel”.

Creemos que una de las tareas primordiales que hemos de conseguir es que la ciudadanía, especialmente los vecinos de Balazote, municipio en el que se encuentra el yacimiento y que recientemente ha sido adquirido por el Ayuntamiento y por tanto es el propietario, se sientan parte activa del proyecto. Sólo si lo entienden, lo valoran y lo hacen propio contribuirán a su cuidado y su integración en la cultura local.

 

 

 (1)En 1949, J. Sánchez Jiménez localizó un capitel romano y la mano izquierda de una escultura de mármol y en 1952, G. Lorenzo depositó en el Museo de Albacete tres ánforas romanas recogidas de los terrenos donde luego se descubrió la villa del Camino Viejo de las Sepulturas.

(2) Datos de la intervención ofrecidos por la empresa de arqueología Carpetania (Memoria excavación arqueológica en extensión del yacimiento “Necrópolis II del Camino Viejo de las Sepulturas” para “Proyecto de construcción de la EDAR de Balazote, colector y línea eléctrica”).

(3) No debemos olvidar que además de la Villa de Balazote, en este sector occidental de los Llanos de Albacete apareció en 1897 la escultura ibérica conocida como Bicha de Balazote, que, por sus características morfológicas, se convirtió en una de las esculturas ibéricas más famosas, objeto de numerosas referencias bibliográficas. La Bicha es parte de un monumento funerario de época ibérica, similar al de Pozo Moro, en el que ocuparía una de las esquinas. Este hallazgo, junto a otras evidencias documentadas en la zona, hacen pensar en la existencia de un consistente poblamiento de época ibérica que, de manera seguramente continuada, debió extenderse hasta la ocupación romana

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Autora: Julia Sarabia-Bautista

Lugar y puesto de trabajo: Profesora de Arqueología de la Universidad de Alicante e investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH, Universidad de Alicante)

 

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