La intervención arqueológica realizada en un inmueble de Ajofrín (Toledo) permitió identificar unos baños de tradición árabe en buen estado de conservación al estar integrado en una vivienda habitada hasta hace pocas décadas. Terminado el estudio completo del inmueble y sus materiales, os acercamos a este importante descubrimiento.
Introducción
Cuando en el año 2021 el Ayuntamiento de Ajofrín (Toledo) realizó un requerimiento a los propietarios de la vivienda localizada en la Calle Buitragos nº 2 para que actuasen sobre ciertos elementos de la fachada que podían desprenderse y caer a la vía pública, estos no podían imaginarse que deberían contar con un equipo de arqueólogos que realizase un estudio previo del inmueble. ¿A qué podía deberse esa circunstancia?
Tradicionalmente, la edificación que nos ocupa era conocida en el pueblo como “los baños árabes”, pero no existía ninguna certeza ni documentación que avalase esa denominación.
La vivienda había sido propiedad de varias familias antes de recaer en los actuales dueños, cuyos abuelos habían residido en ella hasta hace pocas décadas. Su fachada exterior se corresponde con una casa baja, de cierta antigüedad, completamente normal, de las que se pueden observar en cualquier pueblo de nuestro territorio.
Las circunstancias que hemos mencionado despertaron el interés de los técnicos de patrimonio que a principios de los ya lejanos años 90 del siglo pasado se desplazaron al municipio para realizar el catálogo de bienes arqueológicos y patrimoniales. En aquella ocasión no pudieron acceder al inmueble, por lo que lo catalogaron como “ámbito de prevención”, situación está que propició su conservación hasta nuestros días, y que por ejemplo, evitó su derribo tras una solicitud en la primera década de los 2000 que afectaba tanto al inmueble que nos ocupa como a la vivienda colindante, derribándose finalmente solo la casa vecina con la petición expresa de no afectar los muros medianeros de nuestro edificio.
En esta ocasión, un mero requerimiento que tenía por objeto evitar la caída de tejas a la calle motivó la intervención arqueológica que ha sacado a la luz unos baños medievales en un estado de conservación excepcional, y que constituyen uno de los mejores ejemplos de baños rurales en el centro de la Península.
Objetivos.
Cuando el equipo de arqueólogos que realizamos la intervención mantuvimos los primeros contactos con Lorenzo y Fátima, los actuales propietarios, nuestra prioridad fue alejarles de sus temores iniciales y buscar su colaboración, tarea que fue sencilla dada su predisposición y sensibilidad hacia el Patrimonio y todo lo relacionado con la Cultura. Este aspecto ha propiciado que durante todo el proceso estuviesen involucrados, habiendo sido su ayuda en distintos ámbitos una constante.
En lo relativo a los trabajos arqueológicos propiamente dichos, nuestro planteamiento fue el de obtener la mayor información posible relacionada con la datación del edificio y sus diferentes fases y husos sin necesidad de realizar una intervención integral compleja que afectase a todo el inmueble. Por ello se optó por intervenir mediante sondeos en zonas específicas y catas en los muros distribuidas por todo el inmueble, que diesen una visión de conjunto respondiendo a los objetivos iniciales.
Descripción.
En el inmueble eran claramente visibles tres zonas diferenciadas. Por un lado la parte delantera que da a la calle se correspondía con un añadido de vivienda contemporánea donde se localizaba una cocina, un zaguán de entrada y un salón, usado antaño como tienda de ultramarinos. Estas estancias se adosaban a la parte siguiente, es decir, al edificio medieval de baños propiamente dicho, donde eran visibles dos salas abovedadas que en origen se correspondían, como ya veremos, con la sala caliente y templada de los mismos y que habían llegado hasta nuestros días usadas como dormitorios. Finalmente, la parte situada más al norte se correspondía con una zona usada como patio trasero.
En las zonas mencionadas fue donde se distribuyeron los sondeos y catas, que se realizaron de forma manual y cuyos resultados permitieron dilucidar los aspectos que exponemos a continuación de forma cronológica, desde la construcción de los baños hasta la actualidad.
El edificio constaría en origen de tres salas que se corresponderían con las salas caliente, templada y fría. Las dos primeras son las que han llegado hasta nuestros días, y presentaban paramentos realizados en piedra y ladrillo con el esquema de aparejo toledano de “tipo B” (propio del siglo XIII-XIV), mientras que sus cubiertas son abovedadas y fueron realizadas con el uso de cimbras de madera para sujetar el ladrillo que las conforma. La tercera sala está desaparecida, pero por la distribución de los huecos de acceso se deduce que estaría en el lateral sur, donde se encuentran las estancias contemporáneas, y es muy probable que fuera realizada en materiales más perecederos, como el tapial.
En la zona del patio se localizaba el horno que permitía el paso del calor hacia la sala caliente mediante dos toberas realizadas en los laterales de los muros y una zona central con acceso directo al hipocausto, que es la zona bajo el suelo sustentada por pilares, a modo de cámara de aire por la que circula el calor.
No se localizaron elementos relacionados con el agua, por lo que es probable que se tratase pilas o bañeras que habrían sido expoliadas tras entrar en desuso los baños.
En esos momentos de abandono y expolio también desaparecieron los suelos originales, lo que dejaría las zonas como el hipocausto visibles, lo que habría causado su deterioro y ruina, proceso que duró hasta el siglo XVIII. Esto se deduce de la documentación de distintos materiales, principalmente cerámicos, que se localizaron en las diferentes capas de vertidos visibles en los sondeos.
En ese siglo se recuperó y reutilizó el edificio para uso agropecuario, habiéndose documentado suelos de encanchado de piedra, restos de un abrevadero o comedero y de muretes divisorios para crear espacios tipo encerradera.
Durante ese periodo se creó también una servidumbre de paso para bestias en el lateral Este del edificio, lo que propició la apertura de huecos en ese lateral, por lo que los muros en ese lado tienen reparaciones que se corresponden con su cierre para su siguiente uso, que fue el de vivienda, ya en época contemporánea.
En esta última fase se realizaron nuevos suelos sobre los anteriores de canto, se cerró el lateral este, se realizó una puerta de salida en la sala calienta para acceder al patio donde anteriormente se localizaba el horno, y a la vez, se construyó la vivienda adosada en la parte delantera.
Durante el uso del edificio como vivienda también se realizaron numerosas reformas de menor calado, siendo la más relevante la apertura de un tiro para chimenea en la bóveda de la sala templada.
Finalmente, el edificio cayó de nuevo en desuso a finales del siglo XX, permaneciendo en estado de abandono hasta el inicio de la intervención arqueológica.
Conclusiones
El análisis de todos los aspectos observados durante los trabajos arqueológicos nos ha permitido concluir que nos encontramos ante un edificio de baños de tradición árabe que conserva dos salas abovedadas, y que, pese a haber sufrido numerosas alteraciones desde su construcción en el siglo XIII debidas al abandono y a los diferentes usos posteriores, mantiene gran parte de su estructura original en buen estado de conservación.
Se trata de un baño rural de distribución axial en el que sus salas son paralelas y adosadas unas a otras, donde el itinerario del baño se iniciaría entrando por la sala fría hasta llegar a la sala caliente del fondo, pasando luego a la sala central, que es la templada, y finalmente a la sala fría, saliendo por el mismo lugar.
Es un buen ejemplo de baño tardío, con paralelos en otras zonas de la península, como el baño de La Zubia (Granada), de construcción anterior, en los siglos XI-XII, pero con grandes similitudes estructurales.
La importancia del baño de Ajofrín radica en primer lugar en que se corresponde con un baño rural, en una zona en la que se documentan básicamente baños urbanos, como los conocidos en la ciudad de Toledo, y en segundo lugar su datación viene a demostrar la pervivencia de estas estructuras en el centro peninsular, en un periodo en el que se encontraban en declive o desuso, ya que la reconquista cristiana se produjo en siglos anteriores que en la zona sur, y la decadencia de los baños fue más temprana.
Autores:
- Miguel Ángel Díaz Moreno. Licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Arqueólogo profesional miembro de Cota 667 Arqueología.
- Angela Crespo Fraguas. Doctora en Humanidades Artes y Educación por la Universidad de Castilla-La Mancha. Arqueóloga profesional miembro de Cota 667 Arqueología.
- Rafael Caballero García.Licenciado en Humanidades por la Universidad de Castilla-La Mancha. Arqueólogo profesional.
Javier de laPuerta el Sáb, 24/08/2024 - 17:52
¿Se van proteger para evitar su destrucción?
Esmeralda Rodr… el Sáb, 24/08/2024 - 18:25
Muy interesante .
Me ha hecho ilusión ver está noticia de mi pueblo.
Hilario el Sáb, 24/08/2024 - 21:19
A diferencia de los cristianos los árabes de la península tenían más conocimientos de todo, medicina construcción acequias...un legado que dejaron que modernizó nuestras primitivas costumbres y a diferencia nuestra durante sus 700 años en España dejaron a los cristianos ejercer su religión, nosotros los prohibimos la suya y expulsamos.hubiera sido bonito vivir juntos pues de todas las culturas siempre se saca algo provechoso para ambas religiones.