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Este año se cumple el centenario de la muerte de Ricardo Velázquez Bosco, uno de los mayores representantes de la arquitectura que se desarrolló en España entre los siglos XIX y XX. 

Por medio de este artículo se pretende contribuir al conocimiento de la obra que de este arquitecto se conserva en Guadalajara.

INTRODUCCIÓN 

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, como reacción al academicismo neoclásico, se empezó a desarrollar en España una nueva corriente estilística, el Historicismo, consistente en la imitación de estilos antiguos, junto al que surgió el Eclecticismo en el que se mezclan elementos de diferentes estilos y épocas, a pesar de ello, Historicismo y Eclecticismo no deben entenderse como corrientes distintas ya que únicamente son dos maneras de acometer el diseño arquitectónico partiendo de un mismo planteamiento (Hernando,2004.pp174-175). Este movimiento no siempre ha estado suficientemente valorado, pero con él, tras una primera etapa de búsqueda de nuevas soluciones, se desarrolló una nueva arquitectura, una arquitectura moderna (Navascúes,1917.p113) que sirvió de antesala a otros movimientos posteriores.

Ricardo Velázquez Bosco y Dª Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y Duquesa de Sevillan
Ricardo Velázquez Bosco y Dª Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y Duquesa de Sevillano.

 

Ricardo Velázquez Bosco es el arquitecto que quizás mejor representa el eclecticismo en España. Nació el 3 de junio de 1843 en Burgos y además de ser un magnífico dibujante, trabajó en las restauraciones de los principales monumentos españoles, gracias a lo cual adquirió un gran conocimiento de los diferentes estilos arquitectónicos.

La mayor parte de su actividad como arquitecto la desarrolló al servicio de la Administración, lo que hizo que sus trabajos para particulares no fuesen muy numerosos.

Entre estos destacan los desarrollados para Dª Diega Desmaissières en Guadalajara, ciudad en la que también realizó alguno para la Administración. 

TRABAJOS EN GUADALAJARA PARA LA ADMINISTRACIÓN

1.-LA RESTAURACIÓN DE LA CAPILLA DE LUIS DE LUCENA

Por iniciativa de Luis de Lucena, en el siglo XVI se construyó la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles adosada a la Iglesia de San Miguel que, tras la demolición del templo, fue conservada. 


 

Capilla de Luis de Lucena, Detalle. Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.
Capilla de Luis de Lucena, Detalle. Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.

 

Se trata de un edificio de pequeño tamaño construido con ladrillo. Por el material empleado y por la importancia que en él tiene la decoración, normalmente se ha considerado que se trata de una edificación  mudéjar, sin embargo, su sistema estructural y constructivo se aleja de los modelos tradicionales utilizados en ella, presentando una mayor vinculación con la arquitectura de ladrillo del sureste francés, especialmente con edificios como la catedral de Santa Cecilia y el palacio de la Berbie de  Alví, localidad próxima a Toulouse, donde residió Luis de Lucena (Trallero, 2017. p.160). 

Tras la demolición de San Miguel, la capilla sufrió un gran deterioro lo que hizo que Diges se dirigiera al Conde de Romanones, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, para pedir que se procediera a su restauración, lo que se consiguió tras ser declarada Monumento Nacional en el año 1914, interviniendo Ricardo Velázquez Bosco en ella. 

 

2.-LA REHABILITACIÓN DEL INSTITUTO DE GUADALAJAJARA 

El Instituto de Guadalajara fue creado en 1817 instalándose en el edificio del antiguo Convento de San Juan de Dios, en 1857 se trasladó al antiguo Convento de la Piedad y, durante los primeros años del siglo XX, mientras se realizaron en la Piedad obras de restauración y ampliación, volvió a San Juan de Dios. 

El impulsor de esta reforma el Ministro de Instrucción Pública, el Conde de Romanones, y Ricardo Velázquez Bosco el arquitecto encargado de su rehabilitación (Baldellou, 1990. Pag. 104-106). 

Velázquez trabajó en ella desde el año 1902 hasta su muerte en 1923. A partir de 1927 se hizo cargo Luis Vegas quien en su proyecto recoge como “estado inicial”, la actuación de Velázquez Bosco.

A pesar de la importancia artística de este edificio, la actuación de Velázquez Bosco no puede considerarse como una restauración sino como una rehabilitación en la que, tras restaurar los elementos más determinantes del conjunto, se hicieron importantes reformas con el fin de adaptarlo al nuevo uso. 

Esta rehabilitación estuvo condicionada con unos proyectos de reforma de alineaciones aprobados a finales del siglo XIX, lo que hizo que se diseñaran unas nuevas fachadas.

Los distintos niveles del edificio están separados por impostas, presentando el inferior un almohadillado horizontal y los superiores un revoco con despiece de sillería. En las fachadas  se abrieron grandes huecos arquitrabados con balaustradas con la finalidad de permitir una buena iluminación y ventilación de los espacios destinados a la docencia.

En la composición general destaca la importancia que se le da a la fachada del cuerpo que tiene frente a la calle de Santa Clara que cuenta con un balcón volado entre columnas, rematado lateralmente por unas con hornacinas con esculturas clásicas y queda coronado con un escudo de España. Esta fachada se remata con una gran cornisa mudéjar, probablemente reproducción de las que conservó en otras zonas del edificio, y sobre ella, una balaustrada actualmente eliminada.

 

Detalle de la fachada del Instituto de Guadalajara. Ricardo Velázquez Bosco. Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.
Detalle de la fachada del Instituto de Guadalajara. Ricardo Velázquez Bosco. Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.

 

El carácter ecléctico del edificio se refuerza con el mantenimiento en las fachadas de algún elemento original como es la cornisa mudéjar y, sobre todo, la portada primitiva del palacio que, tras haber sido mutilada en una intervención anterior suprimiendo su frontón con las armas de Don Antonio de Mendoza, la completó reformando el hueco superior previamente abierto (Trallero, 2020. Pag. 70-73).

En el interior, aparte de las obras necesarias en el edificio para adaptarlo a su nuevo uso, se restauró su patio central, al que se le incorporó unos zócalos de cerámica de arista.

 

3.-TRABAJOS EN EL PALACIO DE LOS DUQUES DEL INFANTADO 

Ricardo Velázquez Bosco también intervino en alguna obra menor en el Palacio del Infantado, sin embargo, la nueva fachada lateral construida en este edificio tras la demolición de la iglesia de Santiago que, con frecuencia se le ha adjudicado, no es obra suya. Esta nueva fachada neoclásica, a pesar del cierto carácter ecléctico que le aporta una imposta con bolas, se aleja de las composiciones de Velázquez Bosco. 

Según un estudio encargado por el Museo de Guadalajara a Gonzalo López Muñiz, ésta fachada es obra del Capitán de Ingenieros Senén Maldonado. 

RICARDO VELÁZQUEZ BOSCO Y Dª DIEGA DESMAISIERES Y SEVILLANO

1.-EL PALACIO DE LA CONDESA DE LA VEGA DEL POZO 

Doña Diega Desmasissières tenía en Guadalajara una vivienda heredada de su familia paterna, una antigua casona del siglo XVI situada junto al oratorio de San Sebastián. 

Con el comienzo de las obras de la Gran Vía Madrileña y la demolición de su palacio situado entre las calles de Caballero de Gracia y San Miguel, decidió reformar el que tenía en Guadalajara. 

Tras realizar unas obras de reforma en el Oratorio, contando para ello con el arquitecto Arquitecto Isaac Rodríguez Avial, y alguna obra menor, ya firmada por Ricardo Velázquez Bosco, en la casa, decidió reformar totalmente tanto ésta como el oratorio, incluyendo un parque al conjunto. El responsable de las obras fue Velázquez Bosco.

 

Torre de San Sebastián y torreón del Palacio de la Condesa de la Vega del Pozo.Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.
Torre de San Sebastián y torreón del Palacio de la Condesa de la Vega del Pozo.Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.


El edificio sufrió importantes daños durante la Guerra Civil y en el año 1961 fue reformado por el arquitecto Cecilio Sánchez Robles para convertirlo en Colegio.
El edificio primitivo estaba organizado alrededor de un patio central de tipología “alcarreña” con ocho columnas con zapatas y vigas de madera en planta baja y otros tantos pies derechos en la superior y una escalera de tres tramos en un rincón del claustro. La estructura original todavía puede apreciar en el edificio actual.
No se ha localizado el proyecto de Ricardo Velázquez Bosco, aunque sí unos planos de distribución realizados por él en 1920, es decir, después del fallecimiento de la Duquesa.  

Velázquez, al edificio original le adosó una serie de cuerpos, entre los que estaca uno poligonal rematado con un torreón. El resultado fue la trasformación del modelo primitivo de “casa mediterránea” volcada sobre su patio interior, en un edificio que se asomaba sobre un parque que formaba parte del conjunto. 

Exteriormente está cuajado de huecos con balaustradas, arcos, columnas, grandes ménsulas y frontones, resultando un magnífico ejemplo de eclecticismo clasicista. Interiormente, su carácter era más historicista ya que utiliza soluciones neomudéjares e incluso neonazaríes de las que todavía se conserva algún elemento. 
La casa contó con un gran Salón “de Fumar” o “de Recreo” con zócalo de cerámica de arista, que se iluminaba por un gran lucernario con vidrios de colores (Baldellou,1990. p.310) y contaba una fuente de mármol con un surtidor en su centro. En la planta baja, junto al que fue “Salón de Billar”, hay una estancia donde también se mantiene un falso alfarje con entrevigado cerámico y friso de madera y cerámica.

En cuanto a la Iglesia de San Sebastián, sustituyó las dos torres laterales por una única central sobre la puerta de ingreso que en su tímpano aloja un relieve del escultor Ángel García Diez. El interior lo conocemos gracias a una foto ya que, en la reforma del edificio para adaptarlo a colegio, se eliminaron sus tres naves y se cambió la orientación, para destinarla a Salón de Actos.

2.-LA FUNDACIÓN DE LA DUQUESA DE SEVILLANO O DE SAN DIEGO DE ALCALÁ

Dª Diega, estuvo durante toda su vida influenciada por la figura de su tía paterna María de la Soledad Micaela Desmaissiéres y López de Dicastillo quien, en 1856, redactó las primeras Constituciones de la Comunidad religiosa de Señoras Adoratrices y Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad y en 1934 fue declarada Santa por la Iglesia Católica con el nombre se Santa María Micaela del Santísimo Sacramento. Esta influencia fue la que llevo a Dª Diega a crear un gran complejo educativo destinado a Escuela y Asilo en una finca de cincuenta hectáreas que poseía en las afueras de Guadalajara.

En 1882 encargó el proyecto a Ricardo Velázquez Bosco, quien dividió la finca en tres espacios. El primero destinado a Panteón familiar rodeado de un parque funerario cuyo ajardinamiento, que no llegó a concluirse, se encargó a Cecilio Rodríguez. El segundo está ocupado por los Asilos y la Iglesia y el tercero estaba destinado a huerta y campos de labor. 

El Panteón.

El Panteón es el edificio principal. Está formado por una Iglesia de piedra blanca con planta de cruz griega a la que se accede a través de una gran escalinata, que descansa sobre un gran podio de granito gris que corresponde a la cripta.

El templo cuenta con un tambor octogonal de gran altura apoyado sobre pechinas que se remata con una cúpula semiesférica. Exteriormente está revestida con escamas cerámicas y unos nervios la hacen gallonada y le dan una apariencia que recuerda a los cimborrios románicos. Se remata superiormente con una corona ducal y una cruz.

Vista interior de la capilla del Panteón- Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.
Vista interior de la capilla del Panteón- Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.

 

Interiormente, los paramentos verticales y el suelo de la capilla están recubiertos de mármoles de colores y sus bóvedas con mosaicos con teselas que le confieren un aspecto neobizantino.

En el brazo del presbiterio hay un altar con una pintura de Alejandro Ferrant y en las laterales se previeron dos altares de mármol de los que uno se trasladó a la cripta.
Desde el interior, a través de una pequeña escalera situada detrás del altar mayor, se accede a la cripta, que queda separada del templo por medio de una bóveda acristalada muy rebajada. En ella sobresale el túmulo funerario de la Duquesa, una obra escultórica de Ángel García Díaz.

Al parque que rodea al Panteón se accede a través de una monumental triple puerta con machones de piedra en los que se reproducen sus motivos decorativos, situada en una verja sobre zócalo de granito. En esta puerta comenzaba un paseo arbolado que llegaba a la entrada del Panteón y se prolongaba por su parte posterior hasta llegar a otra portada enfrentada con la entrada a los Asilos. 

 Asilos

Ese edificio tiene dos zonas diferenciadas, la primera se organiza alrededor de un gran patio central y su fachada principal, de la que parten dos alas con una única altura creando un patio abierto a modo de atrio, queda enfrentada a la portada posterior del recinto del Panteón. 

La parte central de esta fachada, a diferencia del resto del edificio, está revocada. Tiene tres calles y en la planta baja de la central se abren las puertas de acceso que presentan arquivoltas semicirculares peraltadas. En la planta primera hay huecos con parteluces y en la segunda ventanas geminadas. Esta fachada se remata con de una cornisa con arcos lombardos que queda interrumpida por un gran escudo.

Tras atravesar un vestíbulo por el que se accede a la escalera principal y a la capilla, se llega al patio central que está rodeado en sus cuatro lados por una doble galería de arcos de medio punto peraltados de traza neorománica, con antepechos calados neogóticos, Este patio está ajardinado y en su centro hay una fuente con un templete.

Detalle de la planta superior del edificio de los Asilos. Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.
Detalle de la planta superior del edificio de los Asilos. Foto: Antonio Miguel Trallero Sanz.


  
 
La segunda parte del edificio, a la que se llega por un pasadizo que deja dos patios laterales, tiene una disposición en “peine” que delimita otros dos patios que se cierran por medio de unos cuerpos semicirculares.

En las fachadas predomina el uso de ladrillo visto combinado con mampostería de piedra caliza y detalles decorativos de material cerámico.
Sobre un zócalo de piedra caliza y ladrillo amarillo, se levantan las tres plantas del edificio, que están separadas entre sí por medio de impostas y, debido a la gran longitud de sus fachadas, éstas se fraccionan con pilastras y avanzando ligeramente algunos paños.

La planta baja es de mampostería piedra caliza con verdugadas de ladrillo con huecos adintelados sin decoración. En la planta primera se abren huecos adintelados agrupados de dos en dos o de tres en tres y presenta una mayor riqueza decorativa, en ella destaca una cenefa realizada con molduras de ladrillo visto y cerámica de colores con motivos vegetales, similar a la que recorre la imposta. En la planta tercera se abren arquerías de medio punto sobre columnillas. 

Toda la fachada se remata por medio de una cornisa con arcos lombardos y plafones circulares decorativos.

El conjunto de los Asilos de la Condesa de la Vega del Pozo se completa con otras edificaciones auxiliares que siguen el mismo modelo constructivo

La Iglesia de Santa María Micaela

La iglesia se sitúa frente a uno de los patios abiertos que deja el pasadizo que une los dos cuerpos de los Asilos. Está formada por un cuerpo rectangular con tres brazos semicirculares en su cabecera que transforman su planta en una cruz latina. En los pies del templo hay otro cuerpo de mayor anchura que se remata con un campanario.
Las fachadas de la Iglesia están acabadas con un revoco exterior con despiece imitando sillería y están divididas en tres plantas separadas por impostas. En la principal se encuentra la puerta de acceso y las laterales y la cabecera están recorridas por arquerías con cristaleras.

 

Vista exterior de la Iglesia de Santa María Micaela. Foto:  Antonio Miguel Trallero Sanz.
Vista exterior de la Iglesia de Santa María Micaela. Foto:  Antonio Miguel Trallero Sanz.


El interior de esta Iglesia es sorprendente y muestra un amplio repertorio de decoración e incluso de soluciones constructivas neomudéjares. A pesar de ello, no se siguen el modelo compositivo de los templos mudéjares de la ciudad, aproximándose al de la sinagoga del Tránsito de Toledo o a la de Córdoba (Trallero, 2023). A los pies del templo se encuentra el coro que guarda cierta vinculación con la sala de mujeres de la sinagoga de Córdoba y superiormente, la nave está recorrida por una arquería que recuerda a la del Tránsito.

La nave se cubre por medio de una armadura de par y nudillo apeinezada, mientras que la cabecera y los brazos laterales lo hacen con unas bóvedas de horno con lacería ataujerada.

Como pavimento se utiliza un suelo de baldosas de barro cocido y de cerámica vidriada.

3.- EL POBLADO DE VILLAFLORES

La finca de Villaflores, en el año 1886 fue adquirida por Dª Diega para convertirla en una colonia agrícola modélica, para ello encargó el proyecto a Ricardo Velázquez Bosco quien diseño un conjunto arquitectónico formado por un edificio principal, un grupo de viviendas pareadas, una capilla, un palomar, bodega, almacenes y un molino con alberca. 

El edificio principal es una gran construcción de dos plantas con un patio central en el que se levanta otra edificación cuadrada cubierta a cuatro aguas.
En el cuerpo frontal, la planta baja está destinada a uso residencial, destacando sus acabados por lo novedoso para la época y por su calidad. El resto de la planta baja se destinaban a usos ganaderos, mientras que la planta primera servía de almacén y granero.

Exteriormente este edificio presenta un gran desarrollo horizontal. La puerta queda situada en el centro de la fachada principal y está (mejor dicho, estaba) rematada por medio de un gran frontón curvo que contenía el escudo de la familia y un reloj con un campanario superpuesto,
La estructura vertical es de muros de carga de mampostería de piedra caliza con rafas y verdugadas de ladrillo que puntualmente se completa (se completaba) con pilares de fundición, mientras que los forjados y la estructura de cubierta son de madera.

En el poblado hay cuatro edificios con viviendas pareadas, alineados en forma de arco. Su sistema compositivo y constructivo es similar al del edificio principal, con muros perimetrales de mampostería de piedra caliza, combinada con ladrillo visto en esquinas recercados, impostas y cornisas.
Entre las viviendas y el edificio principal hay un recinto rodeado por un pequeño muro al que se accede a través de una puerta rematada por dos pabellones, en cuyo interior se encuentra la capilla que contaba con un cementerio anejo. 

La capilla es de planta rectangular. Tenía un coro elevado a los pies y una bóveda de cañón encamonada de cañón. Está precedida por un atrio y en la cabecera hay otro cuerpo que sirve de sacristía

La fachada cuenta con pilastras de ladrillo y se remata con un frontón triangular sobre el que descansa el campanario. Compositiva y constructivamente sigue el mismo esquema que el edificio principal.

Palomar del Poblado de Villaflores. Foto: Advinia Moreno y María del Mar Sánchez
Palomar del Poblado de Villaflores. Foto: Advinia Moreno y María del Mar Sánchez

 

Quizás el elemento más llamativo del conjunto es su palomar. Este edificio está formado por dos c
ilindros concéntricos. En cilindro interior es de mayor altura y está cubierto por una bóveda de semiesférica con huecos en su base para permitir la ventilación e iluminación interior, mientras que el exterior, de menor altura, deja una terraza con lucernarios con respiraderos también para facilitar la ventilación interior.

Exteriormente presenta dos plantas que apoyan sobre un zócalo de piedra y ladrillo y un ático, guardando cierto paralelismo con el Panteón. El sistema compositivo y constructivo es similar al del resto de las construcciones, sin embargo, en él se aprecia una riqueza decorativa que no tiene el resto, en el que destaca la utilización de cerámica vidriada. 

El resto de las edificaciones guardan una relación directa con las anteriores. Entre ellas destacan las bodegas por sus estructuras de madera y sus bóvedas de ladrillo y también el molino y aljibe con sus cerchas metálicas.

BIBLIOGRAFÍA 

01.    BALDELLOU, M.A. (1990). Catálogo de la Exposición Ricardo Velázquez Bosco. Madrid: Ministerio de Cultura.
02.    HERNANDO, J. (2004). Arquitectura de España. 1770-1900. Manuales del Arte. Madrid: Cátedra
03.    NAVASCUES PALACIO, P. (197) El problema del eclecticismo en la arquitectura española del siglo XIX – Revista de Ideas Estéticas nº 114, pp 111-125
04.    TRALLERO SANZ, A.M. (2017). Mudéjar, Pervivencia del Mudéjar y Neomudéjar en la Arquitectura de la ciudad de Guadalajara. Guadalajara: Diputación Provincial
05.    TRALLERO SANZ, A.M. (2020) The different lives of a bulding. The Palace of Don Antonio de Mendoza.  EGE Nº 12, pp 80-81. https://doi.org/10.4995/ege.2020.13385 APEGA, UPV
06.    TRALLERO SANZ, A.M. (2023) El Eclecticismo Historicista de la Iglesia de Santa María Micaela. Ricardo Velázquez Bosco. XX Congreso Internacional EGA.

 

Autor: 

Antonio Miguel Trallero Sanz
Dr. Arquitecto y Dr. En Historia 
Profesor Titular de la Universidad de Alcalá. Escuela de Arquitectura

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