Origen histórico y evolución
Pedro Muñoz es un municipio de la provincia de Ciudad Real enclavado en la comarca de la Mancha Alta que a finales del siglo XIX y durante principios del siglo XX, llegó a convertirse en un importante núcleo económico en la región. Por aquel entonces era un referente de la industria vinculada al cultivo de la vid, sello que mantiene en la actualidad.
El origen de la manifestación cultural conocida como “Mayo” es un concepto vinculado al conjunto de ritos y festividades primitivas ligadas a la llegada de la primavera, la vegetación y el color, en definitiva, la vuelta a una vida social más activa tras el invierno, a la vez que es un rito asociado a fertilidad.
Para conocer su origen es recurrente aludir a culturas prerromanas como la celta, que el primero de mayo celebraba el festival de “Beltane”, una fiesta dedicada al dios “Belenus”, deidad del fuego, el sol y la luz, las energías renovadoras. Se festejaba alrededor de una hoguera, con bailes, la llegada del esplendor primaveral, y aparece la figura del “mayo”, comprendido como un gran tronco, y “maya”, la costumbre de vestir a las mujeres con vestido blanco y adornos florales.
En el mundo greco-romano, se presentan festividades con mayor grado de parentesco al actual Mayo de Pedro Muñoz. En la antigüedad clásica encontramos un total de tres festividades vinculadas a estas fechas, relacionadas con tres deidades que aportan, cada una de ellas, con ciertas características al conjunto actual. En primer lugar, tenemos a la diosa Maia también conocida como Bona Dea, la más evidente de las referencias, y que podría otorgar nombre al mes de mayo, ligada a la fertilidad, la maternidad y al crecimiento de las plantas. Por otro lado, la deidad Flora, a quien se le atribuía la exuberancia de la naturaleza y la soberanía sobre las flores, recibía su festividad durante varios días y varias noches entre el 27 de abril al 3 de mayo. En estas fiestas se veneraba a la diosa Flora con teatros y bailes callejeros en un ambiente en el que prevalecía la libertad amatoria relacionada con la fertilidad. Las mujeres jóvenes vestían con coloridos atuendos que ornamentaban con flores y joyas, mientras que las fachadas de las casas lucían adornos florales. Por último, Deméter, quien en la búsqueda de su hija Perséfone tras el rapto al inframundo, da lugar al ciclo estacional. Se representaba esta búsqueda con las antorchas encendidas al abrigo de la noche.
Posiblemente, el conjunto de características de estas tres deidades forma la base conceptual de la Ronda del Mayo Manchego de Pedro Muñoz. Las características de las celebraciones en honor a la diosa Flora se unen con el tiempo a las celebradas en honor a Maia, por tener menor libertad sexual y encajar así en el contexto femenino de la cultura cristiana.
Con la llegada de la civilización islámica a la Península Ibérica, especialmente en el interior de la Meseta, se introducen nuevas variaciones como las rondas de canto a la persona amada según indica el investigador José Joaquín Moreno Artesero. Musulmanes y, posteriormente, moriscos, influyeron en las formas de danza y cánticos.
Las fiestas de Mayo comenzaron a ser repudiadas en determinadas épocas por la Iglesia católica, llegando al punto que el rey Carlos III en el siglo XVIII quiso prohibir la festividad bajo denuncia de aquellos que vistieran maya o festejase, como recoge M.E. Mira: “Ninguna persona, sea del estado que fuere, se presente ni vista de Maya, ni anden con platillos pidiendo, ni los padres u otras personas permitan a sus hijas usen de tales trajes, que tampoco formen altares en las calles, portales ni otros sitios profanos, pues, con semejantes pretextos se molesta a la gente con peticiones y demandas”.
En torno a los siglos XVI y XVII, se produce una fuerte “cristianización” de los actos y características culturales consideradas paganas o basadas en “falsas deidades” propias de las festividades que celebraban la llegada del mes de mayo y de la primavera. Por ello, se atribuyen las características de maternidad y fertilidad propias de Maia a la Virgen María, y se elimina el libertinaje de las fiestas de Flora, pasando a decorar cruces con flores e intercambiando la ronda de origen musulmán a la persona amada, por la ronda a las Cruces de Mayo (día 3 de mayo), pasando a ser una ronda religiosa promovida y organizada desde las instituciones eclesiásticas con una finalidad exclusiva de rendir culto a Dios, Jesucristo y a la Virgen María.
En numerosas localidades de España se siguen celebrando, bajo la denominación de “Mayo” estas fiestas, sobre todo debido al componente y carácter religioso, que es el que las ha hecho perdurar y servido de base.
La fiesta del Mayo ha ido perdiendo su protagonismo social en el panorama nacional y, con el transcurrir del tiempo, en cada territorio se ha ido transformando y adquiriendo sus propias particularidades.
En Castilla-La Mancha se mantienen diversas y variadas formas de celebrar esta festividad. Celebraciones que, aunque debieron tener un origen y forma común, se han ido diversificando, tomando el componente de culto a la Virgen o a las Cruces un protagonismo tan grande que ha relegado a la “ronda” a las jóvenes de la localidad a un plano secundario. Puede afirmarse que en la actualidad solamente hay un elemento común a todas las localidades del centro de La Mancha que realizan celebraciones bajo la denominación de “mayos”, que es el canto de una composición poética, cuya letra y temática varía según la población (no hay ninguna igual), en el mes de mayo. Se interpreta generalmente acompañada con instrumentos de cuerda (en función del lugar, se introducen también otros instrumentos), siendo la música el único elemento que se identifica como igual.
Descripción y componentes
La fiesta de Pedro Muñoz se diferencia por la interpretación con instrumentos que se hace realizando una pausa de medio compás entre estrofa y estrofa, característica que se ha transmitido entre generaciones de músicos de la localidad. La sociedad local ha logrado a lo largo del tiempo mantener la ronda del mayo con unas características propias arraigadas desde hace siglos y, sobre todo, cuenta con una amplia base popular, impulsada por la sociedad local, en el que las administraciones públicas y las entidades religiosas han sido y son meros espectadores, de segundo plano. Es una expresión popular que además cuenta con una participación muy numerosa por parte de locales y foráneos, siendo la característica principal la conformación de grupos de rondadores/as de una forma espontánea, o sobre la base de grupos previamente estructurados (asociaciones o grupos de amigos/as) a los que se unen libremente las personas que lo desean.
Los personajes que componen el Mayo de Pedro Muñoz son los siguientes:
LA MAYERA: bajo la denominación de “Mayera” se conoce a las cinco jóvenes y cinco niñas que durante un año (de abril a abril) son nombradas en representación del resto de mujeres de Pedro Muñoz. Estas jóvenes se presentan de forma voluntaria, sin que exista requisito alguno, más allá de su voluntad para querer serlo y una vinculación con la localidad. La mayera recibe en su domicilio la visita de los grupos rondadores, que cantan el “mayo” y comparten un tiempo de visita. La noche de la fiesta suele llevar blusa y pañuelo, pero en su domicilio tiene expuesto todo el ajuar y conjunto de vestidos que logra reunir para vestir en las muchas ocasiones en las que se va a pedir su presencia a lo largo de todo el año (romerías y otras fiestas locales, Feria y actos culturales y sociales del municipio).
EL RONDADOR: tras incorporar a esta celebración a las niñas, desde hace unos años se ha dado un paso más de carácter integrador, acorde con la sociedad actual, con el objeto de visibilizar la figura de la mujer. Como en el caso de la mayera no existe ningún requisito para ser nombrado “Rondador”, siendo una representación de carácter voluntario. El joven “Rondador” acompaña en igualdad a las “Mayeras” en otras celebraciones que se realizan a lo largo del año. En la “Noche de Ronda” se integra en cualquiera de los grupos rondadores que realizan la “ronda”, como uno más.
LOS GRUPOS RONDADORES: son grupos de mujeres y hombres de todas las edades, que se forman espontáneamente o a partir de una asociación o grupo ya conformado al que se unen sin distinción visitantes de otras localidades, y que acuden a los domicilios de las Mayeras a cantar el “mayo”, con o sin instrumentos musicales, y compartir un tiempo de visita. En ellos destaca la hospitalidad y acogimiento a toda persona que quiera unírseles, sea o no del municipio.
LA “FAROLA”: era un punto de luz, normalmente una vela o lámpara de aceite, protegida dentro de una estructura con cristal, que se adornaba ricamente con elementos vegetales y flores naturales, encabezando a los grupos de rondadores. En origen, además de las reminiscencias, que algunos autores ven, de culto a una deidad griega, era la luz que servía para iluminar el camino a los rondadores por unas calles en las que no existía iluminación pública. Esta “farola” o “farol”.
EL “ZURRA” y las viandas: como ha sido tradicional las familias de las “mayeras” obsequian a los grupos rondadores con la bebida típica de las celebraciones, denominada zurra (vino con agua y azúcar), frutos secos y en los últimos tiempos algún alimento más elaborado.
LA MACETA: en la fachada de la casa de la Mayera se pinta en días anteriores una maceta con una flor, en vivos colores, para significar que ahí reside una mayera. Como estas macetas se conservan en el tiempo, son numerosas las calles que presentan estas decoraciones pintadas en fachadas por toda la localidad.
Tradicionalmente y hasta mediados del s. XX, la ronda en Pedro Muñoz, además de ser motivo de celebración de la llegada de la primavera, del paso del duro invierno a la luz del mes de las flores, era un auténtico canto al amor, que se materializaba cuando un joven comprometido acudía a la casa de su prometida a cantar el “mayo” como muestra de amor. La joven prometida escuchaba el canto del “mayo” desde la ventana, bajo la estricta mirada de la familia. Tras el canto del “mayo” los asistentes del joven tomarían un vino ofrecido por la familia de la joven. Era tradicional que el enamorado pintase una maceta con una flor, simbolizando la fuerza la de la relación que pronto acabaría en boda.
En otras ocasiones, un joven, aún sin compromiso oficial, utilizaba la ronda para realizar formalmente una petición de mano. En este caso, el enamorado y su familia comunicaban a sus amistades que iba a realizar la ronda a una joven, para pretenderla, en la noche del 30 de abril, extendiéndose pronto los rumores hasta llegar a la familia de dicha joven, que en señal de atención por el interés manifestado por el joven que iba a pretender a su amada, pintaba la fachada de su casa con cal blanca (típica de La Mancha), lo cual no era indicativo de que se aceptase la relación. Esta aceptación venía más tarde.
En la noche del 30 de abril, los jóvenes que iban a participar con alguno de los grupos para realizar la “ronda”, unos a sus prometidas, otros a sus posibles futuras prometidas, se reunían en la Plaza de España, desde donde cada grupo partía por las distintas calles hacia el domicilio de las jóvenes. Una vez en la casa, se realizaba el canto del “mayo”. Si la familia de la joven aceptaba la relación, se abría la ventana principal de la casa y la joven se dejaba ver, como señal de aceptación de la petición de mano. En este caso, el joven que había inducido la “ronda” (el novio) pintaba una maceta con flores en colores vivos. En caso contrario, es decir, si cantado “el mayo” no se abría ventana de la casa, el joven solía tirar la pintura sobre la fachada, formando una mancha alargada, que se conocía como “la enramá”.
Al día siguiente, el 1 de mayo, los vecinos y vecinas del pueblo acudían a las calles donde sabían que habría habido canto del “mayo” para conocer lo ocurrido: Si había “enramá” había un rechazo, pero si se observaba una maceta con flores, se iniciaba una relación sentimental formal consentida por la comunidad. Podía ocurrir que un mismo grupo de jóvenes acudiesen a cantar el “mayo” acompañado a un joven ya comprometido y después acompañasen a otro joven, de su mismo grupo, a pedir la mano o pretender por primera vez a una joven. De ahí que la denominación de “ronda” o “Noche de Ronda” sea la que caracterice a esta manifestación cultural. Toda la ronda se realizaba siempre a la luz de un candil o “farola”, dado que se producía de noche y hasta bien entrado el siglo XX no hubo iluminación en las calles.
Actualmente esta manifestación cultural comienza con la reunión de los grupos que van a salir a realizar la “ronda” en el centro de la localidad, al comienzo de la noche del 30 de abril. Alguno de estos grupos, pero no todos, canta el primer “mayo” de la noche a la Patrona (no existe obligación, ni costumbre formal). La “ronda” actual se realiza a las casas de las “Mayeras”. Si bien, dado el gran número de personas que suelen conformar cada grupo rondador, las familias optan en estos últimos años por alquilar locales amplios, donde poder recibir adecuadamente a la multitud.
El hecho de que existan unas jóvenes nombradas como “Mayeras” no impide, si se da la ocasión, que un grupo realice la “ronda” y cante el “mayo” a una joven que vaya a contraer nupcias en ese año, es decir, a una joven que no sea “Mayera” también se le puede cantar el “mayo”, ya que la costumbre ancestral pervive con fuerza.
La Noche de Ronda de Pedro Muñoz se desarrolla por las calles de la localidad durante toda la noche y madrugada del 30 de abril al 1 de mayo, con una participación multitudinaria y espontánea, sin que exista un itinerario formal, ni una organización estanca. Los grupos se cruzan por las calles, en un ambiente festivo y cordial, debiendo esperarse si al llegar a casa de una “Mayera” hay otro grupo cantando el “mayo”.
Las personas de otras localidades que participan en la Noche de Ronda y los vecinos y vecinas de Pedro Muñoz se pueden unir libremente a los grupos que se salen de la Ermita, del centro de la localidad o en cualquier momento de desarrollo de la “Ronda del Mayo”, dándose incluso el caso de iniciar la “ronda” con un grupo y acabarla formando parte de otro. Llegados los grupos a la casa de la “Mayera” (estos grupos pueden llegar a estar conformados por verdaderas multitudes, más de 1.000 personas), se realiza en canto del “mayo” y la familia de la “Mayera” invita a tomar una bebida típica conocida como “zurra” además de alimentos en forma de frutos secos y otros aperitivos.
La letra de la composición es la siguiente:
Una de los aspectos más destacados de esta fiesta es la hospitalidad y el acogimiento que ofrecen, no sólo las familias de las “Mayeras”, sino los propios vecinos y vecinas que prestan sus casas a conocidos e invitados que provienen de otros lugares, para que participen en esta manifestación de la manera más confortable e integradora posible. Es de destacar el ambiente de igualdad social en una noche al abrigo de antorchas o “farolas”. Una celebración que surge del pueblo, de la propia ciudadanía, sin más intervención pública que la del mantenimiento del orden y el apoyo económico a las familias de las “Mayeras” dadas las dimensiones que ha adquirido sobre todo en los últimos años.
De la Noche de Ronda de Pedro Muñoz, que se celebra desde tiempo inmemoriales surgió en 1963 un Festival que se celebra el 1 de mayo, y que este año celebrará su LX edición de manera ininterrumpida. Tiempo después vieron la luz una Muestra Gastronómica, Concursos Literarios, de Farolas, y toda una multiplicidad de actividades culturales. Pero la Ronda del Mayo ha seguido siendo fiel a sus características originales y ancestrales: ronda de participación masiva que se hace a las jóvenes de la localidad, a quienes se les canta el tradicional “mayo”, en la noche del 30 de abril al 1 de mayo, con un motivo social, de celebración de la llegada de la primavera, de la vuelta a la vida tras el duro invierno, de exaltación de la belleza, la juventud y del amor.
La inscripción de este elemento como bien de interés cultural contribuirá a poner en valor este patrimonio inmaterial vivo e integrador dotado de un enorme valor representativo y simbólico y logrará una mayor conciencia de su importancia, dando testimonio del emprendimiento, esfuerzo y la creatividad humana como señas de identidad de Pedro Muñoz. El día 16 de abril de 2024 se publica su declaración como Bien de Interés Cultural La Ronda del Mayo Manchego de Pedro Muñoz (Ciudad Real), con la categoría de Bien Inmaterial.
Anónimo el Mié, 17/04/2024 - 10:08
Me gusta. Enhorabuena, una manchega.