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12 Julio 2023

Hace ciento sesenta años, el 12 de julio de 1863, nacía Juan Ruiz de Luna Rojas en el toledano pueblo de Noez. El que luego sería celebre empresario y ceramista en Talavera de la Reina, creció colaborando en la pequeña industria familiar dedicada a la fabricación de castañuelas para los teatros.  A la par, sus dos hermanos por parte de madre, Jerónimo y Emilio Herráiz, trabajaban como pintores decoradores en Madrid, llegando a recalar con el tiempo en Talavera de la Reina donde terminaron instalándose. El negocio les fue bien, lo que posibilitó que Juan se incorporara en 1880, ayudándoles en los diseños de escenografías y decoración de establecimientos. 

Sin embargo, Jerónimo y Emilio morirían en 1885 a causa del cólera, lo que supuso que Juan se quedara solo al frente del taller. Superó  la difícil situación sacando adelante la empresa, alternando la decoración pictórica con la nueva práctica de la fotografía. Durante esos años llevó a cabo encargos como la decoración del convento de Santo Domingo, el palacio de las Cabezas del marqués de Comillas en Navamoral, el telón de embocadura y decoraciones en el teatro “La Unión”, conocido como “El Liceo”, integrado en lo que hoy es el Museo de Cerámica Ruiz de Luna en Talavera, o el camarín de la Virgen del Prado de esta ciudad.

Asociado con su amigo Juan José Perales, abrió en la plaza de Aravaca el primer estudio fotográfico, y aunque la sociedad quedó disuelta en 1895, prosiguió su labor de fotógrafo compaginándola con la de pintor decorador  y colaborador gráfico de publicaciones como El Castellano Gráfico, Toledo, o Castilla.

 

Zócalo Ruiz de Luna, Guijo y Cª. Decoradores Cerámicos. Talavera De la Reina. Fábrica Nuestra Señora del Prado, 1910. Museo de Cerámica Ruiz de Luna. Talavera de la Reina.
Zócalo Ruiz de Luna, Guijo y Cª. Decoradores Cerámicos. Talavera De la Reina. Fábrica Nuestra Señora del Prado, 1910. Museo de Cerámica Ruiz de Luna. Talavera de la Reina.

 

Antes de hacer mención a la actividad cerámica de Juan Ruiz de Luna a partir de 1908, a la que a continuación nos referiremos, cabe comentar la decrépita situación en la que se encontraba la producción de cerámica artística de Talavera de la Reina a comienzos del siglo XX. Una crisis que se venía arrastrando desde finales del XVIII, siendo acusada a lo largo del XIX. La cerámica talaverana que había alcanzado su cénit durante los siglos XVI y XVII fue decayendo por diferentes factores. En el siglo XVIII los alfares talaveranos perdieron progresivamente parte de sus operarios, ya fueran alfareros, pintores, aprendices…, para trabajar en la Real Fábrica de Sedas de Talavera fundada en 1748; también hay que considerar en este siglo lo que supuso la fundación en 1727 de la Real Fábrica de Alcora, con una competencia desleal favorecida por diferentes exenciones. En el siglo XIX hay que considerar los estragos de la propia Guerra de la Independencia como otra causa, pero también la introducción en España de cerámicas industriales inglesas de caolín, las denominadas “lozas de pedernal”, muy solicitadas por la burguesía, que llegarían aquí a fabricarse, lo que supuso según el ceramólogo Domingo Portela la verdadera causa de la decadencia de la cerámica tradicional talaverana.

 

Juan Ruiz de Luna Rojas (Noez 1863-Talavera 1945). Portal de Cultura de Castilla-La Mancha. “Conversaciones con mi madre”, María Ruiz de Luna. 2021.
Juan Ruiz de Luna Rojas (Noez 1863-Talavera 1945). Portal de Cultura de Castilla-La Mancha. “Conversaciones con mi madre”, María Ruiz de Luna. 2021.


 
En 1905 cerró el alfar de “La Menora” en Talavera, por lo que a comienzos del siglo XX solo quedó en funcionamiento la fábrica de cerámica de “El Carmen”. Esta fábrica había sido fundada en 1849 por Juan Niveiro Paje, en el antiguo convento desamortizado de los carmelitas descalzos. Fue una empresa que no surgió a partir de los alfares herederos de la tradición cerámica asentada en Talavera, sino más bien un intento de respuesta a la creciente demanda de loza popular que se venía demandando, combinando los modelos y estilos tanto de Talavera como de Valencia. 

A finales del siglo XIX, en el período en el que se asienta Juan Ruiz de Luna en Talavera, hay una corriente intelectual que se plasmará en el denominado Regeneracionismo, que tiene relación con el krausismo, la Institución Libre de Enseñanzas, también la Generación del 98 y con pensadores preocupados en la recuperación del pasado artístico y cultural, así como la puesta en valor de las artes decorativas y artesanales. Ante el avance del proceso de industrialización, promueven la recuperación de los oficios tradicionales, y entre ellos la cerámica. Aquí encuadramos el proceso de revival y recuperación de estilos y producciones cerámicas de siglos pasados en el que se va a embarcar Ruiz de Luna junto a Enrique Guijo y Platón Páramo a partir de 1908.

El cordobés Enrique Guijo Navarro, que se había formado como ceramista en Sevilla, llegó a Talavera en 1907 con el fin de exponer su proyecto de resurgimiento cerámico ante Emilio Niveiro Gil de Rozas, propietario por entonces del alfar de “El Carmen”. Debió presentarle varias piezas.  Entre ellas, unos platos con motivos renacentistas, sin embargo, no llegó a convencer en su propósito a Niveiro. Es por ello, que debió trasladar su idea a Juan Ruiz de Luna, que expuso las piezas pintadas por Guijo en su tienda de la calle Medellín (hoy Mesones), teniendo gran aceptación entre el público, lo que le animó, dentro de ese espíritu empresarial del que gozaba, considerando el proyecto rentable e interesante, a apoyarlo e iniciar la búsqueda de financiación y las instalaciones para la creación de la nueva fábrica.

 

Taller de pintoras en los primeros años de la fábrica (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 29, Talavera de la Reina, 2008.
Taller de pintoras en los primeros años de la fábrica (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 29, Talavera de la Reina, 2008.



En 1908 se funda la sociedad “Ruiz de Luna, Guijo y Cía” formada por Juan Ruiz de Luna con el cargo de director y administrador, el farmacéutico, anticuario y coleccionista Platón Paramo Sánchez, Enrique Guijo Navarro, y Juan Ramón Ginestal Maroto. Páramo se comprometía a poner a disposición de la sociedad su colección de lozas y azulejería de Talavera y Puente del Arzobispo como modelos de reproducción, mientras que Ginestal aportaba el edificio de la antigua fábrica de paños en la calle Adalid Meneses. El nombre que pusieron al nuevo alfar fue el de “Nuestra Señora del Prado”, en honor a la patrona de Talavera. 

La capacidad de gestión de Juan Ruiz de Luna se plasmó en esta primera etapa en la rápida construcción de las necesarias instalaciones, dotación de medios materiales, y contratación de personal básico para la puesta en marcha de la fábrica, de tal forma que el primer horno para la venta se llevó a cabo en la emblemática fecha festividad de la Virgen del Prado, el 8 de septiembre de 1908. 

 

Taller de pintores en los primeros años de la fábrica (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 28, Talavera de la Reina, 2008.
Taller de pintores en los primeros años de la fábrica (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 28, Talavera de la Reina, 2008.

 

Con esta cocción se abre un nuevo periodo en la cerámica de Talavera. Una producción que iría en aumento hasta la llegada de la Guerra Civil, y que se prolongaría una vez terminada esta. En palabras del experto, investigador y coleccionista de la cerámica talaverana, Ángel Sánchez-Cabezudo, el alfar de “Nuestra Señora del Prado” hizo “resurgir de sus cenizas el gran legado cerámico de una ciudad que, durante siglos, había extendido su nombre por España y el Nuevo Mundo”; además, “puso las bases y formó a aquellos que habían de recoger el testigo de lo que sería la actividad en la segunda mitad del siglo XX”. Una capacidad de creación que pervive en el tiempo enlazando con el legado histórico de la cerámica de Talavera  de la Reina.

La sociedad varió su composición, pues tras la muerte de Ginestal, su viuda abandonó la misma, refundándose el 9 de agosto de 1909 con la incorporación de dos nuevos socios, Manuel Casas y José Gallego. Un año después se uniría también Juan Andrés de Covarrubias y Laguna, Marqués de Villatoya. 

Entre los principales problemas que se encontró Ruiz de Luna para dinamizar el proceso de producción, fue la escasez de operarios. Apenas contaba con seis obreros en sus inicios, entre los que se encontraba como discípulo aventajado Francisco Arroyo Santamaría, a las órdenes del encargado del taller y director artístico, Enrique Guijo. Con el tiempo se creó una escuela de cerámica en la propia fábrica para que formando y aumentando el número de operarios se pudieran atender a los numerosos encargos que se recibían. Primero fue Enrique Guijo el que llevó a cabo la función de maestro de pintores, y con el tiempo se crearía una sociedad de obreros para el aprendizaje del dibujo lineal y artístico, así como de modelado, que estaría a cargo del ya por entonces hijo político de Juan Ruiz de Luna Rojas, Francisco Arroyo, y su hijo, Juan Ruiz de Luna Arroyo. Se denominó “El Bloque”, creada en 1916 como sociedad de instrucción y recreo, pervivió hasta su cierre en 1939, allí se formaron destacados pintores, como Florencio Martínez Montoya.

Se considera la primera época de la fábrica la comprendida entre los años 1908 y 1915. Es el período en el que se sientan las bases, modelos estilísticos y canales de comercialización que propiciarán la sostenibilidad y crecimiento de la fábrica. Ruiz de Luna difundió entre sus amigos y conocidos información sobre la producción cerámica de la fábrica, también la hizo llegar a arquitectos que pudieran integrarla en el diseño de sus construcciones. La publicitó en establecimientos nacionales y extranjeros. Su intuición como empresario le llevó a divulgar la cerámica de “Nuestra Señora del Prado” a diferentes ámbitos. Sin embargo, este interés del director-gerente, chocó con la apatía de los socios capitalistas.

En este devenir, Enrique Guijo dejó la fábrica en 1910 para ocupar una plaza de profesor en la Escuela de Cerámica en Madrid. A partir de entonces sería Francisco Arroyo Santamaría quien realizaría las funciones de director artístico, hasta 1939, año en el que abandonó la fábrica.

En estos primeros años, Ruiz de Luna solicitó a los socios, y de forma sucesiva, un aumento de inversiones de capital, así como llevar a cabo cambios que posibilitaran la viabilidad del establecimiento y el aumento de producción: contratar más operarios, creación de un catálogo “colorido”, adquisición de un motor eléctrico, disminuir la producción de loza ordinaria…  Recomendaciones que no tuvieron eco entre los socios. Por el contrario, se llegó en 1915 a la disolución de la sociedad, con la consiguiente distribución entre los referidos socios del capital invertido.

 

Entrada del antiguo Museo “Ruiz de Luna” (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 42, Talavera de la Reina, 2008.
Entrada del antiguo Museo “Ruiz de Luna” (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 42, Talavera de la Reina, 2008.



La audacia de Ruiz de Luna consistió en no renunciar al proyecto iniciado en 1908. Decidió continuar con el alfar en solitario, comprometiéndose a pagar a los inversores salientes la parte del capital que les correspondía en el plazo de cinco años. En 1919 ya era completamente suyo el establecimiento, Juan Ruiz de Luna actuaría como director-gerente, mientras que Francisco Arroyo Santamaría, ocuparía el cargo de apoderado general, y encargado del taller de pintura artística.

Una nueva época que se desarrollaría hasta 1942, periodo de esplendor en el que emprende ambiciosos proyectos, recibe premios y críticas excelentes. También es el momento en el que aúnan esfuerzo sus hijos Juan, Rafael y Antonio, así como su nieto, Juan Manuel Arroyo, hijo de Francisco Arroyo Santamaría. Consolidación y expansión de la fábrica que se traduce, entre otros aspectos, en la apertura de una tienda-exposición en Madrid en 1922, concretamente en la calle Floridablanca nº 3.

 

De izquierda a derecha, Antonio, Juan y Rafael Ruiz de Luna Arroyo (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 23, Talavera de la Reina, 2008.
De izquierda a derecha, Antonio, Juan y Rafael Ruiz de Luna Arroyo (Archivo de Amparo Ruiz de Luna). En El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica Ruiz de Luna. Nuestra Señora del Prado, pág. 23, Talavera de la Reina, 2008.


Época dorada, como decimos, en la que se elaboran producciones y conjuntos de azulejería emblemáticos, como la portada de la fábrica (1914), los zócalos del camarín y zaguán de la sacristía de la Basílica de Nuestra Señora del Prado (1914), el retablo de Santiago  (1917), la fuente del Rosedal en Rosario de Santa Fe (Argentina, 1928), el retablo de la iglesia de Castillo de Bayuela (1930-1934), el zaguán del Palacio de Pimentel en Valladolid (1939-1940)…; un sinfín de obras magníficas que suponen un exponente representativo de la versatilidad y buen hacer cerámico de la fábrica durante estas décadas.

Tal como dijimos más arriba, la cerámica de Ruiz de Luna pretendió impulsar la recuperación del período histórico y artístico, el del Siglo de Oro, en el que Talavera había surtido de excelente azulejería y piezas cerámicas a palacios de la realeza, nobiliarios, y loza de uso ordinario entre las clases menos pudientes. La fábrica de “Nuestra Señora del Prado”, no solo copió modelos propios de tradición alfarera, sino que comenzó a reproducir lienzos de insignes artistas, como El Greco o Velázquez, siempre con una altísima calidad, tal como señala el profesor Fernando González Moreno.

La llegada de la Guerra Civil, supuso un punto de inflexión y quebranto en la actividad del alfar. Prosiguió su labor, pero con dificultades. Por una parte, acusó la falta de materias primas, especialmente los óxidos para colores y el estaño para el esmalte, en parte por las dificultades de  importación. Por otra, también repercutió la escasez de mano de obra. Pero la fábrica se mantuvo viva, gracias a encargos como el Hogar del Soldado de Segovia (1938-1939). Cabe destacar que como consecuencia de los daños causados por la guerra llegaron a perderse cerca de doscientas piezas del Museo Antiguo creado por Ruiz de Luna, ejemplares de los siglos XVI y XVII.

En 1939, Francisco Arroyo Santamaría, el que había sido jefe de talleres y director artístico desde la marcha de Guijo, y coprotagonista de una de las etapas más álgidas de la fábrica, la dejó por circunstancias no precisas, colaborando posteriormente con “El Carmen”, y más tarde con Pedro de la Cal, en Puente del Arzobispo, donde contribuirá al reconocimiento y calidad de este centro productivo.

 

Familia de Ruiz de Luna. 1944
Familia de Ruiz de Luna. 1944



El agotamiento y debilitamiento físico, motiva que Juan Ruiz de Luna delegue la dirección del negocio en sus hijos en 1942: Juan, Rafael, Antonio y Salvador Ruiz de Luna Arroyo. Este hecho supone el inicio de la tercera época de la fábrica, que se prolongará hasta su cierre definitivo en 1961. Ahora quedará constituida bajo la denominación “Cerámica Ruiz de Luna S.L”.

La fábrica continuará con su línea de producción variada, atendiendo a los diferentes encargos que le llegan tanto desde España, como del extranjero. Sigue siendo reconocido y valorado el trabajo desarrollado, recibiendo como antaño numerosas distinciones y premios. Además también siguieron incrementando la adquisición de piezas para la colección ya iniciada por el propio Juan Ruiz de Luna, que moriría tres años más tarde de la cesión a sus hijos, en 1945.

En 1961 la fábrica de cerámica cerró sus puertas por suspensión de pagos, aunque las piezas permanecieron en lo que era fábrica-museo hasta el año 1979. En 1963, la Dirección General de Bellas Artes, junto a la Diputación Provincial de Toledo, y el Ayuntamiento de Talavera de la Reina, compraron por Orden Ministerial a los herederos la colección, evitando de esta forma su dispersión. Si bien dicha colección vivió un peregrinaje singular, su destino final fue el actual Museo de Cerámica Ruiz de Luna de Talavera de la Reina. De esta forma, la colección atesorada por Juan Ruiz de Luna y sus descendientes, que integraban los fondos de la casa fábrica y museo de lo que fue el alfar de “Nuestra Señora del Prado”, se constituyó en el germen del Museo abierto al público en el mes de febrero de 1996.

En 1863 nació Juan Ruiz de Luna Rojas. Cien años después, en 1963, se procedió a la compra de su colección base del actual Museo de Cerámica Ruiz de Luna de Talavera de la Reina. En 2023, sesenta años más tarde recordamos también esta circunstancia.

Bibliografía

 

  • GONZÁLEZ MORENO, Fernando: Decadencia y revival de la azulejería talaverana: retablos, alfares y paneles de Renacimiento Ruiz de Luna, Talavera de la Reina, 2002.
  • HURLEY MOLINA, María Isabel: Talavera y los Ruiz de Luna, Talavera de la Reina, 1989.
  • PORTELA HERNANDO, Domingo, y CABALLERO KLINK, Alfonso: “El Museo de Cerámica Ruiz de Luna de Talavera de la Reina: la identidad de la ciudad”, en Boletín del Museo Arqueológico Nacional, Nº Extra 35, págs. 971-981, Madrid, 2017.
  • VACA GONZÁLEZ, Diodoro, y RUIZ DE LUNA, Juan: Historia de la cerámica de Talavera de la Reina y algunos datos sobre la de Puente del Arzobispo, Madrid, 1943. 
  • VV. AA.: Atempora. 6.000 años de cerámica en Castilla-La Mancha. Del esplendor de Talavera y Puente a nuestros días, Toledo, 2018.
  • VV. AA.: El arte redivivo. Ier centenario. Fábrica de Cerámica Ruiz de Luna Nuestra Señora del Prado, Talavera de la Reina, 2008.

 

Autor: Luis Francisco Peñalver 
(Presidente de la Asociación de Amigos del Museo de Cerámica)

Comentarios: 5

Arsenio el Mié, 12/07/2023 - 12:47

Excelente repaso de la obra y genial producción del magnífico Ruiz de Luna.

Juan Fuentes. el Mié, 12/07/2023 - 13:28

El arte de la cerámica debe abarcar grand s conocimientos. A veces pienso que deberíamos tener más de una vida, estoy seguro que si tuviese otra vida, intentaría trabajar en la cerámica
Mi admiración y respeto a esta saga de ceramistas artísticos y que siga el hilo de ejemplaridad para todos.

Estela Sanchez… el Mié, 12/07/2023 - 18:12

Estupendo articulo, sobre mi querido bisabuelo. Gracias.

M. Belén Fern… el Jue, 13/07/2023 - 13:04

Estupendo artículo, con mucha informacion que conviene recordar y para los que no la tenían tambien.Me satisface haber tenido esa experiencia tan rica con Atempora y haber podido vivir el Museo Ruiz de Luna desde dentro . Gracias por estar siempre tan pendiente .Saludos

Gregorio Gonzalez el Jue, 13/07/2023 - 16:22

Nada sobra pero nada falta

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